Asistir a este espectáculo musical de un minimalismo y sutileza poco habitual, enmarcado por el magnífico entorno del teatro Nescafé de las Artes de Santiago de Chile, ha sido un regalo con sabor a buenas noticias, caramelos y algodón de azúcar.
En el amplio Universo de la música autoral no es común encontrarse con los ingredientes que componen la propuesta artística de este dúo de cantautores peruanos: una pareja que persiste en el compromiso matrimonial y en una intensa y fructífera colaboración musical; junto a un discurso lírico crítico, resistente y a la vez dulce, tan dulce como sus voces, combinadas perfectamente llevándonos hacia paisajes sonoros llenos de luz y transparencia.
Si hablamos de sus composiciones, el lenguaje que utilizan sorprende por la percepción de fluidez y liviandad sostenida en esta ocasión casi en su totalidad por la guitarra de Alejandro, aún cuando sorprende la alta complejidad composicional tanto desde lo armónico como melódico, destacando la belleza de melodías limpias y muchas veces juguetonas que mantienen a la audiencia involucrada en un viaje que semeja a una balsa navegando agüitas del equilibrio, parafraseando una de sus bellas obras musicales.
María Laura Bustamante y Alejandro Rivas sorprenden llenando un escenario por el cual han transitado grandes espectáculos musicales y teatrales, con sus solas presencias, demostrando en ello la maestría de 15 años de actividad musical independiente ininterrumpida, enriquecida desde sus inicios por la colaboración interdisciplinaria de ambos, desde sus inicios de paso por Estados Unidos realizando versiones de composiciones anglo en español, desarrollando una amplia mirada de las artes visuales y escénicas.
Su propuesta, es esta ocasión, nos presentó un escenario sobrio, sin ningún tipo de apoyo escenográfico aparte de ellos y sus instrumentos, vestimentas coordinadas y de colores pasteles que apoyaban la riqueza del minimalismo ya mencionado, evidenciado en la guitarra de Alejandro como principal apoyo armónico, un pequeño teclado ejecutado por María Laura en ocasiones finamente escogidas; y la estupenda colaboración del percusionista nacional Cristián Carvacho con la intervención de los invitados Javier Barría y el dúo Yorka. Capítulo aparte, como precisa antesala al minimalismo y su riqueza invitando al goce del encanto de las duplas persistentes, fue la apertura del dúo Nacional Camila y Silvio; especie de Alter Egos desde este lado de la cordillera, joven pareja cuya música resiste y se desarrolla desde el rescate de la raíz respetando la pureza y belleza estilística de lo vernáculo y también lo luminoso.
Larga vida a la creatividad que le canta a la permanencia en pareja, a la mapaternidad, al feminismo, a la resistencia, a las infancias; con colores, mezclas armónicas y sonoras que sorprenden, alegran el alma y nos invitan a creer que en la belleza de lo simple está la respuesta.
Paquita Rivera
Licenciada en Música
Profesora de Canto
UNIACC- ARCOS
@paquitarivera