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El paro de octubre de 1972

La primera ofensiva para derrocar al gobierno de la UP

Al comenzar el año 1972, la bonanza económica del primer año de la Unidad Popular (UP) se ve seriamente afectada. Desaparecen productos como aceite, café, harina y muchos otros, primero durante días, luego durante semanas y meses. A veces se les puede adquirir a precios oficiales haciendo largas colas; sino en el floreciente mercado negro a precios bastante más altos.

En 1972 la penuria se generaliza. La inflación se desencadena: en 1971 había sido sólo de 22%, menor que los años anteriores, pero al 30 de septiembre de 1972 alcanza 99,8% (1), es decir alrededor de un 10% mensual. Aunque la compensa un reajuste de salarios, la vida es difícil: la población corre a comprar, antes del alza.

Los dirigentes de la UP discuten cómo enfrentar penuria e inflación. El sector más “radical” pugna por consolidar el sector social de la economía, estatizando los sectores claves. Mientras que los “moderados” quieren hacer una pausa, limitando las nacionalizaciones. Prevalece esta opción defendida por el PC, parte del PS del PR y del MAPU, y por el propio Salvador Allende. Se forma un gabinete donde los líderes “moderados”, Carlos Matus (PS) y Orlando Millas (PC), quedan a cargo de los ministerios económicos. Éstos abren negociaciones con la directiva de la DC, presidida por Renán Fuentealba, sobre los límites de la propiedad social.

El gobierno hace concesiones mayores: acepta reducir a 80 las empresas a nacionalizar; restringir las facultades del Ejecutivo en materia de expropiaciones y considera las “empresas de trabajadores” que propone la DC. Pero cuando están cerca de un acuerdo, el “diálogo” fracasa tras una intervención directa del ex presidente Frei Montalva, opuesto a todo entendimiento con el gobierno (2). Este fracaso consolida la alianza entre la DC y el derechista PN.

En septiembre de 1971, un cónclave empresarial en Viña del Mar había constituido una organización cuyo objetivo era “el derrocamiento del régimen del señor Allende”, afirma Orlando Sáenz, presidente de la SOFOFA. Es copiosamente financiada, algo desde Chile, mucho desde el extranjero (3).

Los empresarios conjurados preparan la huelga, que tuvo una “larguísima gestación” (4). Paradójicamente, reconocen que la sociedad se divide en clases y buscan utilizar los conflictos entre ellas para formar un bloque con los sectores sociales que por algún motivo, real o imaginario, se oponen al proyecto socialista. Su problema -explica Mattelart- “es que otras clases defiendan sus intereses convenciéndolos de que también son los suyos. En términos leninistas, necesitan una línea de masas” (5).

Así, crean o refuerzan organizaciones de grupos sociales propensos a actuar contra el gobierno. Por ejemplo, León Vilarín, relacionado con sindicatos estadounidenses, consigue agrupar a 169 sindicatos de dueños de camiones en una confederación, que reúne a los propietarios de un camión con los de una flota, todos molestos con los precios fijos y (...)

Artículo completo: 1 455 palabras.

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Jorge Magasich

Historiador.

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