Syriza y los escollos del poder

Obligado (y humillado) por las autoridades europeas, el gobierno de Alexis Tsipras ha dejado de lado muchas de sus promesas de campaña, sin haber logrado movilizar suficientemente a las bases de Syriza. Ahora se somete nuevamente a la voluntad del pueblo llamando a elecciones legislativas anticipadas.

Atenas, 30 de julio de 2015. Bajo un calor aplastante, en una ciudad casi abandonada por sus habitantes, el comité central de Syriza mantiene una de las reuniones más importantes de su historia. El partido, que obtuvo el 36,34% de los votos y 149 diputados en las elecciones legislativas de enero pasado, luego formó el primer gobierno griego decidido a terminar con la austeridad y con la tutela de la “troika” –Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Central Europeo (BCE)–. Pero, el 13 de julio, el primer ministro Alexis Tsipras aceptó firmar un tercer memorándum que, a cambio de un préstamo suplementario de 86.000 millones de euros para los próximos tres años, que permitía en especial una recapitalización de los exánimes bancos del país, impone nuevas medidas de austeridad y un vasto plan de privatizaciones.

Si bien exhiben las reservas que les inspira este nuevo acuerdo, Tsipras y su entorno defienden algunos aspectos. Por ejemplo, el ministro de Economía Giorgos Stathakis declara: “Aunque numerosas medidas contenidas en este acuerdo hayan tenido un efecto recesivo, de ninguna manera se lo puede comparar con los dos primeros memorándums, que incluían un ajuste presupuestario del 15% del producto interno bruto (PIB) por cuatro años y reducciones de las jubilaciones y salarios de entre el 30 y el 40%”. De todos modos, el 15 de julio, en ocasión de la votación de urgencia de las “medidas previas” exigidas por las instituciones antes del desembolso de una parte de los 86.000 millones de euros del préstamo prometido, 32 de los 149 diputados de Syriza se opusieron a un plan que juzgaban contrario al programa de su partido, seis se abstuvieron y (...)