Los espacios educativos son campos de disputa ideológicos y de sentidos comunes, por la condición natural de acompañar la formación de personas por muchos años. El orden social, o los mandatos considerados correctos por el poder político son implementados a partir de diseños, que tiene como génesis, los idearios considerados válidos por quienes deciden y ejercen el control de estas estructuras.
La reproducción de la cultura dominante a través de las acciones pedagógicas rutinizan la cultura escolar, codificando, homogeneizando y sistematizando el mensaje por medio de quienes los transmiten (Bourdieu y Passeron, 1977). Bajo esta premisa, la historia feminista y la perspectiva de género están cuestionando empíricamente la reproducción de la cultura dominante de carácter androcéntrico que reproduce brechas y violencias en contra de las mujeres desde que ingresan a la educación formal.
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