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La educación no es una cuestión de fe… por Gastón Tagle

Con relación al excelente comentario del colega (porque somos colegas) Jorge Gibert, en su columna “La reforma de la educación universitaria: un asunto de fe”, resulta motivante agregar comentarios ad hoc, esto es con relación a lo dicho por la autoridad y mi colega. La ministra apunta a la fe, cuando habla del tema de la calidad, el punto es que la educación superior (primaria y secundaria, también) no puede descansar sobre la fe. No, no es un asunto de fe. En la academia todo debe ser probado, evidenciado, corroborado y criticado, nada más ajeno a la fe. Tal vez la ministra habla de la fe del sacristán (…para que nunca recemos como el sacristán los versos, decía León Felipe), o sea, que repite frases hechas como a las que nos tienen acostumbrados quienes se dedican a la política [partidista] como ella: “dejar que las instituciones funcionen”, “es un acto republicano”, “es una persona íntegra”, “se hizo justicia”, “he votado en conciencia” y un montón de idioteces más de marca mayor. Habría que investigar, rigurosamente, a la autoridad que emitió esta afirmación… O tal vez la autoridad buscaba congraciarse con algunos individuos de su coalición (y de la oposición) que gustan escuchar la palabra fe y así poder solazarse en su conciencia de que el trabajo ya está hecho. En cuanto a lo que dice el colega, no sé qué parámetros usa para decir que “Francia y Alemania, por ejemplo, no tienen universidades tan buenas como los ingleses o los norteamericanos”; especialmente si buscamos en los sacrosantos indicadores o, vayamos más lejos, en los resultados de las universidades europeas (dicho sea de paso, los ingleses no se consideran europeos). Primero, la gran mayoría de los profesores de las universidades de USA son extranjeros (europeos o de otras latitudes), los inventos más notables de la humanidad vienen de las universidades europeas o de profesionales que estudiaron en Europa y si de fe hablamos, ¿habrá mejores teólogos que los alemanes? El país más industrializado (por usar un parámetro funcional a los indicadores neoliberales) del mundo es Alemania; claro que Obama (graduado de la Universidad de Columbia y de la Harvard Law School) , que dirige el país más poderoso del planeta, según una encuesta hecha en USA, dijo que los norteamericanos inventaron el automóvil (¡!). Y no es el único ejemplo de un discurso tan desaguisado.

Lo que nos pasa es que nos han hecho (por la fuerza de las armas años atrás y por la fuerza de la burocracia ahora) vagar por modas que tienen una impronta economicista, en donde todo ha de ser medido y cuantificado, con parámetros que desde un principio obviaron la parte más importante: las personas. Ningún ser humano funciona, desde la perspectiva biológica y psicológica, de manera binaria. La emoción está muy por encima de la burda cuantificación y de los indicadores, lo que sucede es que aquellos que tomaron las riendas de la educación, v.g. economistas y sus “sicarios”, han sido incapaces de “medir” la noble condición humana de pensar, entonces la han llevado al nivel de esquema. Así, las palabras de la ministra resultan vacías, estereotipadas y sustentadas en la fe del carbonero, ¡ignorancia pura!

Veo a los europeos complicados con estos nuevos sistemas de acreditación, me consta que Alemania no los usa, para qué si el sistema les funciona. El resto sufre, observa cómo le van degradando un sistema que les ha funcionado muy bien y que por cierto puede mejorarse. Si para llegar a donde están hoy, antes hubo un Da Vinci, un Miguel Ángel, Un Durero, Un Machado y un Unamuno, una García Lorca, un Modigliani, un Neruda y una Mistral, un Borges y un Cortázar, un Beethoven y un Mozart, un Nietszche y un Focault, un Nobel y un Fleming, un Diesel y un Ferrari y el último que perdimos: Eco, un maestro. Y muchos otros más. ¿Hay algo mejor que lo mencionado?, todo ese conocimiento surgió sin los odiosos indicadores, sin aquellos que sólo han transformado el conocimiento en algo que se puede transar y medir económicamente, en un elemento sólo cognosible a través de publicaciones indexadas que desplazan al libro, porque es más fácil leerlas. Eso, sin mencionar que las publicaciones indexadas son empresas privadas, curioso ¿no? No, la educación no es cosa de fe, es cosa de erudición y eso no se puede medir…

Dr. Gastón Tagle Orellana, Académico de la Universidad de Valparaíso

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