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Sociedad chilena: Objetividad santificadora, periodismo funcional y sedentarismo intelectual. por Mauricio González

Día a día y de forma constante somos alimentados por información, canales de televisión, radio emisoras, internet y twitter funcionan hoy como administradores de la realidad.

Aceptando el paradigma positivista debemos asumir que cada avance en nuestra historia se ha debido a la utilización de éste. La realidad se ha construido entorno a lo que puede responder a lo científico. Desde la rueda hasta la supuesta llegada del hombre a la Luna, responder al paradigma científico. Y su componente principal ha filtrado inclusive a las ciencias sociales, cada supuesto, hipótesis o idea para ser creíble debe contener el término “objetividad” cada análisis de realidad para ser verosímil debe tener al menos una vez la palabra objetividad. Este término es explicado por Maturana de la siguiente forma “El observador implícita o explícitamente, asume que la existencia tiene lugar con independencia de lo que él o ella hace” Sacándonos a nosotros mismos de la ecuación logramos ser objetivos.

En este paradigma las emociones, nuestra historia o percepción son elementos contaminadores de la verdad. Cada vez que nuestro relato de la realidad quiere ser derrumbado se esgrime: No somos objetivos, no ves los hechos o los percibimos equivocadamente. Cada vez que vemos la realidad de una forma distinta a lo que la superestructura considera funcional somos tratados de personas poco objetivas. La base de esta dialéctica está basada en la deslegitimación de mis argumentos y enarbola a un observador con un acceso privilegiado a un realidad objetiva que no entrega mesiánicamente. Cada vez que este observador habla su discurso debe ser aceptado ¿Por qué? Porque es una verdad objetiva. Siendo así ¿Qué es la objetividad? Un argumento para obligar.

Exteriorizado mi marco referencial me atrevo a señalar que: el periodismo de hoy es funcional a las superestructuras (Estado, Religión, Grupos económicos). Cada vez más la función fiscalizadora del periodismo o la capacidad de dar a conocer distintos puntos de vista se ha hecho más conducente a lo que la superestructura necesita. Un ejemplo es tener periodistas trabajando en isapres, asociaciones de fondos de pensiones, compañías de telefonía celular, proyectos mineros o compañías forestales, estas empresas hacen su fortuna en base a la clase trabajadora de nuestro país y los recursos naturales patrimonio de todos. La labor del periodista en esta esfera es servir de relacionador público, tapadero de algún desastre medio ambiental o poner su red de contactos a disposición de farmacias o empresas avícolas para desmentir alguna denuncia de colusión. Todo esto en la dimensión privada

El arma más poderosa y que ha conseguido conquistar más territorio y civilizaciones a nivel mundial es la televisión “ Un arma insuperable e irresistible de empobrecimiento intelectual, lavado de cerebro, adoctrinamiento e imposición de un conformismo irreflexivo, empuñada por los que detentan el control de las cámaras de TV contra los espectadores sentados frente a la pantalla de sus televisores” . La versión pública del periodismo funciona en programas como Tolerancia Cero y los noticiarios centrales de cada canal. En estos programas es dónde más funciona ese personaje que trae una verdad construida objetivamente y se nos presenta como voz autorizada bajo un velo mesiánico. Persona ajena a nuestra día a día, que vive solo del conocimiento. Y que con su discurso construye una realidad.

Frente lo anterior los integrantes de nuestra sociedad funcionan como niños de pecho. Mientras los noticiarios y programas de análisis de contingencia procesan la información, las personas frente a la pantalla la digieren sin masticarla. Antes de que nosotros pidamos algo está la televisión y los medios, entregándonos lo que necesitamos. Esto funciona igual que cuando un niño pequeño desea algo y los padres se lo entregan antes de que el enuncie el signo lingüístico. Frente a esta situación la capacidad de lenguaje se atrofia y el niño genera déficit en su capacidad de comunicarse. Algo similar ocurre con nosotros y nuestra capacidad de hacer nuestro propio análisis de la coyuntura de nuestro país, consumimos la verdad objetiva que la TV entrega en relación ha: reforma tributaria, reforma educacional, entrega de subsidios, conflicto en la Araucanía y otras temáticas.

El exceso de comodidades nos ha convertido en espectadores de una realidad impuesta, una realidad que busca mantenernos cansados a través del trabajo mecánico que no deja tiempo para pensar, a través de un sistema de transporte que consume nuestras horas de descanso y finalmente al llegar a casa nos encontramos con noticieros que hablan de inseguridad, contratemos una empresa de seguridad; deportes, me gustaría que mi hijo fuera futbolista; vacaciones en Brasil, me endeudaré con un crédito de consumo y rematan con la ruta del pastel de choclo o con la historia del rey del mote con huesillo. Banalidad en su estado bruto, el sistema es inteligente y sabe que su enemigo principal es dar tiempo al sujeto para pensar y para cuestionar la realidad. Con tiempo libre el espectador puede volver a convertirse en actor, está teoría la trae a nosotros Alain Touraine en su libro “El regreso del actor” y luego retrata la verbalización de la disconformidad de este actor en su libro “¿Podremos vivir juntos?”

La libertad tiene un costo y el pensamiento también. Muchas veces la libertad es más una carga que un privilegio y muchas veces el pensar genera una inmensa tristeza, pero no hacerlo nos convierte en meros espectadores del debacle de la sociedad chilena. Un profesor en la Universidad me señalo que: Se escribe desde el Estado, los grupos económico o el pueblo, nunca se puede ser objetivo, porque la objetividad en ciencias sociales ¡No Existe ¡ En resumidas cuentas la vida consta de de pensar y no creer como verdad absoluta lo que los medios de comunicación nos dicen “ Esta verdad no están verdad primera como parece. La gente llama verdades primeras a aquellas que se descubren después de todas las otras; eso es todo”.

Mauricio Alejandro González Seguel. Twitter:@gmauricio554 Periodista y Diplomado en comunicación interna. Columnista en www.futbolchileno.com

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