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A recuperar el rol público de Televisión Nacional de Chile (TVN). Por Andrés Kogan Valderrama

Si ha existido un actor ausente durante todo el proceso constituyente que ha vivido Chile durante los últimos años, es sin lugar a dudas Televisión Nacional de Chile (TVN), el cual a pesar de todo lo ocurrido en el país, sigue funcionando desde una inercia incomprensible, incapaz de comportarse como un medio público, que permita el encuentro de la sociedad en toda su pluralidad.

Las razones de esa inercia son ampliamente conocidas, y responden a una falta de política comunicacional desde el Estado, que responde al contexto del retorno de la democracia en Chile, en donde el mercado terminó por regular el sistema de medios, lo que generó una brutal concentración de estos con el paso del tiempo (prensa escrita, radio y televisión) y abandono de los medios públicos y comunitarios.

Es lo planteado por el informe denominado “Mas amplitud, más voces y más democracia”(1), encargado por el Ministerio Secretaría General de Gobierno (SEGPRES) y llevado a cabo por la Universidad de Chile, Universidad de la Serena y Universidad La Frontera, el cual fue entregado y presentado a comienzos de este año 2023 (2), y que deja en evidencia los enormes problemas que tiene Chile en lo que respecta acceso a la información y derecho de la comunicación.

Si bien no plantea nada muy nuevo y que no hayamos sabido previamente, fue una instancia participativa y plural de trabajo, en donde estuvieron distintos referentes y organizaciones de la sociedad civil del campo comunicacional, a excepción por supuesto de la Asociación Nacional de Prensa (ANP), controlada por el oligopolio de El Mercurio y La Tercera (Grupo Copesa), que se niegan a ver a la comunicación como un derecho y prefieren seguir con un sistema de medios altamente concentrado.

Es así como en dicho informe se plantea la necesidad de fomentar de manera descentralizada temas transversales en los distintos medios (interculturalidad y perspectiva de género), incorporar la alfabetización mediática en el sistema escolar, impulsar instancias dirigidas a pueblos indígenas, migrantes y a la comunidad LGTBQ+, regular la publicidad estatal ante el desfinanciamiento de medios comunitarios, fortalecer los medios públicos, crear marcos regulatorios para controlar los discursos de odio y mejorar el acceso a la conectividad en todo Chile, entre muchas otras recomendaciones.

En el caso de la televisión pública, en particular el de Televisión Nacional de Chile (TVN), se recomienda financiar e implementar la ley 19.132, así como también ampliar el directorio del canal, de manera de ser un espacio mucho más plural, que represente realmente al Estado y la diversidad de la sociedad civil, lo que es una deuda enorme y que ha traído costos en el tipo de democracia que hemos construido como país en las últimas décadas.

De ahí la importancia de retomar el rol público de TVN, el cual por tener que autofinanciarse y competir con los otros canales privados de televisión, ha tenido que adaptar su programación y terminar reforzando la agenda de los grandes medios concentrados, dejando de lado su misión educativa y social, que ayude a construir un país más democrático y que sea de todas y todos.

Seguramente habrá algunos que sigan defendiendo el modelo de TVN, al tener una relativa autonomía frente a los gobiernos de turno, como pasó con el mal uso que le dio la dictadura chilena, como también ciertos gobiernos recientes de izquierda de la región que han coaptado los medios públicos, pero eso es caer en un discurso neoliberal, ya que existen otras experiencias públicas de televisión, que no han sido vocerías oficialistas, como ha pasado con canales como la BBC en Inglaterra, ARD y ZDF en Alemania, NHK en Japón o RVTE de España.

A su vez, se podrá argumentar que TVN fue capaz de sostenerse económicamente por varios años y competir con los otros canales privados, teniendo su apogeo en la década de los 90 y los 2000, pero aquello se ha revertido dramáticamente en los últimos años, ya que ha tenido que competir con inmensos grupos económicos que han comprado medios privados de televisión (Grupo Claro, Grupo Bethia Falabella, Grupo Luksic, Time-Warner), generando una concentración de los medios y de la riqueza como nunca antes vista en el país.

En consecuencia, no hay que ser ni experto en medios ni haber trabajado en alguno de ellos, para darse cuenta que los medios no son un gran negocio ni para hacerse millonario, sino son instrumentos claves de los grandes grupos económicos para instalar su agenda, y no permitir que se visibilicen temas que puedan politizar y generar conciencia en la sociedad, que permitan generar transformaciones institucionales importantes.

No se trata con esto de creer que los medios lo controlan todo y que somos unos seres pasivos que no pensamos frente a la información que recibimos, pero los medios son los que construyen finalmente la opinión pública, la cual en el caso chileno, está totalmente cargada a la agenda de seguridad actualmente, que podrá ser un tema relevante para la población, pero no es lo único y se aborda desde cierto lugar además.

Por lo señalado anteriormente, el gobierno de Gabriel Boric tiene una oportunidad histórica de recuperar Televisión Nacional de Chile (TVN), como menciona el informe “Mas amplitud, más voces y más democracia”, el cual viene a recordar a los sectores políticos que creen en un país más libre, más justo y más sustentable, que sin una política de medios, Chile seguirá teniendo una democracia de baja intensidad.

1: https://fcei.uchile.cl/publicaciones/202434/informe-mas-amplitud-mas-voces-mas-democracia

2: https://www.youtube.com/watch?v=oR8OktwKXkg

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