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La disciplinariedad militante de la Psicología Comunitaria: sobre la posibilidad de pensar en el Chile de hoy la construcción de poder popular comunitario. Por Marco Silva Cornejo

Pensar acciones de empoderamiento, de agencia, de desarrollo de capital cultural y social, de participación; en definitiva de fortalecimiento comunitario, en el marco de un país que representa el experimento económico por excelencia de Friedman y sus secuaces es sin duda como nos diría Sánchez (2006) una tarea que reviste dimensiones éticas, políticas e ideológicas. Favorecer la transformación social, recuperando la memoria histórica de las experiencias del poder popular desarrollado por el Mirismo y su continuidad histórica en diferentes expresiones orgánicas y sociales es una tarea prioritaria para quienes se identifican con la vereda de la periferia histórica y política de este país. La psicología Comunitaria no puede quedar atávica del corset académico y científico, tampoco puede hacer un acto de entreguismo suicidario en su coquetería como niña símbolo en las estrategias de implementación de políticas sociales de los gobiernos transicionales y aliancistas.

La psicología comunitaria debe apostar a la construcción del Poder Popular Comunitario. Un marco de sentido transformacional donde el fortalecimiento comunitario, la acción política y la organización a partir de la participación y el empoderamiento, vayan de la mano con acciones sistemáticas de recuperación de memoria histórica, acciones de hostigamiento y sabotaje al poder financiero transnacionalizado, acciones de solidaridad activa con las luchas sociales y populares de otros pueblos, como es el caso palestina, esa victima predilecta de Israel y su criminal invasión o como la acción criminalizante de las luchas y reivindicaciones con que el Estado chileno responde a la legitima demanda del mapuche.

La psicología comunitaria, que se identifique con el desarrollo del poder popular comunitario debe entender que la movilización y la protesta social y ciudadana son un mecanismo tan cotidiano y urgente como la necesidad de participación y empoderamiento. La psicología comunitaria que desarrolla esta identidad propuesta de disciplinariedad militante debe asumir una práctica transformacional y libradora, entendiendo que se constituye en la práctica y la relación cotidiana con los sujetos desde las entrañas mismas del monstruo, pues nuestras poblaciones, periferias y barrios constituyen la esencia digestiva de la maquina neoliberal: la barriada, la villa, la población son el alimento de la bestia. A ellos consume tanto a nivel de explotación para su reproducción como también desde la alienación que les genera con la invención de una falsa fantasía de bienestar, libertad y felicidad desde sus dispositivos de reproducción cultural y tecnológica.

El Poder Popular Comunitario, desarrollado desde la psicología comunitaria en tanto acción ética, política e ideológica y en tanto asume de manera condicionante que la libertad y el desarrollo de mayor bienestar para nuestros ciudadanos, pobladores mujeres y niños implica el desarrollo de una organización que posibilite la redistribución en las relación de poder, no perdiendo de vista que el verdadero objetivo de transformación es el neoliberalismo y todas sus formas de explotación en la nueva era del colonialismo y la esclavitud. Pues nos brindan trabajo precario y nos asfixian con las fantasías de consumo que representan el yugo global en esta nueva esclavitud que tiene su fundamento en el desarrollo tecnológico y financiero observando con estupor como la clase política gobernante se hace cómplice de este entramado digestivo neoliberal.

Es tarea entonces de la Psicología Comunitaria sumarse a los inagotables y diversos esfuerzos de resistencia global y disponer su trabajo en la construcción de una correlación de fuerzas que fortalezca el espacio comunitario, que desarrolle poder popular y que impulse la trasformación de las actuales formas de dominación por espacios de construcción social con mayor participación, democracia e igualdad.

Marco Silva Cornejo Mg. en Ciencias Sociales Aplicadas

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