Lejanos ya son los días aquellos en el siglo XIX, cuando la tan noble vocación de enseñar se profesionalizó en 1842 con la escuela normal de preceptores liderada por Domingo Fausto Sarmiento. Además, si de paridad de género se trata, el profesorado incluyó de manera audaz a las profesoras en 1854 con la escuela normal de preceptoras, creando así un vínculo importante que seguirá materializándose en el siglo decimonónico, cuando Amunátegui permitió la formación de profesoras en la universidad. En ese sentido, los profesionales de la educación fueron pioneros en la paridad de género tan anhelada y necesaria hoy que permitieron antaño avances significativos en la formación liberal nacional.
Sin embargo, aunque la historia es hoy, no podemos dejar de lado a figuras más que emblemáticas que encarnan hoy en nuestras aulas modelos de lucha, de admiración y de perseverancia en una labor más que esencial: formar personas, educarlas y, porque no, transmitirles valores. Por ende, saludamos también hoy a quienes en el pasado nos abrieron la ruta para el desafiante siglo XXI.
La primera vez que se celebró a los profesores de Chile fue un 11 de septiembre de 1943 bajo la magistratura del radical Juan Antonio Ríos; este ex presidente al momento de instaurar tan merecido reconocimiento advirtió que los profesores son promotores del progreso e impulsores de la libertad. No podemos dejar de lado, si de educación se trata, a Gabriela Mistral, quien no se quedó en los discursos para la galería… Partió educando al pueblo, al mundo rural, a la mujer, al obrero. Incasable reformadora en el sistema educacional mexicano-aunque tardío-, merecido con creces fue su premio nacional de literatura y, por cierto, el premio Nobel no hizo más que reforzar la idea de Mistral como una de las mujeres más inteligentes del siglo pasado.
Gobernar es educar, pregonaba Aguirre Cerda. Haciendo eco real de su eslogan, concentró sus mayores esfuerzos en la educación del pueblo, pues pensaba que la gente podría vivir mejor si lograba mayor acceso a la enseñanza de calidad. Edificó unas 500 nuevas escuelas; el nivel de matrículas aumentó en 60.000 nuevos alumnos, además de su estrecha amistad con Gabriela Mistral con quien consultaba temas educativos. Finalmente formuló el proyecto de ley para el Premio Nacional de Literatura.
Podríamos seguir enumerando grandes profesoras y profesores como Amanda Labarca, por ejemplo. Pero es necesario detenernos en el presente. Hoy, la IA, aunque es novedosa y si le sacamos provecho puede ser una gran herramienta, nunca reemplazará la sensibilidad del maestro. Enseñar es más que transmitir un contenido. Muchas veces es escuchar y ver las caras de los alumnos que tantas cosas implícitas nos dicen; otras veces es ser consejero, prestar el hombro de forma amable, dar un abrazo, llorar, reírse y hasta ser actor. La labor de la enseñanza es más que seguir normas específicas de contenidos y cotejos que a veces carecen de sentido en el mundo real.
La enseñanza hoy es más desafiante que nunca. ¿Se han preguntado o han dimensionado lo específico que es la educación parvularia hoy? Estoy seguro que la educación parte desde el inicio; las educadoras de párvulos son el eslabón más fino y trascendental de la escala; por ende, deberían ser más que valoradas. La educación básica es todo un arte mancomunado en pos de formar valores. Es un trabajo silencioso y necesario. Los profesores de enseñanza media pueden marcar tan profundamente una vida que están día a día levantando esta profesión como una de las más nobles.
Al final del día, hasta las personas más importantes del país y del mundo entero fueron formadas por un profesor. Quedan tareas pendientes, sin duda: por ejemplo, la deuda histórica. ¿Vamos a esperar que mueran esos profesores que enseñaron en años tan convulsos de nuestra historia? Hay mucho por hacer: mejorar las retribuciones, el ambiente laboral de los colegios nacionales, adecuar los currículos de las universidades, visibilizar a los profesores de educación diferencial, prestigiar a los asistentes de aula. En este día, recordemos a aquella profesora o profesor que nos marcó. Recordemos alguna situación donde un docente significó una inflexión en nuestras vidas, y en la era de las comunicaciones instantáneas usemos las redes, el teléfono para decirles a aquellas personas sencillamente muchas gracias, por tanto…
Álvaro Vogel V. Historiador-profesor.