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Neoimperialismo

Mayo de 2003

Editorial de Ignacio Ramonet

Director de Le Monde diplomatique, Francia.

La invasión a Irak ilustra la nueva manera de ejercer el poder imperial por parte de Estados Unidos en esta etapa: asume para sí, como misión sagrada, propagar la civilización occidental, entendida fundamentalmente como la implantación de la economía de mercado sobre poblaciones reticentes o consideradas no capaces de implementarla por sí mismas. Pero vistos los precedentes históricos, antes que por el brillante futuro democrático anunciado por el invasor, cabe apostar a una prolongada presencia de las fuerzas armadas estadounidenses.

"Es un gran día para Irak", declaró el general estadounidense Jay Garner al desembarcar en una Bagdad bombardeada y saqueada, como si su augusta aparición significara el fin milagroso de los mil y un problemas que agobian a la antigua Mesopotamia. Lo más asombroso no es tanto la indecencia de la expresión como el modo resignado, apático, con que los grandes medios cubrieron la llegada de quien bien merece la denominación de "procónsul de Estados Unidos". Como si ya no existiera el derecho internacional. Como si hubiéramos vuelto a la época de los mandatos (1). Como si fuera normal que en el siglo XXI Washington designe un oficial (retirado) de las fuerzas armadas estadounidenses para gobernar un Estado soberano.

Esta decisión de designar a un general para administrar un país vencido, tomada sin consultar siquiera a los miembros fantasmas de la "coalición", recuerda enojosamente antiguas prácticas del tiempo de los imperios coloniales. ¿Cómo no evocar a Clive gobernando India, a lord Kitchener comandando Sudáfrica, o a Lyautey administrando Marruecos? Y pensar que creíamos que esos abusos habían sido condenados para siempre por la moral política y por la Historia.

Hay quienes dicen que esto no tiene nada que ver, que más bien habría que comparar esta "transición en Irak" con la experiencia del general Douglas McArthur en Japón después de 1945.

¿No es acaso eso más inquietante? (...)

Artículo completo: 1 058 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de mayo 2003
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