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La violencia está aquí y ha llegado para quedarse por Daniel Malpartida

En 1970 nos preguntábamos si era distinta la violencia del Estado que la violencia del revolucionario. Hoy sabemos de memoria la respuesta. Hoy a 30 años de la invasión del modelo neoliberal con la absoluta complicidad de la dictadura militar y los civiles obsecuentes, podemos replantearnos la pregunta o hacer algún giro sobre la misma.

¿Es diferente las violencia de este Estado que la violencia que encarnan los estudiantes?. Ingenuamente Hessel inspirador del movimiento “Los Indignados” sugiere a los estudiantes chilenos que no empleen la violencia. “lo único que no debemos permitir es la violencia en ninguna de sus formas”. Pero del mismo modo enfatizó: “ninguna oligarquía económica y política puede ser aceptada, pues no ayudan ni a las democracias ni a los sistemas democráticos”. No es posible prescindir de la violencia. A menos que los estudiantes y la ciudadanía tomen el lugar de las víctimas.

Por ahora el Estado chileno actual bajando el tono acusa de anárquicos a los estudiantes, de ilegitimidad, de irresponsables, de faltos de rigor. A los encapuchados de lumpen y de actores del disturbio social. Los estudiantes acusan de represor al Estado. De doble discurso. De manipular los datos y los hechos. Ninguno de los dos por ahora quiere utilizar la palabra violencia.

Aunque ha dicho un líder estudiantil. “Hay que prepararse para tiempos difíciles”. Y en efecto los que tenemos 60 años bien sabemos que esta es la realidad que se aproxima.

La historia nos advierte y nos enseña una vez que a la violencia del Estado se le responde con otra violencia. ¿Es que no hay violencia en ninguno de los actos del Estado contra el ciudadano? ¿Es que no hay violencia en el accionar meditado del movimiento estudiantil?. La violencia es también un fenómeno político, cultural, económico y no sólo como muchos quisieran, un problema ético.

“Más temprano que tarde se abrirán las alamedas". Yo digo que más temprano que tarde, los ciudadanos se darán cuenta y ya se están dando cuenta que es muy otra la realidad, la de un Estado neoliberal que protege a los nuevos ricos, a los ricos de siempre, a las empresa, transnacionales y corporaciones. ¿No es violento ese proteccionismo en desmedro del ciudadano? Como no va a ser violento que el 15 % acumule en dinero lo que gana el 85% del país. Y escuchamos decir al presidente en una de sus tantas expresiones maniacas que en una década Chile saldrá del subdesarrollo. Es decir en una década el 15% “saldrá del subdesarrollo” en tanto el 85% será la tracción a sangre que los mantendrá en la sociedad del espectáculo. Ese era el sueño de este gobierno. El sueño terminó. Chile no saldrá del subdesarrollo y los neoliberales tendrán que asumir los altísimos costos de sus miedos frente a la posibilidad de los cambios. Así ellos mismos y su ideóloga están convirtiéndose aquí y ahora en vehículos de la violencia.

Y sordos y ciegos avanzan rumbo a su naufragio. Al cerrarse al diálogo y al cambio, caen de sus cruces de miga directo a su calvario. Cuando el Estado quiere proferir la última palabra lo que hace es intentar imponerse tiránicamente dejando en consecuencia el campo abierto a la violencia. En cambio los estudiantes generan un proyecto para la acción. Piensan en redes. No quieren que los representen, quieren estas presentes y ser actores de los cambios. Es la violencia del cambio, es una violencia sanadora, una violencia que libera y que se distingue de la violencia del Estado encargada de destruir las aspiraciones de la mayorías.

Los ciudadanos no queremos mediadores, leguleyos, edecanes. Tampoco negociantes de fanfarria o alcahuetes del mercado. Queremos una democracia en tiempo real, aquí y ahora, con la menor tramitación posible. Lo que queremos es acelerar todos los procesos. Y sobre todo, no queremos que piensen por nosotros.

¿Cómo este gobierno -no habría de vivir como violenta- esta propuesta de cambio?. El Estado actual intenta por todos los medios disponibles neutralizar el cambio que no solo está ocurriendo en Chile, sino en gran parte del planeta. Así la violencia del Estado va entrando en su conocido círculo vicioso. Esta vieja política ha comenzado a dar muestra de regresión: un gobierno acéfalo navega sin palabras por el mar de la incertidumbre he hiza la bandera conservadora y se alista a justificar su accionar violento. Son los representantes del neoliberalismo que no trajo ningún paraíso capitalista como fin de la historia. La vieja política continúa siendo la representante de la arrogancia, la soberanía y el machismo. Y será con su pensamiento de digitígrado la absoluta responsable de lo que en chile suceda en los próximos meses.

Excurso

Terminaba anoche de escribir este artículo. Cuando hoy por la mañana se desato la violencia. “Grupo de encapuchados quema un bus del transantiago e ingresa a la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile”. Rápidamente el gobierno emplea la palabra “vamos a combatir a esta personas”. “No dudaremos en aplicar la ley de seguridad del Estado” ¿?.

Aparece ya el anuncio archiconocido el retorno de la violencia del Estado contra los ciudadanos y la reactivación de la represión. Sordos y ciegos quieren combatir el cambio de mentalidad que es ahora global. Los ciudadanos se están expresando. Y cuanto más se expresen más denudo quedará este gobierno y con tanto más fervor echara mano a la violencia institucionalizada. Es la única salida de la vieja política. Es decir van a combatir la lógica mundial del cambio. La violencia ha llegado, para quedarse y Chile es su nuevo territorio.

Daniel Malpartida. Psicoanalista Del Nuevo Extremo. 18 de octubre de 2011

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