Somos nietos de la dictadura

En Chile soplan vientos de cambio. Las movilizaciones sociales que han ocurrido, especialmente desde los últimos años, despertaron a una sociedad que llevaba años expectante, motivaron a que la gente exigiera mayores espacios de participación y provocaron un remezón que sacó de su letargo a una elite política acomodada al statu quo.

Como la gran mayoría de las demandas planteadas por los distintos movimientos y organizaciones han calado profundamente en nuestra sociedad, haciéndole sentido a una gran cantidad de chilenos que ve plasmado en el día a día cómo las aplastantes garras del neoliberalismo imponen un sistema que otorga garantías y oportunidades de acuerdo a la capacidad de pago que tengan los ciudadanos.

En Chile vivimos, a más de veinte años del término de la dictadura, cargando como sociedad con sus más pesados lastres. En lo político mantenemos una Constitución que tiene sus páginas escritas con la sangre de los miles de chilenos víctimas de las violaciones, que fue aprobada a través del fraude más grande de nuestra historia. Mantenemos, además, un sistema electoral binominal que es la herramienta perfecta para que una minoría pueda constantemente pasar por encima de los sueños de la mayoría...