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La articulación de la conciencia de clase como mecanismo para defender y avanzar en la generación de empleo estable, digno y seguro. Por Marco Silva Cornejo

La precarización de las existencias es la condición de las actuales formas de empleabilidad y trabajo. El actual gobierno ha demostrado persistentemente su disposición de servicio al desarrollo de los intereses del capital criollo y transnacional. Todo ello bajo un manto de flexibilización y precarización de los derechos y garantías conquistados tras siglos de lucha por parte de los pobres del campo y la ciudad.

En materia legislativa es impresiónate como el gobierno del empresario presidente ha venido intentando reformar en la perspectiva de la precarización y la flexibilidad todas las reformas que obligaban a la clase patronal y dirigencial a comprometerse con la generación de ciertas garantías mínimas en materia de empleabilidad, impuestos, impactos ambientales entre otros.

El progresivo deterioro y precarización de la legislación vigente cuyo impacto directo se expresa en los modos de producción y en los formatos contractuales a los que quedan sujetos millones de chilenos con sus empleadores, tuvo como broche de oro la aprobación del TPP, máxima de “les affaire” (Smith) para las transnacionales y grandes grupos económicos. El poner libertades ilimitadas a las empresas en materias tan ancestrales como el derecho de semilla o en prácticas tan invasivas y panópticas de control social como los accesos sin restricciones que este acuerdo brinda a las empresas sobre la vida privada de los “consumidores cibernautas” ya no solo instala ambivalencia de la clase dominante sobre esta paradoja de liberar mercados y mercancías pero restringir las practicas, creencias y gustos de la población en general. Este tratado aprobado en la cámara de diputados con el acuerdo pleno de la bancada empresarial y dominante sumado al guiño cómplice de la Democracia Cristian y Los Radicales, partidos que por lo demás hace rato vienen señalando que su práctica de gobierno está al servicio de los empresarios y la reproducción del entramado de injusticias y precarizaciones que el modelo económico genera en grandes capas de la población.

Frente a la ofensiva que desde el gobierno está impulsando la administración de Piñera y que tiene directa relación con el liberar cualquier regulación para el flujo de mercancías y dinero, es necesario lograr unificar las demandas del paisaje social y articular en la perspectiva de la sobrevivencia y la calidad de vida de nosotros y de nuestra prole. Todas las formas de resistencia y espectáculo político que nuestra imaginación y nuestra dignidad logren representar. Se va madurando un espacio social administrado por la economía en donde los consumidores terminan siendo reducidos también a mercancía.

Es hora de comprender que: Mapuche, homosexuales, mujeres, jóvenes, trabajador@s, somos integralmente un mismo pueblo y en general somos herederos del mismo linaje de luchas sociales que otros dieron por nosotros en el pasado. Nuestra memoria histórica, nuestro presente y nuestro futuro, deben disponerse en la sintonía de comprender que el enemigo de la humanidad es el neoliberalismo globalizado y que en ese contexto este modelo solo flexibiliza y precariza la vida de los pobres y vulnerables, el modelo reproduce pobreza, porque se dieron cuenta que la pobreza es una forma de generar riqueza. Es por tanto desde la conciencia de clase, desde el profundo sentir de pueblo, que debemos avanzar en la corrección de lo que clase política dominante y sus nuevos secuaces (DC y PER) pretender imponer en Chile, porque es junto soñar con un país donde el agua no tenga precio ni dueño, por es justo cambiar el sistema de pensiones, porque es justo anhelar una salud digna y oportuna, porque es luchando como avanza el pueblo.

Marco Silva Cornejo
Mg. en ciencias sociales aplicadas.

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