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Sobre la atomización del campo político y las posibilidades de construcción desde prácticas coherentes y fundadas en un nuevo marco valórico. Por Marco Silva Cornejo

Con afecto entrañable a los y las compañeros de integra región Araucanía.

La contingencia huele a desconcierto y desafección, se desdibuja el espacio político, se atomiza la práctica fundante de aquello que en la modernidad articulo al estado y dio sentido a la república (Garretón, 2015). La política carente de estructuras vitales y huérfana de un relato que contenga la crisis, se meleculariza y ortopedia en las practicas una y otra vez equivocas de los actores protagonistas de su desarrollo. La profundidad de la crisis de la actual clase política, tiene su equivalente en la profundidad que esta generación transicional diera al neoliberalismo y al continuismo económico y cultural heredado pos dictadura.

Los valores sobre los que se ha construido la dinámica económica y cultural del Chile pos transicional, permiten comprender la naturaleza de la crisis y la profundidad del contagio de los procesos de corrupción y laxitud ética de la clase gobernante en particular y de la clase política en general. La competencia como verbo rector de la dinámica social en el chile actual, explica en gran medida el deseo desbocado por la riqueza y el poder. Todo ello subordinado a una estética donde los lujos, el lucro y las ambiciones, son pan de cada día en la configuración del imaginario de quienes transitan por espacios de poder. El ADN de nuestra transición esta contagiado por los valores de los chicago boy’s, siendo profundizada por la elite transicional gobernante, bajo el pretexto de “la medida de lo posible” y de la “democracia de los acuerdos”. No es lejana la paradoja frente a la contingencia que descompone lo político y recordar el Chile perplejo que nos proponía Jocelyn-Holt en “del avanzar sin transar, al transar sin avanzar” señalando con claridad el lugar complaciente de la concertación en el oficio de gobernar administrando el modelo heredado por la dictadura y enriqueciendo bajo una práctica subordinada al capital nacional y transnacional a un conjunto de cuadros por más de tres generaciones.

La institucionalización del lucro en espacios de acción pública y política, el desdibujamiento de la frontera entre la política y el dinero, son consecuencia de un profundo cambio en el sistema de valores que sostenía la matriz cultural e institucional del país. En este contexto y siguiendo a Sánchez, resulta fundamental volver a otorgar coherencia a las prácticas de los actores políticos y de la sociedad civil en su conjunto (Sánchez, 2012). La tareas de reconstrucción del espacio social y político, libre de los vicios del poder y el lucro neoliberalizante, están íntimamente ligados con el desarrollo de reconstrucción del tejido social y el fortalecimiento de la sociedad civil desde una perspectiva critica y autogestionada, organizada en espacios políticos alternativos a vieja estructura oxidad que representan partidos políticos, pero por sobre todo a la revitalización y profundización de valores orientados al bien común y la solidaridad (Arango, 2006).

La recomposición del campo social (Bourdieu, 2007) implica una profundización de los desarrollos del campo cultural; la educación, el desarrollo del pensamiento crítico y la reflexividad del cotidiano. En este sentido las reformas de educación, la profesionalización y la especialización de los agentes educativos desde el jardín Infantil en adelante, son una señal que de estar bien dirigidas aportaran a la formación de una generación de recambio en la sociedad chilena. Invertir en democratización de los procesos de enseñanza y por defecto en el neurodesarrollo temprano son avances relevantes en materia tanto individual como social democratizar las posibilidades de representación, son sin duda una tarea urgente y de vitales consecuencias. Sin embargo estos avances carecerán de todo sentido y correrán el riesgo peligroso de aportar más capital cognitivo a la reproducción del modelo, si no están acompañados de un profundo permanente y coherente proceso de trasformación valórico y relacional. La sociedad Chilena y en particular los procesos educativos formales, deben hacer un gesto urgente en la tarea de educar para convivir, posibilitando la sustitución de los valores hegemónicos heredados desde el modelo por los de solidaridad, alteridad y transformación. Educar y formar para la vida, transformando los sentidos del modelo, es mejor acción política con sentido de futuro, es por esto que pese a la inconsistencia de los gestos, las reformas del gobierno de la nueva mayoría siguen pareciendo necesarias, mas allá de la deslegitimación de quienes las promueven, los sentidos, urgencias y desafíos que ellas anidan siendo una alternativa real a la crisis de la clase política.

Bibliografía:

Bonet i Martí, J. (2006). La vulnerabilidad relacional: Análisis del fenómeno y pautas de intervención. Redes: revista hispana para el análisis de redes sociales, 11, 000-0.

Garretón, M. A. (2015). La redemocratización política en Chile transición, inauguración y evolución. Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, 4(1).

Jocelyn-Holt, A. (1998). El Chile perplejo. Santiago: Planeta/Ariel, 319.

Meichsner, S. (2007). El campo político en la perspectiva teórica de Bourdieu.Iberóforum. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana,2(3), 1-22.

Sánchez, A. (2012). ¿ Es posible el empoderamiento en tiempos de crisis? Repensando el desarrollo humano en el nuevo siglo. Universitas Psychologica,12(1), 285-300.

Marco Silva Cornejo
Mg en Ciencias Sociales Aplicadas UFRO ©Mg. Psicología Comunitaria UFRO

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