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Talento académico: una puerta a la justicia social. Por Francisco Sereño

En Chile nos encontramos con un abanico de reformas como la tributaria, constitucional y, por supuesto, educacional. Sin embargo, dentro de esta última no ha habido un debate explícito respecto a un cambio en el acceso a la educación superior y, por el contrario, se mantiene el modelo en el cual se accede a la universidad, principalmente, vía prueba de selección universitaria (PSU).

La PSU ha generado un problema social que se evidencia en la marcada brecha de 130 puntos de promedio que existe entre los estudiantes que egresan de colegios particulares pagados y de municipales. Esto preocupa, ya que contradice un principio básico de la educación que es la clave para el desarrollo de los individuos y las sociedades.

Cabe destacar que, además de poseer un promedio bajo en la PSU, los estudiantes de colegios municipales no tienen una capacidad real de financiamiento para la educación superior, de hecho, según datos de la OCDE un 79,3% del costo de la universidad corre por parte de las familias, generando así una barrera más para el acceso y permanencia en la universidad.

La falta de un mecanismo que genere una inclusión efectiva de acceso a la universidad ha llevado a que instituciones como la Universidad Católica Silva Henríquez, implemente desde el 2009 un programa de acceso alternativo a la educación superior: el propedéutico. Esta iniciativa parte de la base de que los talentos están distribuidos de igual manera en todos los sectores de la población. Además, apunta al hecho de que la motivación, la perseverancia y la disposición al estudio, son variables que la PSU no considera y que al momento de postular a las carreras a través del Sistema Único de Admisión, no son consideradas.

Actualmente, a través de las políticas públicas, el Estado está reconociendo el “talento académico” a través del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior (PACE), el cual tiene como fundamento concebir a la educación como un derecho social y comparte el principio de que los estudiantes con capacidades están distribuidos de igual manera en todos los sectores de la población.

Pero ¿qué es talento?, este término lleva a imaginar que se trata de una habilidad que toda persona tiene en relación a sus pares, destrezas que le permiten desenvolverse de forma diferente. Esto, visto desde una vertiente Kantiana, se conceptualiza como aquella ‘superioridad del poder cognoscitivo, que no depende de la enseñanza, sino de la disposición natural del sujeto’ (1).

El poseer “talento académico” conlleva a la generación de conocimiento, el cual desde un punto de vista habermasiano se relaciona al interés como ‘el placer que asociamos con la existencia de un objeto o acción’ (2). Este interés por generar conocimiento va acompañado de dos pilares fundamentales que sustentan el talento académico: la metacognición, el cual se refiere a la conciencia, conocimiento de sí mismo, de sus habilidades, de sus emociones; y la motivación, la que se refiere a la determinación de ejecutar una acción sin estimar fracasos o eventuales desánimos.

Por lo tanto, considerar el talento académico como la vía de acceso a la educación superior conlleva a la generación de justicia social, la cual hoy en día está debilitada por el modelo neoliberal imperante que privilegia los conocimientos y no las habilidades que un sujeto pueda poseer de acuerdo a su interés, motivación y vocación para servir a la sociedad. No debemos olvidar que uno de los pilares de la educación es propiciar que todos los estudiantes tengan las condiciones necesarias para desarrollar al máximo sus aptitudes desde lo académico y lo emocional (3), las que se plasmarían en la elección a conciencia de una carrera de acuerdo a sus habilidades.

Francisco Sereño Ahumada
Académico de Bachillerato en Ciencias y Humanidades y Propedéutico Universidad Católica Silva Henríquez


Referencias:

(1)Abbagnano, N. (2004) Diccionario de Filosofía. Fondo de Cultura Económica. México.

(2)Habermas, J. (1986) Conocimiento e interés. Taurus. Madrid.

(3)Delors, J. y Otros. (1996). La educación encierra un tesoro. Ediciones UNESCO. Madrid.

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