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Precariedad y discriminación:

Mujeres asalariadas viven el peor de los mundos

Las discriminaciones de género se manifiestan en todos los campos de la vida social, sobre todo en el ámbito del trabajo. Debido a ello la precarización del empleo que experimenta una inmensa mayoría de trabajadores, afecta particularmente a las mujeres, ya sea en mayor profundidad o en algunas condiciones o derechos específicos.

No siempre los indicadores permiten visualizar los problemas del empleo femenino, debido a dos factores: primero, porque éste se concentra sólo en algunos sectores de actividad; y, segundo, porque, si bien las discriminaciones de género son comunes a todas las mujeres, existen diferencias importantes según el nivel de ingresos al que pertenecen. De ese modo, la creciente participación laboral femenina se concentra en: servicio doméstico (91%); servicios sociales y de salud (69%); actividades comunitarias, sociales y personales (68%), enseñanza (66%) y hoteles y restaurantes (52%). No obstante, el grado de participación en los primeros deciles fluctúa entre el 25% y 33%, en cambio, en los deciles de mayores ingresos es cercana al 60%. Es decir, las mujeres más pobres y que más lo necesitan presentan los peores indicadores de participación en el trabajo remunerado. Consecuencia de lo anterior, ellas están sobrerrepresentadas en el sector informal, donde el servicio doméstico es la primera y casi única puerta de entrada al mercado de trabajo, en especial para las de menos ingresos. Además, se insertan en mayor porcentaje en pequeñas y microempresas, 29,8%...

María Ester Feres Nazarala

Directora del Centro de Relaciones Laborales. Facultad de Economía. Universidad Central.

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