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Las coloridas telas. Por Gabriel Assad

A mi entender, en Argentina, las artes plásticas no han podido todavía recuperar las fuerzas que supieron ganar hasta la década del 70.

Hasta esos años, algunos artistas e incluso grupos o colectivos supieron representar el sentimiento de un pueblo en búsqueda de una identidad local y latinoamericana. Tomemos en referencia figuras tales como Berni, Quinquela Martin, Soldi el grupo de la Boca, grupo Espartaco, etc.

Años de desintegración intelectual, desidia y saqueo organizado dieron como resultado un fenómeno de vaciamiento cultural.

En la actualidad, se siguen copiando recetas extranjeras que parecieron superadas. Los artistas latinoamericanos partían a Europa a buscar su bautismo profesional con la mirada puesta en la cultura europea hasta la segunda guerra mundial. Luego fue EEUU quien supo seducirlos.

Desde allí el arte como testigo de un tiempo es acorralado por las manchas sin forma de los aerosoles flúor, las performance, lo individualista por sobre lo colectivo, lo efímero y lo incierto.

Si los registros de la historia quedan solo en manos de los medios o la industria seremos víctimas del abuso y la manipulación sistemática de toda información para crear una realidad que no nos representa.

“Un artista debe vivir con los ojos abiertos. Pero nunca, por más apremiante que sea la realidad, debe abandonar el arte” Antonio Berni

Ceder la cultura es entregar nuestro patrimonio y seguir siendo los Invisiblilizados que no poseen ni medios ni recursos.

Hoy se estima que hay alrededor de 10.000 artistas plásticos en Argentina de los cuales la mayoría se desempeña en otra actividad. El 25% trabaja en cargos públicos en escuelas y universidades o en clases particulares vendiendo obras a alumnos y familiares. Solo un 2% vive exclusivamente con el producido de la venta de su obra*. De los quince artistas más exitosos del momento de nuestro país la mayoría supera los setenta años de edad.*

Los circuitos de arte son cerrados a las manifestaciones artísticas populares. Relegando el valor de lo producido, aceptando el hacer popular como artesanía y la copia de lo extranjero como ARTE.

"El arte es lo que resiste: resiste a la muerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergüenza" Deleuze

Inocentes e infantiles locales comerciales reparten en sus escaparates dulces que enferman con caries los pensamientos de un pueblo dócil.Los que se contentan con este efímero momento de fama, sacrifican por un lado el tiempo necesario al aprendizaje y la maduración que solo se alcanza de la mano de los maestros tan necesaria para la transmisión de las experiencias generacionales. Aceptando el engañoso concepto de que todo es arte, tan alentado por el capitalismo, despojando de la obra cualquier intento de referencia social o postura políticamente comprometida.

El resultado de esta visión, propia de esta lógica pasatista es que cuanto más alejado de los valores humanos esenciales la obra se encuentre más cerca esta de ser llamada ARTE.

Si se entiende el arte como resistencia y construcción habrá entonces que saber crear con lo poco que nos dejaron, buscando nuevas posibilidades. Esta es la labor de los nuevos creadores.

En el futuro debemos tratar de comprender que nos pretenden mostrar las supuestas inocentes y coloridas telas.

*Revista Forbes 11/2013

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Música. Acrílico sobre tela de Gabriel Assad

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