Agua Rápida de Jaime Luis Huenún Villa, 1era edición, Santiago de Chile, Das Kapital Ediciones®, imagen de portada; Eduardo Rapiman, imagen de solapa: Álvaro de la Fuente Ferré®, octubre 2024, 63 páginas.
Una primera acepción de agua, en estado puro significa que estamos frente a un líquido transparente, incoloro, inodoro e insípido, y que constituye el elemento más pródigo de la superficie terrestre y el mayoritario en todos los organismos vivos. Una segunda idea también bajo el nombre de lo femenino, corresponde a la noción de líquido que se obtiene por extracto o infusión, disolución o emulsión de flores, plantas o frutos, empleado como refrigerio, infusión en medicina y pócima de perfumería. Una de las más perfumadas desde la antigüedad es el agua de azahar, por otra parte, el agua tiene el poder y la capacidad de transformar el mundo, eliminando la contaminación y purificando, tanto en sentido físico como simbólico, al diluir los elementos nocivos, como también el agua bendita permite en diversas creencias y religiones, tanto orientales como occidentales redimir los pecados, limpiar el espíritu y santificar. Por otra parte, en las culturas indígenas, al igual que en oriente y occidente, la mayoría de los mitos de la creación del mundo, consideran al agua como elemento que representa la fuente de vida y la energía divina de la fecundidad de la tierra, montañas, ríos, lagos y océanos y especialmente de todos los seres vivos. La mayoría de las religiones y los diversos caminos espirituales expresan su encanto por el agua a través de los ritos cósmicos, de iniciación y de purificación, y con ello la representación de la sabiduría, la paz, la bondad y la pureza. El significado espiritual del agua, en los pueblos nación indígenas, se ve representado como un reflejo del espíritu humano y la interconexión de toda la naturaleza y lo existente en forma de vida y todo lo creado. Desde el punto de vista psicológico el agua es y genera una emoción que simboliza el alma y se le vincula con el fluir de lo que se siente, percibe o emociona. En la medicina tradicional china o la ciencia del ayurveda, cuyo sistema médico originario proviene de la India, se usa desde hace miles de años. El fin es limpiar el cuerpo y restaurar los equilibrios entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Para ello se utilizan regímenes de alimentación, hierbas medicinales, ejercicios, meditación, fisioterapia y otros métodos diversos. Y desde lo antiguo, el agua pertenece a la teoría de los cinco elementos, el agua es un concepto de la filosofía china tradicional que describe la interacción entre los elementos junto a la madera, fuego, tierra y el metal. Esta teoría que se aplica a diversos campos, va desde la medicina, la estrategia militar, las artes marciales, el Feng Shui y la música. De tal modo que el agua es el movimiento en permanente cambio, la corriente subterránea que todo lo abraza; acoge y acepta a aquello que la contiene y le da vida. Ya en la antigua Grecia, los filósofos buscaban comprender la naturaleza del mundo que los rodeaba. Entre los más destacados, Aristóteles propuso la existencia de un quinto elemento, el éter, que complementaba a los cuatro elementos clásicos: tierra, aire, agua y fuego. Estos elementos también permitían alcanzar la "virtud" o "excelencia" y se referían a la perfección o excelencia de las personas o las cosas, y se determinaban según el fin o la función que debía realizar cada una, bajo el concepto filosófico de areté, concepción fundamental que moldeaba el carácter, el vigor y la salud del cuerpo, junto a la sagacidad del espíritu. De manera que el agua no sólo es un elemento vital, sino un fenómeno o epifenómeno cultural. A pesar que hoy en día el micro plástico está presente en nuestro organismo, ya sea por aspiración o por beberlo. Pero aquí ni el aire ni el agua son responsables de la avaricia humana, o de la desidia de los estados o repúblicas que se ven capturados por los empresarios dueños del dinero y de las vidas, bajo la falsa bandera del progreso que el mercado, ya marcado intenta defender.
En el Antiguo Testamento la palabra agua aparece 582 veces y es usada tanto para describir la creación, como la destrucción, al igual que en el budismo, en tanto que la palabra "bahr", que significa "agua" en árabe, aparece sólo 32 veces en el Corán, y se menciona que Allah creó todo ser viviente del agua. Y se dice que el agua es una bendición celestial que revitaliza la tierra y beneficia a los jardines, los cereales y las palmeras. En el Nuevo Testamento la palabra agua aparece 80 veces y se ve asociada a la purificación, a la regeneración y al amor. El agua acompaña al espíritu divino y a su relación con los hombres en todas las etapas de la larga historia bíblica, del mismo modo que es entendido en la mayoría de los pueblos nación indígenas en donde el agua representa la noción de un recurso sagrado, un elemento vital y un símbolo de soberanía.
En el caso de Agua Rápida estamos ante un adjetivo que se articula bien con el juego poético ya que una primera acepción dice relación con aquello que se mueve, se hace o sucede a gran velocidad, muy deprisa. En tanto la segunda, corresponde a todo aquello que se hace a la ligera, sin profundizar. Del mismo modo que como adverbio significa (rápidamente): con ímpetu, celeridad y presteza. Sinónimo de velozmente, deprisa, aprisa, pronto, fugaz, prontamente y como antónimo de: lentamente, despacio. Como suele ser el trabajo escritural, que toma su tiempo y es reposado antes de salir a la luz, no obstante acá las claves parecieran ser textos de la ausencia, en donde el hablante trae su voz de ala húmeda y carraspea nocturnos y amaneceres en las cenizas de aquellas maderas podridas de la memoria, se queja es cierto, como muy bien lo ha leído en el texto de epílogo o cierre, escrito por Camilo Brodsky, y llamado por él postfacio, en cuyo párrafo final, nos dice; “Y Agua rápida, aunque sea a pesar de Jaime, no es otra cosa que un libro de amor. Aunque sea amor por lo ido, aunque sea amor por lo perdido. Aunque sea amor por esa dignidad que tiene la derrota y que la victoria nunca conocerá” (pág. 63). Tal vez por eso, cada ciertos poemas al final de la página, aparecen nombres tales como: Fayad Jamis, Carmen Berenguer, 1946-2024, Malú Urriola, 1967-2023 y Hurón Magna, 1961-2023. Hay un emocionar de enjambre que testifica su pena, con cierta ironía de abandono: es como si los dientes de la muerte trituraran las imágenes y los cuerpos pero no así los recuerdos, que se encaraman en la ventana de la infancia y en el balcón de la adolescencia para recordar aquello que en los silencios fue pensado como futuro, y permanece allí en la ladera del pajonal, donde también se ven algunos árboles muertos que se van a tumbos retorciendo y pasan sobre las piedras de los amores idos y se parten en lágrimas, como semillas de volcán, y se menciona con palabras temblorosas a la madre moribunda, mientras el hablante le lleva chocolates. Y así, en lo trémulo se asemejan los versos a la luz de una vela, aunque en el pasado todo era lluvia y relámpagos, ahora sólo quedan unos cuantos truenos a la distancia, porque las horas se han hecho polvo y la luz que apenas asoma su cachito se olvida del destino y las personas y las cosas se distancian con la bruma, pero hay chispazos de versos que abren sus ojos sonámbulos, y mascan ajo negro enfrentando a los kalku, así como hay otros espíritus embrujados que también se sonrojan porque pierden sus extremos como si fueran lagartijas que el poeta invoca al modo de los cantos precolombinos y allí se boxea a la historia, a los gobiernos que continúan enviando municiones mientras los pueblos nación corren descalzos ante el negocio de la esclavitud, un tanto más depurada por las tarjetas de crédito y los impuestos de tanta cosa que sólo le sirven a los no indígenas, porque los estados, a pesar de los convenios internacionales, sólo les reparten migajas y unas cuantas becas que dosifican la miseria, como si los espíritus ancestrales fueran de yeso o de cartón, o como los pintan con la IA, en las megaciudades del abandono y el fentanilo.
Hoy 10 de enero, el texto en lanzamiento “Agua rápida” es en la Casa Central de la Universidad Católica Cardenal Silva Henríquez, trae la voz de poeta en la selección de textos y a los músicos de Wampo (canoa fabricada de un solo tronco para navegación en ríos, lagos y mar), la IA nos dice que: “WAMPO es un grupo de rock fusión de La Unión, Región de Los Ríos, Chile. Desde 2012, el grupo ha creado bases sonoras para los poemas del poeta Jaime Huenún” ,quienes han trabajado en su musicalización, ellos son Sergio Cañoles, guitarrista, compositor, Álvaro Manzano, saxofonista, percusión, vientos. Jhanis Bustamante, nombre artístico Cantauria, cantante, compositora y Leonardo Cañoles Cárdenas , bajo.. Los dos primeros son músicos de La Unión y Jhanis es de la localidad de Pilmaiquen, comuna de Puyehue, región de Los Lagos, y formó parte de la banda La Mano Fayuka de Puyehue.
Desde hace 8 años desarrolla una carrera de solista y compositora. De modo que junto a la música de Wampo, se abrirán los cánticos a 19:30 hrs. en el patio central de la UCSH. Y con ello Jaime Huenún sumará su décimo libro personal, sin contar la Antología, los viajes, las vigías que sacó la Universidad de la Frontera el año 2023, en reconocimiento al Premio Nacional Jorge Teiller, recordemos además que su trabajo como escritor se extiende a su labor de compilador con diversas antologías, tanto de poetas mapuches, como de poetas indígenas latinoamericanos. Agua rápida, es sin dudas un trabajado libro de poemas, algunos de su paso por los momentos oscuros de los infartos y estadías hospitalarias, pero hoy goza de buena salud, como sus poemas que nos sacuden las plumas del alma, con su sinceridad pía e impía, para consolarnos a ratos en la repartija de cariños que viajan desde y hacia distintos lugares, pero siempre con nubes de cielos sureños, a ratos con copos de nieve en el ombligo de la tarde, o bien, con los pies hundidos en las aguas de ríos, lagos y el océano, que aunque apenas se siente a lo lejos con su arrullo de olas trasparentes, está presente en la bandurria que viene volando entre los versos, con su cráneo cromado -de la portada-, y ese kimun de lo antiguo que nos detiene de golpe en medio de una página de bosque nativo, con arañas tejiendo la eternidad de los rincones, y tal vez pase un colibrí danzando de rojo o azul, entre las deidades ancestrales, con sus colores metálicos o iridiscentes, pero también es cierto que las nueve especies de picaflores que habitan estos territorios, están presentes en los textos de Jaime Huenún Villa.
Hans Schuster, escritor.