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Alberto Bachelet, un militar patriota. Por Enrique Villanueva

Este doce de marzo se cumplen 47 años de la muerte del General de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet en una celda de la cárcel pública de Santiago, lo que es una oportunidad para poner en primer lugar nuestros respetos al valor de todos aquellos militares que se opusieron o se negaron a participar en el golpe de Estado de 1973 y también, para aquellos exmilitares, quienes se unieron a organizaciones clandestinas de la resistencia para combatir a la dictadura civil militar del Tirano Pinochet. En segundo lugar para recordar que con el paso de los años, parte de ese contingente de patriotas, oficiales, suboficiales y conscriptos fueron quedando en el camino, consumidos por enfermedades y algunos de ellos, viviendo en condiciones paupérrimas, esperando como la mayoría de los y las sobrevivientes de la dictadura, una reparación digna negada en los distintos gobiernos postdictadura y que aún está pendiente.

En tercer lugar, hay que recordar que la lista de militares torturados y enviados a prisión luego al exilio es larga, así como, todos los que fueron asesinados por la dictadura terrorista de Pinochet, entre ellos el General Rene Schneider, asesinado por una conspiración dirigida por militares chilenos, en acuerdo con Patria y Libertad, organización de extrema derecha chilena y el gobierno norteamericano de la época, como una manera de impedir que Salvador Allende electo democráticamente, asumiera el legítimo mandato del pueblo para ocupar la presidencia de la república. El comandante de la Armada Arturo Araya Peters asesinado en Julio de 1973 por terroristas de Patria y libertad. El general Alberto Bachelet a quien recordamos hoy, torturado por sus subalternos en 1974 causándole su muerte por su compromiso con el gobierno de Salvador Allende. El General Carlos Prats, excomandante en jefe del Ejército, asesinado por la DINA mediante un atentado terrorista en Buenos Aires en 1974. El Capitán Osvaldo Federico Heyder Goycolea, asesinado en 1975 por la DINA. Michel Selim Nash Sáez, conscripto de 19 años asesinado el 29 de septiembre de 1973 en el Campamento de Prisioneros de Pisagua. Luis Iván Lavanderos Lastate, Mayor de ejército, asesinado el 18 de octubre de 1973 por auxiliar a prisioneros del Estadio Nacional. Juan Calderón Villalón, Oficial de Marina. Asesinado el 29 de septiembre de 1973 en Pisagua. Alberto Salazar Briceño, cabo de la Armada asesinado el 23 de junio de 1979 en Concepción. Litre Quiroga Carvajal, Director General del entonces Servicio de Prisiones asesinado el 15 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile y muchos otros.

En cuarto lugar, he de señalar que este nuevo aniversario del asesinato de Alberto Bachelet tiene un contexto distinto y es el cambio sucedido en Chile desde la rebelión social de octubre del año 2019, un remezón político y de conciencia que los jóvenes con su rebeldía le dieron al pais, empezando a escribir una nueva historia, que las elites económicas y políticas se resisten y no aceptan. Este remezón fue tan fuerte y profundo que los actores de la política de los últimos cuarenta años quedaron sin argumentos y continúan pensando salidas con recetas ya caducas, propuestas que no dan cuenta de una realidad no solo nuestra, sino que mundial, que es la caducidad del sistema neoliberal y la necesidad de un nuevo modelo económico, distinto al que estos actores construyeron o administraron.

Es tan excluyente y alejado de la realidad el mundo en el cual viven las elites políticas y económicas, que al parecer no se han dado cuenta o no aceptan, que hoy son otros los actores y sujetos políticos que están a la cabeza del cambio social que se avecina y que, con sus reivindicaciones, amplían y enriquecen la lucha por una sociedad anticapitalista, anticolonialista, anti patriarcal, con un estado que proteja los derechos sociales de los ciudadanos, una sociedad ecologista respetuosa del medio ambiente, feminista, plurinacional respetuosa de la cultura y los derechos de nuestros pueblos originarios, radicalmente democrática, autodeterminada.

No quieren aceptar que los cambios que por más de 40 años intentaron hacer en Chile solo perfeccionaron la democracia liberal, “transformando relaciones de poder en relaciones de autoridad compartida”[1], contexto en el cual la derecha, que es democrática hasta que esta le conviene, cogobernó con las políticas de los acuerdos y de la justicia en la medida de lo posible.

Este es el contexto histórico en el cual quienes compartimos con el general Alberto Bachelet, le recordamos, haciéndonos parte de este nuevo proceso que se abre en Chile, reivindicando la imagen y el ejemplo de militares asesinados por mantenerse fieles a sus valores y principalmente fieles al compromiso con su pueblo. Militares quienes decidieron hacerse parte o defender a un gobierno legítimo y democrático, que impulso cambios profundos en nuestra sociedad y que por ello fue aniquilado junto a su presidente Salvador Allende.

Contrarios a esta verdad la elite política y económica continua defendiendo símbolos que por años se plantaron en la cultura y en la historia, con explicaciones que en el devenir del tiempo demuestran su fragilidad argumental y en casos, las mentiras que justifican su existencia. Son imágenes y estatuas de héroes con pies de barro, que hoy el pueblo rechaza porque detrás de falsas leyendas se ocultan horribles matanzas “en nombre de la patria”, y que fueron homenajeados por el asesinato inmisericorde y cobarde de miles de personas indefensas.

Algunos de estos falsos héroes son, entre otros, Cornelio Saavedra, Roberto Silva Renard, el general Manuel Baquedano, quienes representan a los ejecutores del genocidio del pueblo mapuche, a los que cometieron de tropelías de todo tipo durante la guerra del pacifico, como lo denunciaron observadores internacionales en la época[2]. O, que bajo sus órdenes se realizaron grandes matanzas en contra de obreros y trabajadores chilenos, como el asesinato de las tres mil hombres, mujeres y niños en la escuela Santa María de Iquique en 1907, entre muchos otros.

No es aceptable entonces que esta historia de mentiras continúe permitiendo que la impunidad se extienda al almirante Toribio Merino, al tirano Pinochet, al general Gustavo Leigh, al general Cesar Mendoza y a quienes bajo sus órdenes son los responsables de haber transformado a las FFAA en el custodio del modelo económico creado a balazos en 1973. Impunidad que intenta justificar los crímenes de lesa humanidad y los atropellos cometidos a los derechos humanos de millones de compatriotas, inventando una guerra inexistente, que desarrollaron en los cientos de centros de tortura instalados en regimientos, cuarteles, bases aéreas, buques y comisarias, todas a cargo de militares y carabineros en todo el país.

Terminar con esta herencia nefasta es hoy una cuestión de fondo y es lo que debemos lograr en la redacción de un nueva Constitución, eliminando todo espacio para que políticos y militares a nombre de la seguridad de la nación instrumentalicen y sometan a las FFAA y carabineros a intereses políticos y económicos, identificando y persiguiendo a un enemigo que, como ha sido demostrado tan claramente en estos dos últimos años, no es otro u otra que el disidente y el que reclama por sus derechos.

En esta nueva Constitución tienen que quedar plasmados los legados de militares patriotas como Schneider, Bachelet , Prats, quienes enseñaron que la Seguridad de la Nación no solo se remite a definiciones puramente militares, la seguridad de un Estado democrático se fundamenta en valores como los de paz, libertad, justicia, igualdad, protección de los derechos humanos y convivencia democrática, entre otros, valores y conceptos de los cuales los militares deben ser partícipes y estar convencidos de ello.

Asociado a lo anterior está el rediseño de los procesos formativos de las escuelas matrices, porque son una herramienta fundamental de transformación de la mentalidad militar, tanto de la oficialidad como de la sub-oficialidad, en todas las ramas de las FFAA y Carabineros. La formación actual de los militares es clasista y está orientada fundamentalmente a consolidar la mentalidad militar basada en la supuesta supremacía sobre el ciudadano y ciudadana civil, formando cuadros para el ejercicio de la Seguridad Nacional, convencidos de que su misión principal es la búsqueda y persecución del enemigo interno entre sus propios compatriotas.

Tenemos que aportar a cambiar esto, impregnando la historia de nuestras FFAA, refundando su doctrina y valores hasta hoy sometidos a quienes tienen el poder económico, con el ejemplo de quienes fueron capaces de luchar entregando sus vidas por un Chile mejor, más justo y humanitario. Cambios que como referente tienen la imagen de Alberto Bachelet y de todos los militares patriotas, sobre todo la imagen de Salvador Allende, combatiendo hasta el final de su vida en el bombardeado Palacio de La Moneda, porque no estuvo dispuesto a que la dignidad democrática y constitucional de su cargo sufriera la humillación y vejamen de los golpistas.

Así recordamos el general Alberto Bachelet, un soldado patriota, que sirvió y amo a su patria y que murió en una celda de la cárcel publica dejándonos un ejemplo a seguir. Por ello la historia nunca le olvidará, seremos sus compatriotas quienes le recordaremos, ciertos que la gloria le mantendrá en la eternidad


[1] Boaventura de Sousa Santos,

[2] New York Times" informó sobre la masacre en Chorrillos de los trece bomberos italianos asesinados por Chile en enero de 1881.- Informó también sobre la carnicería y devastación efectuados por Chile en Chorrillos durante la Guerra del Pacífico

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