Este mes se publica un nuevo Atlas de Le Monde diplomatique. De los anteriores se vendieron varios cientos de miles de ejemplares en Francia y en el extranjero.
No se trata de un éxito aislado. La fórmula del atlas –que era rara cuando nos lanzamos a esta aventura en 2003– se ha convertido, mientras tanto, en algo muy corriente, e incluso omnipresente. Sin embargo, a pesar del aumento de la producción, cada experiencia ha tenido una difusión impresionante.
Más allá del efecto moda, ¿por qué todos estos atlas llegan a un público tan amplio? Cinco razones permiten entender el fenómeno...
Texto completo en la edición impresa del mes de enero 2010
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