En kioscos: Abril 2024
Suscripción Comprar
es | fr | en | +
Accéder au menu

LA CRISIS DE VALORES Y EL HORROR ECONOMICO-LABORAL. Por Mario Osses Quirós

Ciertamente la Crisis actual no está restringida apenas al ámbito meramente económico. Disciplina la cual según Informe emitido por las propias Naciones Unidas reconoce como fuente primigenia el campo antropológico cultural de un pueblo. Porque, como debe saberse, esta ciencia o pseudo-ciencia se pone precisamente en ejercicio dejando de ser mera teoría o doctrina, cuando a su respecto se definen políticas específicas, originándose así la “política económica” es decir, la o las acciones concretas que le darán cuerpo y verdadero sentido a los enunciados doctrinales. Y, como nadie tiene derecho a ignorar, la política a su vez obedece también a factores de carácter antropológico-cultural en que la idiosincrasia misma de los pueblos juega un papel importantísimo como también su propia geografía. La historia ha demostrado ya suficientemente el gravísimo e inexcusable error de aquéllos que han querido sustentar lo contrario o inclusive han elaborado ideologías o corrientes ideológicas que ignoran la importancia capital de estos elementos que no son precisamente de cuño material o materialista.

Es más, y como nadie debe tampoco ignorarlo, el elemento confianza es ciertamente un factor elementalísimo en el proceso económico general: si este factor de carácter eminentemente psicológico y en gran medida también cultural, no concurre, toda medida de carácter propiamente económico estará destinada al fracaso. Así ha quedado palmariamente demostrado en lo que se conoce como la historia de las Crisis Económicas. Pese a lo cual, lamentablemente, por el propio influjo de esas erradas ideologías y también por la gravitación enorme que ejerce la concepción neo-utilitarista en boga -y no neoliberal como se pretende- se suele silenciar. Como si en este punto crucial se hubieran puesto tácitamente de acuerdo quienes pueden ser motejados de izquierdistas marxistas-leninistas como aquéllos que se encuadran dentro de esta implacable e inhumana corriente económica que reconoce su origen en la Escuela de Chicago. Confirmándose con ello el acierto y veracidad de la célebre respuesta de un filósofo cuando sostuviera que, en lo fundamental, esos socialismos y esos liberalismos se identificaban: ambos son de cuño igualmente materialista. Y ésta es una verdad inconcusa que no admite frente a la realidad histórica, contraargumentos de ninguna especie porque, como sostendría el propio Marx, “los hechos son porfiados”.

Y éste es precisamente el cuadro económico, social y político que se da en forma ostensible y grotesca en Chile en el momento presente y desde hace algunas décadas. Sin duda ninguna, causando un grave daño a la inmensa mayoría de su población que observa y constata cotidianamente, el desalmado proceso de concentración económica que vive el País. Ello acontece principalmente porque “todo se organiza, prevee, prohibe y realiza en función de la ganancia”…. –ella- tiene la prioridad -más absoluta- … en función de la cual se instituye lo demás”, inclusive la Educación. Lo que no tan sólo constituye un verdadero delito de lesa cultura sino también demuestra que nuestros Gobiernos y “clase política” todavía no logran comprender ni asimilar un hecho esencialmente político fundamental: que el destino de los pueblos y de las naciones hoy en día está cardinalmente marcado por la calidad de su Educación que debe estar a la altura de la inédita Revolución Científico-Tecnológica moderna. En que debe concedérsele primerísima prioridad así como también, fundamental apoyo a la investigación científico-tecnológica. Porque es precisamente en este plano que se fundamenta hoy en día la tenebrosa y trágica diferencia entre los países del llamado Primer Mundo y nosotros “Los de las Américas” que seguimos perteneciendo al Tercer Mundo, a los Subdesarrollados…, por más que algunos iluminados en su extravío materialista intenten sostener lo contrario fundándose débilmente en razones “estrictamente económicas” y en su aspecto meramente cuantitativo. Pero olvidando lo fundamental, que es el desarrollo integral de los pueblos, en que debe reinar inexcusablemente la Justicia Distributiva, que ya Aristóteles hace 2500 años precisara en su significación medular.

Pero hay un hecho no menos sorprendente y que incide en forma directa en “la drástica disminución de los puestos de trabajo, provocada en gran medida” por esta Revolución inédita en la Historia y que corre a parejas con las nuevas formas que asume el viejo Colonialismo que imperara hace dos siglos en América Latina. Con una diferencia fundamental: en aquella época nuestros próceres y forjadores de las Nuevas Repúblicas, tenían cabal conciencia acerca de la inadmisibilidad de dicho vasallaje, para ellos intolerable. Mientras que hoy en día este proceso de recolonización suele hacerse con la propia aquiescencia de la actual ciudadanía… No tan sólo con la complicidad de ciertos sectores vocacionados al ejercicio de los grandes negocios -como ya lo advertía Balmaceda- sino también, por vastos sectores de nuestra población que sin querer queriendo, no tan sólo asumen costumbres, modismos y lenguaje de estos nuevos colonizadores de cuño imperialista sino que además, veneran su lenguaje y asumen sus decadentes y falsos Valores.

Peor aún, y como bien sostiene un libro de reciente circulación escrito por Viviane Forrester: “es verdad que los pueblos están cansados -débiles o hambrientos- ya cedieron demasiado… Están muy solos, abrumados por ese aparato de dimensiones monstruosas llamado “pensamiento único”. Y que un autor norteamericano en difundida obra analizara descarnadamente. En efecto, “se encuentran en un punto de inflexión más peligroso de lo que aparenta y en el cual, PREFIEREN NO PENSAR -de aquí el éxito de la farándula y el hedonismo- por el momento, están dispuestos a prestar oídos a las viejas leyendas repetidas durante las veladas en las que duermen dulcemente… Acunados por el cuento de que los países ricos son por ello países prósperos”, lo cual, como nadie debe ignorar, constituye el más atroz de los engaños: baste pensar en la Crisis deflagrada el 2008 y que refluye últimamente con soterrada intensidad o, en los sectores cada vez más grandes de creciente y oculta pobreza que suele además disfrazarse por la avasalladora ola delictual que impúdicamente y tal vez para consuelo nuestro, exhiben a través de infinito número de programas televisivos y películas con alto “rating”…

Cuando nadie puede ni debe ignorar la irrecusable importancia que reviste “aprender a pensar” como asimismo precavernos para que nuestro frágil e inseguro pensamiento no se vea “desviado” por aquél que se nos impone desde fuera, convenciéndonos de que la felicidad va a tocar la puerta en cualquier momento… Pero ésta nunca llega… Y estamos de este modo de hecho “anestesiados” por esa clase de discursos y argumentos que se difunden mañosamente a través de los medios de difusión masiva monopolizados por Grupos Económicos que imponen sus normas ya inclusive, en el ámbito moral. Atropellando en esta forma, no tan sólo nuestros derechos patrimoniales, especialmente nuestros Recursos Naturales que son inherentes a la Soberanía Nacional, sino también nuestros Valores, Principios y Tradiciones. Con lo cual asimismo estamos perdiendo absolutamente nuestra propia identidad etno-cultural, histórica y geográfica.

De este modo, es lícito concluir con la misma autora: “Lo más importante -sin duda ninguna- es que ha sucedido una Revolución -verdadera y nefasta- sin que nos diéramos cuenta. Una Revolución drástica, silenciosa -como escribiera un político chileno tan ligado al “negocio” de la Educación- sin teorías declaradas ni ideologías expresas. Se impuso por medio de hechos consumados y en silencio sin… el menor anuncio…”. En otras palabras: ¡a mansalva!

Y son tan extraordinariamente efectivos sus “resultados” que la gran mayoría de nuestros pseudo-ciudadanos no tan sólo parecen ignorarlo sino lo que es peor, han perdido toda capacidad de reacción. La cual, como debe saberse para que se origine necesita un mínimo de lucidez mental previo. A tales extremos que ya “no deploramos más los salarios de hambre…, el subempleo…” y no faltan aquéllos que aplauden de pie la ingeniosa receta motejada como “flexibilidad laboral”.

Sin que podamos ignorar otro hecho de inconcebibles dimensiones y que llena de sombras el futuro económico y político de todos los países: “El aumento galopante del desempleo tiende a equiparar gradualmente a los países desarrollados con los del Tercer Mundo en cuanto se refiere a la pobreza. –Muy- al contrario de la esperada propagación de la prosperidad, se observa la MUNDIALIZACION DE LA POBREZA” que, en el hecho, aunque parezca a primera vista paradojal, corre a parejas con el llamado proceso de la Globalización. Porque si bien ha servido para el mayor enriquecimiento de unos pocos, atendida la naturaleza misma de sus mecanismos internos y de sus propósitos, está radicalmente vinculado con el aumento de la miseria a nivel planetario.

Y para concluir, como hemos escrito –en un libro no publicado- bajo el título de “Más allá de la Crisis del 2008”, todo este proceso se ha facilitado grandemente merced a la utilización de un azucarado lenguaje en que se introduce el veneno. Casi, provocando los agradecimientos y la alegría de las propias víctimas que, inocentemente, no tan sólo lo aceptan sino que no raro lo reclaman. Porque se ha llegado a un preciosismo y eficacia tan grande a través de sofismas o galimatías que se divulgan a través de los medios de difusión masiva. “Atractivos y seductores”, como la engañosa propaganda de los cigarrillos que exhibe a un cronopio montado en un hermoso y saludable caballo sobre una colina rodeada por un bello paisaje natural… pero, que está fumando, es decir ¡contaminando!… Mentiras tan escandalosas como cuando “todos los políticos proclaman a voz en cuello sus ansias de combatir el desempleo -y sin embargo- el anuncio reciente de una baja de éste en los EEUU. Provocó una caída en las bolsas alrededor del mundo”…Así como “los mismos mercados tuvieron un brusco ascenso cuando Xerox anunció el despido masivo de decenas de miles de empleados…”.

La situación es todavía mucho más grave y compleja. Como entre otros lo analiza Eduardo Alvarez Puga en su best seller mundial -tan ignorado en Chile- que titulara “Maldito Mercado” (pág 68). Porque en efecto, según explicita: “El problema no afecta solamente a los países del Tercer Mundo… El mercado mundial desde que dejó de ser una visión lejana y se convirtió en una realidad global FABRICA CADA AÑO MENOS GANADORES Y MAS PERDEDORES y no en el Tercer Mundo o en el Segundo sino también en los altos Centros del Capitalismo” . Citando a Hans Magnus Enzensberger: “Allá … son países o continentes enteros los que se ven abandonados o excluídos de los intercambios …; sectores cada vez más grandes de la población en la competencia cada día más -brutal y- grande por las calificaciones, no pueden seguir y caen”.

Baste pensar, como se ha divulgado por la prensa que, son por millares las empresas que por cada año y en diversos países de Europa “quiebran”… Pero, lo que es tal vez más preocupante ya que se sigue ocultando la realidad y de este modo engañando a la población, es el hecho de que -como enfatiza el autor- “todas estas tropelías cometidas en nombre de la ideología del mercado SE DISIMULAN -o esconden- bajo un lenguaje técnico y alambicado, solamente al alcance de unos cuantos iniciados. El recurso a estos procedimientos no es nuevo. También los ladrones, pícaros y rufianes durante los siglos XVI y XVII utilizaron para comunicarse las llamadas voces de germanía, jerga secreta solamente comprensible para los compañeros de comunidad… Así resulta relativamente fácil hacer que la gente comulgue con ruedas de molino”.

Y así también el propio “lenguaje económico está poblado de términos que endulzan una realidad muy amarga: bajo el término “reajuste empresarial” se encubre el drama de miles de trabajadores que son arrojados al infierno del paro; cuando se habla de “flexibilidad” se está concediendo a los empresarios la facultad de poder despedir a su antojo”

Frente a un cuadro político, social y económico tan desolador, cumple ofrecer una respuesta que en lo más sustantivo nos conduzca a Soluciones verdaderas y confiables. Sin que ello signifique redescubrir el Mediterráneo por segunda vez: se trata, por sobre todo, de enriquecer y potenciar nuestra capacidad mental para que a través de un análisis ponderado y juicioso comprendamos que la verdadera herramienta para un cambio que traiga auténtico beneficio social y prosperidad a nuestros pueblos, no se limita apenas al ámbito de nuestra inteligencia sino que además debe traducirse en la acción. Es decir, en nuestra efectiva, leal y desinteresada participación. Pero asimismo, comprendiendo que dicha decisión por sí misma es insuficiente si acaso se realiza en forma desorganizada. Por lo cual, es necesario organizarse, lo que implica necesariamente establecer órdenes o jerarquías lo que no pugna -como algunos erradamente creen- con el ejercicio de una verdadera Democracia capaz de garantizar la “igualdad de oportunidades” que no es lo mismo que la “igualdad de capacidades, de conocimientos, de experiencia o de ejecutoria” que deben caracterizar a los Dirigentes.

Entendiendo -diferentemente a “La dialéctica del amo y el esclavo” de Hegel- que, tanto los Jefes como los súbditos, los Dirigentes y los dirigidos, se necesitan por igual los unos con los otros. Y que, por tanto, ello no atenta contra el sagrado Principio de la Igualdad, sino que lo fortalece. Así como respecto de nuestra propia Libertad ésta se enriquece y proyecta si la ejercemos junto con los demás, gracias a lo cual se alcanzan Objetivos Mayores como por ejemplo el de la “Independencia Nacional” -según lo ha explicado Jaspers- y que hoy está ciertamente en grave peligro: la pérdida o usurpación de nuestros Recursos Naturales que son inherentes a la Soberanía Nacional -hay que insistir en ello- se torna más evidente y peligrosa que nunca. Y nos exige a todos, asumir el patriótico papel moral y constitucional de defender Nuestro Suelo, como está expresamente consagrado en nuestra Carta fundamental (artículo 22).

Mario Osses Quirós

Compartir este artículo