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Vigilancia total

por Ignacio Ramonet

Director de Le Monde diplomatique, Francia.

Desde hace años, un bien orquestado bombardeo mediático quiere inducirnos a elegir entre garantismo y seguridad. Los proyectos de vigilancia total que van transformando a la sociedad estadounidense, especialmente a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, llevan esa inducción a escala mundial. El culto de las libertades que definió a esa sociedad va siendo sustituido por la priorización de una noción de la seguridad nacional tal como la entiende la actual administración republicana en su estrategia imperial; una lógica que no duda en sacrificar las garantías personales de sus propios ciudadanos.

En el pasado, ningún gobierno había tenido el poder de mantener a sus ciudadanos bajo una vigilancia constante. Ahora la Policía del Pensamiento vigilaba constantemente a todo el mundo. George Orwell, 1984.

Quienes este verano piensen pasar sus vacaciones en Estados Unidos han de saber que, en virtud de un acuerdo entre la Comisión europea y las autoridades federales, la compañía aérea en la que viajen entregará a las aduanas de Estados Unidos, sin su consentimiento, algunas informaciones personales. Aun antes de que entren en el avión, las autoridades de Estados Unidos van a conocer su nombre, apellido, edad, dirección, números de pasaporte y tarjeta de crédito, estado de salud, preferencias alimentarias (que pueden indicar su religión), viajes anteriores, nombre y edad de quienes los acompañaron, organizaciones que financiaron sus desplazamientos, etc.

Todas estas informaciones serán entregadas a un dispositivo de filtro denominado CAPPS (Computer Assisted Passenger Pre-Screening, o Sistema de Control Preventivo Asistido por Computadora) para detectar a eventuales sospechosos. Al controlar la identidad de cada viajero y cruzarla con datos de los servicios de información policiales, del Departamento de Estado, del Ministerio de Justicia y los bancos, CAPPS evaluará el grado de peligrosidad del pasajero y le atribuirá un código color: verde para los inofensivos, amarillo para los casos dudosos y rojo para aquellos a quienes se les debe impedir el acceso al avión y deben ser capturados.

Los servicios de inmigración y el Departamento de Estado van a trabajar juntos para identificar a los individuos a quienes hay que vigilar a partir o antes de su ingreso a (...)

Artículo completo: 1 126 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de agosto 2003
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