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El «low-cost» que cuesta caro

Pagarle a los pasajeros para que viajen

En enero de 2008 el aeropuerto de Charleroi inauguró con gran pompa su nueva terminal. En esa ocasión, en nombre de la reorganización económica de Walonia, los ministros y otros responsables políticos se entregaron a un intercambio de amabilidades y de congratulaciones recíprocas, sin ahorrar superlativos. Con un volumen anual de 2,5 millones de pasajeros, Charleroi vivió en los últimos años un boom impresionante.

¿Quién fue el principal beneficiario de las nuevas instalaciones, financiadas en un 85% por fondos públicos?: la empresa Ryanair, que transporta el 85% de los pasajeros de ese aeropuerto, es decir 2 millones de viajeros, cifra que la principal compañía de transporte aéreo «low-cost» (a precio bajo) asegura poder duplicar. Y ello a pesar de que en 2004 la Comisión Europea la había condenado a reembolsar cerca de 3,8 millones de euros -un tercio de las subvenciones públicas indebidamente percibidas- a la ciudad de Charleroi. A partir de entonces, la Comisión Europea inició varias investigaciones por distorsión de las normas de competencia y subvenciones ilegales en varios aeropuertos europeos, como los de Leipzig, Lübeck-Blankensee, Tampere-Pirkkala, Dortmund Neres, Berlín Schönefeld, Alghero, Pau-Bearn, Bratislava y Aarhus...

Artículo completo: 199 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de noviembre 2008
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yves kengen

Periodista.

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