Pocas veces hechos como los ocurridos el 30 de septiembre en Ecuador, han provocado tan inequívocos sentimientos de pesar y rechazo de la comunidad internacional. Desde las instituciones hasta personalidades públicas de los ámbitos más diversos han manifestado sus deseos de mantener y reforzar la democracia ecuatoriana. Todos han sido explícitos y han tomado posición, independientemente de la perspectiva política y visión de la sociedad que sustenten.
Lo anterior nos puede llevar a pensar que la democracia ecuatoriana no está suficientemente consolidada para enfrentar conflictos; en consecuencia, lo importante no es el sentido y dirección que tomen aquellos, sino la génesis de los mismos...
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