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A propósito de las aclaraciones en torno a la polémica eliminación de la filosofía. Por Alex Ibarra

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Después de toda la polémica suscitada por la filtración de la información que indica con claridad la eliminación de la enseñanza de la filosofía del currículum general de educación científico humanista y de toda la sorprendente defensa de la asignatura no sólo realizada por la REPROFICH sino en donde aparece toda una sociedad comprometida.

El ambiente político en Chile está sensible, sabemos que hay una ciudadanía molesta con toda la clase política, de ahí que cualquier devaneo de los órganos del Estado que no son autónomos al poder del gobierno resulte ser un terreno fértil para manifestar resistencia, sobre todo cuando las propuestas que emiten siguen siendo en desmedro del pueblo, de la clase más desfavorecida y finalmente de la democracia.

El destacado representante de la educación 2020 ha comentado que la reacción del gremio filosófico ha sido la manifestación de una histeria. No es inocente la frase de este conocido personaje, ya que aparece blindando la dañina idea a la educación pública mediante la eliminación de la filosofía. Desde mi perspectiva de análisis estamos frente a una estrategia coordinada que pretende hacer cambiar la percepción del problema en la opinión pública. Los técnicos del ministerio y la misma Ministra han salido en la prensa haciendo declaraciones que buscan menguar la imagen negativa frente a la opinión pública.

La situación de crisis, no digo de las instituciones sino de algo así como de la moral de los funcionarios públicos de alto rango tiene una evidencia innegable. Nos han estado engañando por años diciéndonos que son nuestros representantes cuando en la realidad no han hecho otra cosa que proteger al mercado, es decir a un grupo de empresarios inescrupulosos con una ambición sin límites en enriquecerse impunemente. La traición que hemos sufrido es sin duda una irresponsabilidad política que no tiene perdón y que esperemos, tampoco olvido, hay que aprender de las lecciones de la historia.

Los profesores de filosofía y también los estudiantes se están organizando en torno a una defensa no sólo por la mantención de la filosofía en el currículo, es decir frenar este intento de eliminación, sino que también por la extensión a otros niveles de enseñanza tanto de la educación media y de la educación básica. Lo importante de esta defensa que a simple vista parece gremial es que va más allá de eso, ya que lo que se está defendiendo en esta causa coincide con la lucha que los estudiantes vienen dando por varios años en las calles, aguantando incluso la represión ejercida por el gobierno, en torno a la necesidad de contar con educación pública de calidad. Hay que tener claro que lo que se está defendiendo se encuentra en total acuerdo con los intereses del movimiento estudiantil.

Como es la costumbre del gobierno los problemas se intentan dilatar sin darles soluciones a las demandas sociales. Para esto es que se recurre al engaño que básicamente consiste en confundir a la opinión pública a través de las famosas mesas de negociación que no son más que una mera fotografía comunicacional. Esto muestra la lógica de la forma de hacer política, en donde se confrontan dos concepciones distintas. La primera es aquella de que la política se hace desde los partidos políticos y la otra es aquella de que lo político se funda en las demandas de los movimientos sociales que asumen una función de participación política en el espacio público. Los gobiernos de la posdictadura no han hecho ningún tipo de reconocimiento al segundo modo de hacer política que acabamos de mencionar. Por eso es que los políticos ni se arrugan en decir que hacen aquellas que no hacen y a la inversa.

Sobre el engaño está claro en las acciones que el mismo ministerio ha estado haciendo para ocultar su decisión de eliminar la filosofía del plan general de la educación científico humanista. Por ejemplo, la primera declaración que es la dada por Alejandra Arratia, habla de que la filosofía no se eliminará, ya que estará presente en la formación ciudadana, ya sabemos que esto implica una eliminación de la filosofía. La segunda declaración proviene de la misma ministra de educación la que declara que no se pretende eliminar la filosofía ni colocarla en otro ramo. Quien miente más o quien miente menos no es el problema, sino que además se sigue improvisando, ya que se hacen declaraciones contradictorias.

Lo grave es que estos funcionarios de alto rango público no tienen ningún problema en mentir a la ciudadanía. La ministra ya ha hecho declaraciones similares, por ejemplo en el caso de la ex rectora Roxana Pey cuando aparece declarando que no hubo destitución de la rectora, ya que no existían estatutos y que por lo tanto no se estaría violando la autonomía universitaria. En gobiernos en donde el engaño al pueblo se considera grave ya se le habría pedido la renuncia, sin embargo la ministra sigue estando en su cargo. El engaño así se legitima como una práctica de la política de los partidos políticos que siguen disputándose sus cuotas de poder al interior de un sistema binominal que sólo permite dos fuerzas políticas con la protección constitucional de la que goza.

En los debates que han provocado una nueva organización de defensa de la enseñanza de la filosofía en la educación pública los análisis coinciden en que se viene una lucha que durara algún tiempo, como antecedente de esto es el anterior intento de eliminación de la filosofía llevada a cabo por funcionarios que siguen estando presentes en el comité de “especialistas” que generó la polémica, entre ellos Cox y Gazmuri. Se tomó conciencia de lo violento que ha sido el actuar del ministerio en su propuesta como también en su intento de confundir a la opinión pública. La organización de defensa de la enseñanza de la filosofía en la educación pública, acordó de que se requiere una respuesta no violenta, pero fuerte ante tales hechos, de ahí que se estén organizando desde distintos lugares una defensa coordinada. El apoyo ciudadano, por otros gremios y personalidades de las ciencias que se ha expresado en las redes sociales y en los medios de comunicación, sin duda vienen a constituir un estímulo en estructurar una nueva defensa frente a este nuevo intento de eliminación.

La expresión de la resistencia es la única forma que puede frenar a este modo de hacer la política que actúa en desmedro de las clases populares y a favor de los intereses del mercado. Sabemos que en educación, como en otras áreas, es el criterio que impera. Estamos frente a una nueva afrenta a la ciudadanía, es el pueblo de pie el que no es vencido y la derrota sólo se manifiesta cuando se pierde una causa. El chile actual no ha perdido sus causas comienza a reencontrarse con ellas, por eso los políticos siguen bajando en las encuestas y la moralidad de la protesta se actualiza. Insistir en el engaño es cuestión de soberbia y por eso constituyen una provocación a la que hay que responder con fuerza y claridad.

Alex Ibarra Peña.
Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada.
Docente de la Universidad Católica Silva Henríquez.

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