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Subordinación hacendal, reforma agraria, emancipación precaria

Las mujeres del campo

Campesinos, inquilinos, pequeños propietarios y asalariados agrícolas ganaron en derechos gracias a la Ley de Reforma Agraria y la de sindicalización campesina. Unos al acceso a tierras mientras los asalariados igualaron las condiciones de trabajo con los trabajadores urbanos. Las mujeres en cambio, no fueron objeto de políticas públicas de reparto de bienes como la tierra. En ese período se las pensaba como dependientes de sus maridos gozando sólo como “derecho habientes” de lo que lograron obtener sus pares hombres. Hacia el fin de un modelo de desarrollo “hacia adentro” marcado por las políticas redistributivas hacia un sector de la sociedad que vivía cautivo del sistema de dominación hacendal, todavía se pensaba a las mujeres en relación a su lugar en la familia y en el sistema de parentesco como madres, abuelas, hijas, hermanas, tías…

La historia de las mujeres del campo ha estado sujeta a los vaivenes del capital, los modos de tenencia de la tierra y los modelos de desarrollo, y a los tipos de familia. Hacia fines del siglo XIX se las reclamaba para nutrir en brazos la economía cerealera hacendal en plena expansión exportadora para no “hacerlas gravosas por su poca renta” para sus maridos. Si en el Manual del Hacendado de Balmaceda encontramos concepciones orientadas a incorporar a las mujeres del inquilinaje a la producción, durante el siglo XX, especialmente e partir de los debates sobre la “cuestión social”, las ideas sobre sobre el trabajo femenino fueron completamente diferentes...

Artículo completo: 261 palabras.

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Ximena Valdés S.

Geógrafa, Doctora Estudios Americanos Universidad Academia de Humanismo Cristiano/CEDEM.

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