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Un ensordecedor silencio: la cuestión Mapuche versus Benetton. Por Massimo Venturi Ferriolo

El susurrante viento de la Patagonia narra la historia cruenta de una tierra que, desde sus profundidades, reclama justicia contra el silencio ensordecedor que la ha velado: una historia triste de rapiña e intolerancia. Un pueblo floreciente con una extraordinaria cultura holística, sobrevivió a los invasores españoles, fue ferozmente abrumado por la codicia de los colonos capitalistas argentinos y chilenos en la época llamada “conquista del desierto” y por el imperante liberalismo económico.

Este pueblo resiste la intolerancia extendida que ha desconocido sus tradiciones ancestrales, legalizando la rapiña de las tierras a sus legítimos poseedores, vendidas o donadas a entidades extranjeras, a nuevos emprendedores de la explotación, en nombre del progreso y de la “civilización”. Los nativos fueron abrumados, despojados de sus bienes, de las tierras comunes y cuidadas según las necesidades, con respeto por la naturaleza, considerada siempre como un vestido sagrado de la Pachamama[1].

Estudiando las relaciones entre hombre y medio ambiente en Sudamérica, llegué a conocer de la historia de los Mapuche, olvidada, silenciada y negada por nuestras culturas intolerantes, pero rescatada por José Bengoa con sus investigaciones sobre la historia de un pueblo originario privado de su propia tierra que, aún hoy reclaman; para restituirles la dignidad con la revelación de una injusticia histórica continuamente perpetrada hasta la actual acusación de terrorismo para justificar una represión infinita (Historia del pueblo mapuche, 1986[2]). La historia de la Patagonia revela no solo un genocidio que caracterizó la creación del Estado-nación tanto argentino como chileno, sino también la creación de una imagen de un peligroso enemigo, constituido por los Mapuche con sus organizaciones sociales.

El tema se está volviendo más actual en la opinión pública sudamericana, sobretodo después de la desaparición forzada de Santiago Maldonado en agosto del 2017, primer desaparecido en Argentina después de la dictadura (ver la película de Tristan Bauer, El camino de Santiago). Su desaparición y el relativo hallazgo del cadáver después de ocho meses, los asesinatos de otros Mapuche en Argentina y en Chile, la detención y la extradición de Jones Huala son el fruto de la represión aplicada por los gobiernos nacionales a partir del 2015. Fue el año de la restauración conservadora con la creación de un dispositivo mediático-jurídico de criminalización. El 25 de noviembre del 2017 es asesinado Rafael Nahuel en Villa Mascardi. El último acontecimiento intolerable que sucedió en Chile, fue el asesinato a sangre fría de parte de carabineros de Chile, el 14 de noviembre del 2018, de Camilo Catrillanca, un joven Mapuche de 24 años, mientras manejaba su tractor. Este hecho provocó una gran manifestación en Santiago, reprimida por la policía. La versión de Carabineros sobre el asesinato fue desmentida por cinco videos, lo que forzó al Presidente Piñera a destituir al general Hermes Soto de la comandancia general de Carabineros de Chile.

En este contexto de represión y criminalización de los Mapuche se pone una empresa italiana que, en contradicción con su fuerte imagen antirracista en Europa, tiene una actividad completamente diferente en Sudamérica, de la cual existe una buena documentación bibliográfica. No todos conocen la situación real en la Patagonia argentina en los terrenos de propiedad de la familia Benetton que, ascienden a 924.000 hectáreas, adquiridas en 1991 en la época del gran “ofertón” de Argentina por parte del entonces presidente Carlos Menem (ver el documental de Fernando E. Solanas, Diario de un saqueo).

La empresa Benetton adquiere en 1991 la compañía Tierras Del Sur Argentino, convirtiéndose en propietaria de 924.000 hectáreas de tierra. La mayor parte de ésta constituyen el territorio ancestral de los indígenas Mapuche argentinos, que han sido desplazados de los lugares donde siempre vivieron, también algunos serán empleados como trabajadores de la empresa. Los Mapuche, cuyo nombre significa hombre de la tierra, reivindican su antigua posesión ancestral y la reclaman, no obstante la represión y la acusación de terrorismo (sobre este problema ver la película de Fausta Quattrini, La nación mapuche 2008 y el de Christophe Coello y Sthéphane Goxe, Regreso a tierras Mapuche[3], 2011). En la represión de una pacífica manifestación contra Benetton y la detención de uno de sus líderes, Francisco Facundo Jones Huala, el 1 de agosto del 2017 desapareció Santiago Maldonado, defensor de los derechos de los Mapuche. Sobre estos hechos hay una amplia documentación recopilada por Tristan Bauer en su documental El camino de Santiago (2018).

La historia de estas tierras es dolorosa para sus habitantes originarios. En 1986 el Presidente argentino Uriburu, dona a10 ciudadanos ingleses cerca de 900.000 hectáreas de tierra, aunque la legislación prohíbe donaciones y concentraciones de terreno tan grandes (áreas superiores a 400.000 hectáreas) en una sola persona o sociedad. Poco tiempo después las tierras fueron vendidas a Argentinian Southern Land Company Ltd, violando nuevamente la prohibición de venta con fines de lucro de las tierras donadas. Esta apropiación de las posesiones ancestrales Mapuche es bien descrita en el libro del investigador Ramón M. Minieri, Ese ajeno sur. Un dominio británico de un millón de hectáreas en la Patagonia (Viedma 2006). La Patagonia es integralmente un feudo inglés, como denunció Raúl Scalabrini Ortiz en 1939.

En 1975 un grupo de inversionistas compra un paquete de acciones de la Argentinian Southern Land Company Ltd, cuyo nombre es modificado en 1985, seguido de la nacionalización, en la Compañía de Tierras Sur Argentino S.A. (CTSA).

En 1991, la empresa Benetton adquiere por 50 millones de dólares el control de la CTSA a través del Holding Edizione Real Estate, convirtiéndose en la más grande propietaria de terrenos del país con 924.000 hectáreas, de los cuales 884.000 están en la Patagonia. En las tierras de Benetton se crían 260.000 cabezas de ganado, entre cabras y corderos, que producen alrededor de 1.300.000 kilos de lanas al año, los cuales son integralmente exportados a Europa. En este mismo terreno son criados 16.000 vacunos destinados al matadero. Además, de las noticias recabadas de los documentos públicos disponibles en internet, en 1996 se inicia la explotación de yacimientos de oro y de plata a través de la Compañía Mineras Sur Argentino S.A.

La historia de esta compra y explotación de las tierras ancestrales de los mapuche ha sido estudiada y bien descrita por el antropólogo de la UBA Alejandro Balazote en su último artículo.

Benetton invierte 80 millones de dólares en diferentes actividades, entre las cuales está la instalación de comisarías para controlar la zona, la realización de una estación turística y la apertura del Museo Leleque. Para la creación de este último se expulsó una familia Mapuche completa, sin embargo, la empresa había destinado el museo a la historia y la conservación de la memoria de la Patagonia y de sus habitantes originarios Mapuche. Este museo ha sido llevado a cabo por el cuestionado antropólogo Rodolfo Casamiquela, acusado de racismo, y considerado ofensivo por la comunidades Mapuche en cuanto niega su preexistencia y las opresiones sufridas por el colonialismo europeo (ver artículo de Mónica Zornetta entre otros). Contra su tesis fue escrito un comunicado que fue redactado por los estudiosos de la Unidad de Investigación de Arqueología, que lleva por título En desacuerdo con Casamiquela, Antropólogos, Arqueólogos, Biólogos e Historiadores, el que fue publicado en el Diario de Madryn el 20 de septiembre del 2005.

Benetton recibe subsidios de parte de gobierno argentino para la realización de su plan de inversiones que establece, entre otros, también proyectos de reforestación, sobretodo de pinos (Aproximadamente 400 hectárea al año). La hacienda, por otra parte, lleva a cabo una política de incentivo a la discriminación laboral hacia los Mapuche. Las relaciones con las poblaciones locales se han ido empeorando, seguidas del aumento de los desalojos y de las transformaciones de las tierras comunes y ancestrales, en fuente de lucro para la empresa. Los Mapuche, además de reclamar la restitución de sus tierras ancestrales, protestan contra el gobierno por la ausencia de protección que ha sido establecida en la Constitución de la República, la cual establece que el Congreso reconozca la diversidad étnica y cultural, la prexistencia de los pueblos indígenas argentinos, su derecho a la posesión de terrenos tradicionalmente ocupados, la personalidad jurídica de la comunidad que se identifica como tal; así como también la participación directa en la gestión de los recursos naturales. (Fuente CDCA, Centro de Documentación de Conflictos Ambientales, 11.10.17).

El conflicto de la posesión de las tierras con las reivindicaciones de las poblaciones indígenas es transformado por el gobierno nacional, no obstante lo que la Constitución “consagra”, en un problema de seguridad pública. Las comunidades Mapuche afectadas en la disputa territorial son caracterizadas como violentos terroristas que ponen en riesgo la propiedad y las personas. En todo caso, en el país aumentan las demostraciones contra la política del gobierno y contra la multinacional Benetton. Una gran manifestación se ha desarrollado por las calles de Buenos Aires, confluyendo en la plaza de Mayo, el día 1º de agosto del 2018 por la conmemoración de la desaparición de Santiago Maldonado.

La disputa Benetton-Mapuche tuvo el momento más dramático, yo diría también terrible, con la violenta expulsión por parte de Gendarmería de la familia Mapuche Curiñanco de la Estancia Santa Rosa, donde se establecieron en el 2002 avisando a la comisaría local y valiéndose del derecho ancestral. Aquí comienzan a criar ganado, crean un sistema de irrigación y reparan el cerco. El resultado: luego de perder la causa en tribunales aunque existen leyes que habrían podido tutelar sus derechos, el 2 de octubre del 2003 los cónyuges con sus hijos son desalojados por los agentes de gendarmería, intervención a la que le sigue una denuncia por parte de Benetton. Los campos y las casa destruidas, los animales asesinados y las personas arrastradas desde sus cabelleras. Este hecho es el inicio de una causa impopular que tiene en contraposición a los Mapuche contra la Benetton. En el 2004 interviene Adolfo Pérez Esquivel[4] con una carta abierta; sobre esta historia hay una abundante documentación en la red.

Como miembro de la Fundación Benetton Estudios e Investigaciones, tuvo conocimiento de estos hechos por sus colegas argentinos de la Universidad de Buenos Aires (UBA); frecuentando Argentina y la misma Universidad, reflexioné sobre el caso y he enfrentado un primer estudio sobre la documentación, en su mayor parte recopilada por la misma Universidad, sobre la actividad de la empresa Benetton en la Patagonia. He visto una notable discrepancia entre la actividad de la Fundación y aquella de la empresa que le da el nombre, cuyo presidente es Luciano Benetton; envié una carta de dimisión al mismo presidente y a los otros miembros del comité científico. En esta carta mostré las razones éticas de mi elección en sintonía con mi consciencia. Esperé una toma de consciencia del mismo Presidente Benetton y del Comité Científico de la Fundación, que no se concretó.

Lamenté la falta de una respuesta a la carta abierta de Adolfo Pérez Esquivel, al señor Benetton el 14 de julio del 2004, donde el premio Nobel de la paz pone la pregunta “¿Quién compró la tierra a Dios?” con la solicitud de la restitución de 385 hectáreas de Santa Rosa a sus legítimos propietarios, “un gesto de grandeza moral”. Esquivel sobretodo solicita a Luciano Benetton ir a la Patagonia para que “encuentre a los hermanos Mapuche y que divida con ellos el silencio, las miradas y las estrellas”. También se compromete acompañarlo dividiendo con el la voz del silencio y del corazón. A esta invitación no ha encontrado una respuesta real.

Luciano Benetton me contactó a través de una delegada, la socia Laura Pollini AD de la fábrica que, encontré en la sede de Milán. Él me rebatió que en la carta de renuncia sustentara que, no me parecía que hubiera respondido a la noble carta de Esquivel, habiendo intentado donar 7500 hectáreas después del encuentro con el permio Nobel en Treviso el 1.9.2004; por este motivo me muestra la copia de la correspondencia con Esquivel y la documentación pública correspondiente de sus reuniones posteriores. Desgraciadamente esto concluyo sin algo concreto, a pesar de la mediación de Walter Veltroni, alcalde de Roma, del periodista Gianni Minà y, el encuentro en Roma, con la pareja Curiñanco.

En el encuentro en Treviso Esquivel reafirma que en las comunidades las tierras son un bien común, habla de derecho a la tierra y de la consecuente restitución del terreno, así como de cooperación, apelando a la buena fe de Benetton. De los documentos, resulta un diálogo en que Benetton no entiende o no quiere comprender la cultura indígena, revelando un falta total de estima por “aquellas poblaciones” como el las denomina, demostrando una ignorancia profunda de la cultura ancestral.

Mientras Esquivel busca hacer comprender las profundas exigencias de respeto por los derechos de un pueblo, preguntándose si prevalece el derecho originario, ancestral, lo humanitario y natural. Benetton responde como empresario con la cuestión de la reglas, haciendo una comparación con Europa. No obstante, las diferentes visiones de mundo de estos interlocutores, Esquivel busca hacer entender que la restitución de la tierra a una familia constituiría un gran gesto simbólico. De aquí parte el “diálogo” en que Benetton, incluso manifestando la voluntad de recomposición del asunto, no está en lo absoluto dispuesto a ceder las 385 hectáreas de Santa Rosa, reivindicadas por los Mapuche como su posesión ancestral, pero si está dispuesto a ceder 7.500 ha de terreno, donación que no es aceptada por Esquivel, ni por la Provincia de Chubut, ni por el Estado argentino al que Benetton se ha dirigido en última instancia. ¿Por qué? La respuesta oficial es que las tierras ofrecidas serían improductivas. Además, como declaró el mismo Premio Nobel, el gobierno de Chubut ha apoyado una política anti-indígena. En nuestra perspectiva, la verdadera razón está en el hecho de que, además de la improductividad de los terrenos, que no han sido solicitados por los Mapuche, ninguna persona o ente estatal y provincial, tomaría la responsabilidad de aceptar terrenos para los Mapuche, suplantándolos de hecho.

Por derecho ancestral la solicitud indígena es por las 385 ha de Santa Rosa, de las cuales han sido expulsados los Curiñanco que, Benetton no quiere en lo absoluto ceder. Su delegada me ha dicho que, el motivo está en que la estancia Santa Rosa está dedicada a la madre de los hermanos Benetton que se llamaba, justamente, Rosa. Justificación que no me parece plausible y justificadora de un conflicto local, porque, según la documentación que se puede encontrar en la red habrían yacimientos de oro entre otros.

A mi parecer el error de Benetton, está en el hecho de que no ha establecido una mesa común con los Mapuche, demostrando de esta forma la ausencia total de estima hacia “esta gente”, como se desprende de la lectura de la correspondencia y de los comunicados. Sólo un pacífico diálogo común entre los directos interesados puede resolver el conflicto en vista de una común posesión de la tierra, donde cada actor puede satisfacer sus propias necesidades.

Sobretodo hace falta que sea dada a los Mapuche la visibilidad para expresar directamente, sin intolerancia, su propia cultura. Es necesario romper el silencio ensordecedor que ha caído sobre ellos con iniciativas donde puedan expresarse. Sobre este problema pude recopilar una exhaustiva documentación, para un trabajo útil que, haga caer este ensordecedor silencio.

Este texto fue escrito en lengua italiana y traducido por Jaime González Gamboa.

NOTAS:

[1] En lengua quechua y aimara ha recibido la traducción de madretierra, sin embargo, el término pacha también tiene otros significados como tierra, mundo, universo, tiempo, época.

[2] Este libro ha sido reeditado otras veces.

[3] Retour en terre Mapuche

[4] Premio Nobel de la paz, 1980.

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