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Las “soluciones” del Foro Mundial del Agua de Marsella por Rodrigo Olavarría

Por primera vez desde su creación en 1997, el Consejo Mundial del Agua ha tenido el placer de organizar el Foro Mundial del Agua en su casa, el histórico puerto de Marsella. Este organismo ha definido para la sexta versión del Foro el tema de las “soluciones” a las crisis del agua en el mundo, soluciones que se han ido gestando desde una perspectiva bien particular.

Los principios que se promueven desde los foros mundiales del agua se basan jurídicamente en lo establecido en la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente de Dublín (1992), promovida por las Naciones Unidas. El 4° principio de su declaración final reza que «El agua tiene un valor económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y debería reconocérsele como un bien económico». Y agrega, “En virtud de este principio, es esencial reconocer ante todo el derecho fundamental de todo ser humano a tener acceso a un agua pura y al saneamiento por un precio asequible”.

Con la consideración de “bien económico”, se impulsó por parte de las multinacionales del agua, a mediados de los 90, la creación de un organismo mundial para dirigir los temas de aguas. Sin consulta previa, eligieron al Consejo Mundial del Agua el cual se transformó en un órgano ejecutivo para la “liberalización del mercado”. En ello también contribuyeron de sobremanera los thinks tanks creados por esas empresas los cuales han asesorado a gobiernos durante crisis políticas generadas lo más seguido por errores económicos del libre mercado.

Se ha permitido que el vital elemento sea incluido en los acuerdos de libre comercio. De esta forma se le da prioridad a la obtención de mayor valor agregado en la utilización del “recurso agua” dando acceso primero y sobretodo a quienes pueden pagar, enseguida veremos. Se han impulsado estrategias como la Asociación Privado Publica (Public Private Partnership - PPP, de sus siglas en inglés) como un modelo en la gestión de las aguas. El PPP impulsa la colaboración entre las empresas privadas y las estructuras públicas de gestión de aguas. Así poco a poco, se instala el predominio de la rentabilidad en su explotación.

Para nadie es secreto que el agua tiene un rol central en todas las sociedades y más ampliamente en todo lo que concierne a la vida. Son incontables los conflictos que existen y estallan día a día en el mundo producto de la mala asignación, uso y/o contaminación de las fuentes de agua, generando daño a los ecosistemas y a quienes la utilizan para el saneamiento y la bebida. Las tensiones hídricas tenderán a acentuarse producto del inevitable aumento de la población mundial, con el consecuente incremento de la demanda futura de agua potable y de saneamiento.

Cabe entonces preguntarse ¿Se podrá establecer, en el contexto actual mercantilista, un sistema justo de distribución del agua, incluso para quienes no puedan pagarla? La respuesta es evidentemente NO, y lo podemos constatar gracias a los informes de Catarina de Albuquerque, Experta Independiente de las Naciones Unidas sobre derecho al agua y al saneamiento.

Entonces ¿Qué soluciones puede aportar el 6° Foro Mundial del Agua que finalizó el sábado recién pasado, si las decisiones se realizan a espaldas de los ciudadano-a-s, entre representantes de multinacionales (la oferta) y de representantes de Estados (la demanda)?

Si bien esta situación es conocida por la sociedad civil que permanentemente denuncia y propone alternativas a estas formas de dominio corporativo. Desde Marsella misma, en el Foro Alternativo Mundial del Agua, se exige que las verdaderas soluciones sean abordadas a partir de una instancia dirigida por las Naciones Unidas para inscribir acto seguido al agua en las agendas de cada país, como una estrategia seria y de extrema urgencia. Nunca antes resultó tan importante, evidente y lógico replantearse la existencia y participación de nuestros países en el Foro Mundial del Agua.

Por suerte pareciera ser que los tiempos están cambiando. En julio del 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento, saliendo así la lógica de la declaración de Dublín.

Es esencial entonces que el Consejo Mundial del Agua renuncie rápidamente a las atribuciones que ellos mismos se han dado. De no hacerlo, se espera el coraje político de la Asamblea General de las Naciones Unidas para crear una Agencia bajo su jurisdicción que pueda gobernar el agua del planeta según principios que escapen en su esencia a la lógica mercantil. Pareciera ser éste el único medio para lograr discutir y decidir conjuntamente sobre las verdaderas soluciones para hacer efectivo y garantizar el Derecho Fundamental al Agua para todos y todas.

Rodrigo Olavarria Fundación Danielle Mitterrand

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