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Psicoeducación en Chile: el encantamiento del cotidiano o la posibilidad de construir y transformar desde la vivencia educativa compartida. Por Mg. Marco Silva Cornejo

El enfoque psicoeducativo es un diseño que ha experimentado un desarrollo creciente en la región de la Araucanía a partir de la experiencia y convenio de la escuela de Psicología de la UFRO con la universidad de Quevec y posteriormente en la instilación de esta carrera técnica en Centro de Formación Técnica de dicha casa de estudios. El enfoque nació en Canadá como una forma de dar respuesta a las necesidades de los niños y niñas con dificultades de adaptación y con conductas relacionadas a la infracción de ley.

La psicoeducación se funda en una filosofía que se estructura en un marco valórico donde la esperanza y la creencia profunda en los recursos de las personas constituyen un eje de sentido de lo que se podría definir como la acción psicoeducativa. A este marco filosófico se agrega un cuerpo teórico alimentado por disciplinas como la psicología, la pedagogía y la sociología. De manera complementaria la psicoeducación aporta un adecuado y “encantado” diseño metodológico que resulta pertinente en el contexto de creciente complejidad y tensión a la que es enfrentada la intervención psicosocial en Chile y en particular en la novena región.

La relevancia de la ética en la intervención psicoeducativa, la transformación como sentido subterráneo de su práctica, sumado al rigor disciplinar con el que el enfoque despliega su naturaleza aplicada, resultan altamente convergentes con perspectivas latinoamericanas como la pedagogía de la liberación de Paulo Freire o las experiencias de educación popular propias de las metodologías participativas, la Investigación Acción Participación; todas experiencias nacidas y desarrolladas en el lado sur de nuestro continente y con un claro compromiso transformacional.

La psicoeducación funda algunos de sus supuestos teóricos en la teoría Paigeteana del desarrollo utilizando como recurso explicativo algunos conceptos que se construyen desde este marco teórico. En este contexto para la Psicoeducación el desarrollo es entendido “como el resultado de una interacción entre dos elementos, el sujeto y el objeto (mundo exterior)” (Gendreau, 2001; PP 18). De esta manera Gendreau va construyendo una representación del desarrollo en el que los conceptos de: Interacción, equilibrio, desequilibrio, asimilación y acomodación, son centrales.

De manera complementaria y siguiendo a Piaget la interacción es entendida como un conjunto de relaciones entre dos potenciales: el potencial de adaptación y el de experimentación. Resulta relevante explicitar que en contexto del modelo psicoeducativo toda conducta humana es entendida como una forma de adaptación y las formas de adaptación que utilizan las personas están íntimamente ligadas con las posibilidades de experimentar que le ha proveído su entorno (Potencial experiencial). En este sentido, el psicólogo soviético L.S. Vigotsky refiere que “La actividad creadora de la imaginación depende directamente de la riqueza y diversidad de la experiencia anterior del hombre, ya que esta experiencia brinda el material sobre el cual se funda la estructura psicológica” (VigotsKy, 2003; PP. 23). Una de las principales características de enfoque psicoeducativo es la relevancia que le otorga a la experiencia en la mantención o superación de determinados estilos adaptativos en los niños y niñas en dificultad, por tanto existe de manera implícita un relevación de los factores histórico-sociales en el desarrollo humano.

Siguiendo a Gendreau, los niños y niñas en dificultad se adaptan desde sus experiencias, por tanto, toda intervención debe constituirse en una posibilidad de generar nuevas formas de adaptación desde la vivencia de experiencias educativas. Es en este contexto la vivencia educativa compartida emerge como un pilar en la intervención psicoeducativa. (Gendreau, 2001)

La vivencia educativa compartida es una forma de vinculo diferenciado, que releva el vinculo por sobre todas las cosas y que sitúa en el lugar del cotidiano y de la relevancia de lo insignificante el principal recurso de toda intervención. Esta intervención desde la vivencia educativa compartida sostiene que la actividad de compartir en el cotidiano y desde el cotidiano con el niño favorece el desarrollo de desequilibrios estimulantes que posibiliten en el niño nuevas experiencias, por tanto reinventan y resignifican desde medios experenciales sus posibilidades de adaptación.

La intervención que se realiza desde la psicoeducación y desde vivencia educativa compartida, sitúa la responsabilidad de la intervención en la figura del interventor, para esto, el modelo provee de un conjunto de operaciones profesionales y esquemas de relación (1) que reorientan la acción profesional desde una marco de conocimiento (saber), desde una marco ético y valórico (saber ser) y de desde un conjunto de procedimientos (saber hacer). Este conjunto de herramientas teóricas y metodologías dispuestas por la intervención psicoeducativa permiten que el interventor (polo de conciencia) genere desde intervenciones fundadas en la simpleza pero significativas y cargadas de sentido para el niño (polo de acción), un paulatino proceso de cambio en la perspectiva de favorecer experiencias de adaptación desde vivencias positivas.

Resulta relevante lo enunciado en el párrafo anterior pues desde la psicoeducación se interpela directamente al interventor como generador de tensiones reflexivas ante la institucionalidad pública, al mismo tiempo, en que propone la necesidad de revertir la complacencia y la reproducción de prácticas que muchas veces, vulneran aquellos derechos que se dicen proteger desde los diferentes dispositivos propios del aparato del Estado y sus organismos colaboradores en el caso del SENAME. Mirado desde una perspectiva crítica, el enfoque psicoeducativo, es una interpelación a quienes trabajando para el Estado, reproducen sus lógicas de segregación y represión, sin detenerse a pensar en el lugar que ocupan, en su interior, como agentes de cambio.

La psicoeducación es un enfoque pertinente para posibilitar el desarrollo de intervenciones reflexivas que irriten las tradicionales lógicas de la intervención social. Poniendo el foco tanto en el sujeto de la intervención como en el “sujeto interventor” abriendo de esta manera una necesaria dimensión ética y política, fundamental para aportar al desarrollo de mayor bienestar en la población atendida y de manera complementaria comprometerse de manera explícita con el proceso de transformación social.

1) Ver sobre Esquemas de relación y operaciones profesionales en: Vizcarra B.; Dione J. (2008) “El desafío de la intervención Psicosocial en Chile: aportes desde la psicoeducación”. Cap. V,VIII,IX,X. RIL. Editores.

Bibliografía

Alarcón P. ;Pérez -luco, R. y. L. (1992). "perfil emocional de los niños que delinquen como estrategia de adaptación: una comprensión clínico-social como propuesta de trabajo." Temuco: Revista Frontera Nº 11

Gendreau, G (2001) Jóvenes en dificultad y la intervención psicoeducativa. Introducción y capítulo 1.

Martín Baro, I. (1995). Acción e Ideología: Psicología Social desde Centroamérica. El Salvador. UCA.

Vigotsky, L. (1988). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Grijalbo. Ciudad de México.

Vigotsky, L. (2003 Imaginación y creación en la edad infantil. Nuestra América. Argentina.

Viscarra, B.; Dionne, J. (2008) El desafío de la intervención psicosocial en Chile: aportes desde la psicoeducación. RIL editores.

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