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Medio Oriente, paz ahora

Abril de 2002

por Ignacio Ramonet

Director de Le Monde Diplomatique - Francia

La propuesta saudita de paz contra territorios, que reitera el principio implícito en dos resoluciones de la ONU y aplicado en 1977 al tratado de paz entre Egipto e Israel, fue recibida con entusiasmo por la comunidad internacional. Es que permite enmascarar el agotamiento de la estrategia de extrema violencia del general Sharon, de la resistencia palestina, y de la parcialidad estadounidense a favor de Israel.

La paz, toda la paz, contra los territorios, todos los territorios. Propuesto en el pasado mes de febrero por el príncipe Abdullah y sometido a la cumbre árabe de Beirut, el plan saudita tiene el mérito de la simplicidad. Israel se retira a sus fronteras del 4 de junio de 1967; Siria recupera el Golan; en Gaza, Cisjordania y Jerusalén se crea un Estado palestino. A cambio, los 22 Estados de la Liga Árabe entablan relaciones diplomáticas con Israel, vínculos comerciales normales y se comprometen a garantizar la seguridad de sus fronteras (1).

Retirada total contra la paz total. Esta límpida ecuación suscitó un interés apasionado en todas las cancillerías internacionales. Sin embargo no es una propuesta nueva: el principio de intercambiar paz contra territorios está inscripto en las Resoluciones 242 de 1967 y 338 de 1973 adoptadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Por otra parte existe un precedente, porque este principio ya se aplicó entre Israel y Egipto después del histórico viaje de Anuar El Sadat a Jerusalén en 1977 y la firma de la paz entre los dos países. Israel devolvió la península del Sinaí y, a pesar de la oposición de la extrema derecha, desmanteló las colonias que se habían implantado allí.

También sobre la base de este postulado se celebró la Conferencia de Madrid en 1991 y se firmó el acuerdo de Oslo entre israelíes y palestinos, hoy hecho pedazos. Las negociaciones de Camp David en julio de 2000 -precisamente antes del estallido de la segunda Intifada- y después las denominadas de "la última oportunidad" en Taba en enero de 2001 (2), se fundaban también en el principio de intercambiar tierras por paz.

¿Por qué esta iniciativa saudita despierta tantas esperanzas, si no tiene nada de original? Porque llega en el momento oportuno. Cuando se agotan simultáneamente tres dinámicas que encuentran inesperadamente en el plan saudita un pretexto para enmascarar sus respectivos fracasos. (...)

Artículo completo: 1 196 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de abril 2002
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