La muerte de José Saramago debería invitar a muchos más jóvenes a leer sus creaciones, sus argumentos de historias humanas, sus propuestas de vivir con justicia, solidaridad, respeto de unos a todos, su pasión por transformar esta sociedad de capitalismo real y cualquier otra que se asiente en el abuso del prójimo.
Me parece que la mayoría de quienes han hablado y escrito en los ‘medios’ chilenos -desde el 18 de junio de 2010- reconoce que el Nobel portugués dejó una literatura universal mayor. Contemporánea siempre, aunque llevase nuestra aptitud crítica a viejos tiempos y realidades colectivas. Una escritura que rompió formas reconocidas y, a la vez, no pecó de rebuscamiento vacío. Nos instó a entender vidas y relaciones sociales impuestas a los hombres y mujeres ‘simples’, para descubrir con ellos que la humanidad (casi) nunca termina aceptando ser aplastada por los ‘poderes’. Nos esforzamos, contra viento y marea, por crear algo mejor...
Texto completo en la edición impresa del mes de julio 2010
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl