Monsanto, la gigante transnacional de transgénicos, asociada con empresarios locales, pugna por apropiarse del control monopólico de las semillas chilenas. Si gana, habrá que acostumbrarse a que también manejen los precios de los alimentos.
Hay tres leyes en trámite en el Congreso que, aunque el gobierno y los empresarios lo nieguen, están tan ligadas; si una se cae, el resto tambalea o simplemente no será viable. Se trata del convenio UPOV 91 actualmente en revisión por el Tribunal Constitucional, del proyecto de ley sobre obtentores vegetales, y del proyecto de introducción de semillas transgénicas.
Las iniciativas en discusión tienen en común que benefician a la transnacional Monsanto, productora de más del 90% de la semilla transgénica del mundo, y a sus socios locales. Son leyes que afectan el patrimonio ancestral de campesinos e indígenas, vulneran la biodiversidad y la salud de todos los chilenos...
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