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Psicología Comunitaria: hacia la construcción de un marco valórico, transformacional y militante. Por Marco Silva Cornejo

Chile experimenta un proceso de profundos cambios, las lógicas de gobernabilidad que dieron sustento a la transición pactada parecieran ceder ante el Descontento, la Desesperanza y el Desconcierto de un conjunto de actores sociales. Quienes desde el levantamiento con mayor o menor ruido desde sus diferentes frentes de acción y organización, comienzan a poner en tensión la trasnochada y aplacible vida de aquellos que gobernaron bajo la premisa del anestesiamiento social y la autocomplacencia.

El actual escenario social y político, genera condiciones para poner sobre la mesa de análisis la pregunta respecto de ¿cuál será el rol que jugaran los operadores sociales en este periodo?. Muchas veces los profesionales de las ciencias sociales son puentes o bisagra entre los beneficiarios de la política pública y la institucionalidad del aparato que los contrata desde los diversos servicios para la “bajada” de los programas y proyectos.

En el contexto descrito es relevante preguntarse entonces cual es valor de una práctica reflexiva desde las ciencias sociales y cuál es la pertinencia concreta en el año 2014 de levantar una alternativa de militancia disciplinar comprometida con los cambios estructurales que un grupo importante de la población reclama.

La Psicología comunitaria, sus posibilidades reales de incidencia en procesos transformacionales o su vinculación riesgosa y suicidaría con la institucionalidad política que la domestica y la acorrala. La tensión de los valores en juego y de las luchas venideras son sin duda campos temáticos emergentes y discusiones de alta relevancia para quienes se inscriben esta área del quehacer disciplinar. La Psicología comunitaria debe constituirse en un espacio disciplinar al servicio de los procesos de desarrollo y emancipación humana, sus fundadores así lo entenderían (Montero; 2011, Borda 1998) y así lo siguen sosteniendo. De manera complementaria nuevas aportaciones de esta misma vertiente teórica sostienen que los valores fundados en la alteridad, el bien común y la crítica al neoliberalismo deben constituirse en una matriz de sentido del desarrollo de la práctica profesional (Sánchez 2009).

Tomando los elementos de análisis aportados en el párrafo anterior, la tarea pareciera perfilarse con claridad. Es probable que todos y todas quienes adhieren o se identifican con la psicología comunitaria estén de acuerdo en la perspectiva de trabajar en reconstruir espacios de intersubjetividad donde el bien común y el valor de lo colectivo se contrapongan a las dinámicas individualizantes e instituyentes y fragmentarias en lo comunitario propias del neoliberalismo.

Este texto no pretende en ningún caso dar respuestas frente a sus limitadas posibilidades de observación, solo pretende declarar la necesidad de abrir una brecha dialógica que ponga estas tensiones en nuestra mesa e invite a comprender que la contingencia ofrece posibilidades para la Psicología Comunitaria y que nuestra respuesta constituirá parte del devenir de los procesos transformacionales o de domesticación de nuestra embrionaria y conservadora democracia. Invito desde este Texto a los y las psicólogos comunitarios a poner en tensión la contingencia, a perturbar el rol reproductor de nuestra practica desde los quehaceres institucionales y transformar el Descontento, la Desesperanza y el Desconcierto en una energía transformadora a partir de la resignificación de nuestra propia memoria histórica. Porque finalmente la posibilidad de las respuestas están en nosotros mismos, en nuestra historia y nuestro devenir; hoy al igual que siempre depende de nosotros, por eso invito a asumir una disciplinariedad militante, al servicio de las demandas y luchas de nuestras comunidades.

Marco Silva Cornejo Mg. en Ciencias Sociales Aplicadas

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