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Teología del reinado: recuperando la imagen de Cristo como centro de gravedad. Por Alex Ibarra Peña

La idea de recuperar el centro de gravedad pertenece a Nietzsche y la utilizaba como medio de crítica a la decadencia occidental. Según el filósofo, Occidente estaba enfermo dado el olvido del cuerpo, dentro de ese contexto aparece el maltrato hacia éste. Ciorán, siguiendo al maestro de la sospecha, extremaba su juicio a través de la imagen de la podredumbre. Frente a este panorama la consecuencia de un desolador nihilismo proveniente del escepticismo y del relativismo posmoderno tiene absoluta consecuencia con la “muerte de Dios” que en “La gaya ciencia” es presentada en tono de tragedia.

En el contexto de crisis de las iglesias cristianas quedan dañadas con heridas profundas comunidades enteras de creyentes defraudados por la institución y por sus jerarquías. Sin embargo, la cuestión espiritual-religiosa parece ser parte constitutiva del ser humano como nos recuerda el filósofo y teólogo Guillermo Tobar Loyola en su libro “Mito, camino de una experiencia. Una mirada a la cosmovisión y a la experiencia religiosa mapuche a partir de la filosofía y la fenomenología de la religión” (2016). Frente a toda crisis se producen los momentos de restauración que traen consigo profundas transformaciones. Así como debemos estar optimistas frente a la actual crisis intelectual, también deberíamos tener esperanza frente a la crisis espiritual-religiosa.

En nuestra américa lo espiritual-religiosa es diverso, hay un aparente predominio de las concepciones cristianas católicas y protestantes desde la fundación del Estado-Nación, que gracias a la intervención de los gobiernos conservadores en la primera mitad del siglo XIX resulta privilegiado el catolicismo impuesto en el proceso de Conquista colonial. Sin embargo, la religión protestante pudo coexistir con algunos vínculos con el poder político y después del llamado avivamiento de Valparaíso, en los primeros años del siglo XX, el protestantismo evangélico-carismático no dejó de crecer. Hay varios libros que han abordado estos asuntos, aquí me permito destacar el artículo de Guillermo Sandoval titulado “Chile: avance evangélico desde la marginalidad al protagonismo” publicado en el libro “Evangélicos y poder en América Latina” (2018).

Por estos días, en Santiago, está dictando conferencias el teólogo Alexander Venter, uno de los primeros seguidores de John Wimber fundador de la iglesia La Viña nacida en la década de los ochenta, la cual suele ser clasificada dentro de los llamados neopentecostalismos. La predicación de Venter estuvo centrada en la ‘teología del reinado’ que recupera el mensaje y la práctica de Jesús enfatizando en un cristianismo que se aparta de aquellas tendencias religiosas más comprometidas con concepciones dogmáticas señalando que “todo lo que está en la Biblia es verdad, pero ésta no contiene toda la verdad”, de ahí la necesidad de abrirse al estudio de otros saberes. Reconociendo la centralidad del marco teológico es necesaria la apertura al marco sociológico, dejando espacio a una idea de religiosidad falible y no de verdades absolutas. Considerando esta perspectiva el cristianismo tendría que estar abierto a nuevas visiones frente a la ecología, la sexualidad y el poder. Frente a los legalismos, proselitismos, el uso falso del discurso de la prosperidad –todas cuestiones opresoras que apagan el espíritu- aparece una alternativa más liberadora amparada en las comunidades eclesiales de base que viven prácticas menos jerarquizadas.

En América Latina el discurso de un Jesús liberador ha sido desarrollado con bastante rigor por teólogos como Gustavo Gutiérrez, Hugo Assmann y Juan Carlos Scannone, que representan tres tendencias bien distintas al interior de la teología de la liberación. Recuperar la imagen de un Dios liberador en tiempos de crisis permite el retorno a prácticas cristianas más cercanas a modos de organización democratizados que recuperan la dignidad y el respeto de cada ser humano como cuestión fundamental en las relaciones comunitarias. El respeto fundamental del ser humano violado en la dictadura, principalmente con los desaparecidos, fue mencionado por Venter. Es reiterado el mensaje en contra de la opresión y de la servidumbre proveniente del Éxodo, la tradición profética y de Jesús frente al imperio.

La cuestión cristiana liberadora aparece como un modo alternativo frente a la crisis espiritual, en gran parte provocada por las grandes instituciones religiosas que fueron reemplazando las concepciones religiosas propias de los pueblos indígenas de América fieles a creencias más panteístas que monoteístas. El estudio de las concepciones religiosas indígenas podría ser un referente dialógico a favor de la transformación espiritual otorgando la posibilidad para espiritualidades más sabias a pesar de las controversias que surgen en la relación de modelos paradigmáticos tan diferentes. Al menos la espiritualidad indígena enseña un modo de vivir distinto desde su concepto y práctica de lo sagrado -apartado de la secularización- presente en su cosmovisión ancestral que se mantiene en algunas capas societales que perviven en un subsuelo existente hasta nuestros días. La cuestión religiosa tiene ese aire de familiaridad con la utopía bajo la forma de un reinado que es ya, pero todavía no.

Alex Ibarra Peña.
Dr. Estudios Americanos.

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