Maniobras comunicacionales

Las partes más contundentes del programa de gobierno de Sebastián Piñera han sido opacadas por “chispazos” comunicacionales de baja rentabilidad política a largo plazo, pero que le han permitido al gobierno retener o retomar la agenda cuando ésta se le escapa de las manos.

Las reformas económicas -de complejidad técnica y debate áspero- como el cambio tributario, los ajustes al sistema de pensiones, el incentivo a la inversión y “poner de pie” la economía para empujar el crecimiento y generar más empleo y mejores condiciones de vida para “la clase media y los más vulnerables”, así como el despliegue de una renovada política de seguridad pública contra “la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico”, han demorado en tomar forma en proyectos legislativos, trámite que, además, solo entusiasma y apasiona a los directamente implicados.

La agenda gubernamental para la seguridad pública se vio dificultada por la amplia extensión de casos de corrupción en la policía, que mitigó por la vía de la necesaria depuración del alto mando de Carabineros. Pero como mientras había que mostrar “logros” recurrió a una agresiva puesta en marcha de un programa para “ordenar la casa” vía la deportación de migrantes, principalmente haitianos, y reducir la población penal a través de sobreexpuestas expulsiones de extranjeros que habían delinquido en el país.