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Tras la orgía especulativa, la austeridad para (casi) todos

Qué Europa para quebrar los mercados

A comienzos de enero pasado, el gobierno griego convocó de urgencia a un areópago de expertos en economía. Entre ellos se encontraba un funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), que le explicó secamente al Primer Ministro que debía desmantelar el Estado de Bienestar. Otro consejero, proveniente de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), dijo con tono jovial: “una decisión que horroriza a todo el mundo, incluso a vuestros propios partidarios, no puede ser más que una buena decisión”. El fundamento de estas proposiciones es conocido: los mercados ordenan a los Estados apretarse el cinturón. Los compradores de obligaciones son los únicos jueces de los planes de austeridad consentidos por los gobiernos. Sólo ellos deciden si se dan o no las condiciones para tener confianza en la capacidad de un Estado para reembolsar su deuda. Si un país se somete a una disciplina presupuestaria de hierro y las tasas de interés se hacen soportables, las compuertas del crédito volverán a abrirse.

Pero esta teoría presenta un gran defecto: las promesas no cuestan nada. Aun cuando los Estados se sometan para complacer a los mercados, hace falta tiempo para que las medidas de austeridad entren en vigencia y alcancen su objetivo. El refinanciamiento (“El idioma...”, pág...) de una deuda existente se apoya en el anuncio de reformas que todavía no han tenido lugar, es decir, sobre la confianza que los mercados le otorgan a la buena fe del deudor. Pero, ¿cómo un Estado considerado irresponsable puede inspirar tal confianza? Por más que Grecia ha jurado su determinación de despojar a funcionarios y jubilados, el plazo de su deuda se cumplirá antes de la ejecución de sus promesas. Por eso la paradoja: cuánto más se compromete Atenas a restringir los gastos, más los mercados que trataba de engatusar se vuelven desafiantes… Esta situación ha arruinado de hecho la idea según la cual un programa de austeridad bastaría para desbloquear el mercado del crédito en (...)

Artículo completo: 412 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de junio 2010
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James K. Galbraith

Titular de la cátedra Lloyd M. Bentsen, profesor asistente de economía política en la LBJ School of Public Affairs, Universidad de Texas (Austin).

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