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Aún no hemos corrido el cerco. Por Alex Ibarra Peña

El estallido social aparentemente se ha desgastado para tranquilidad del Gobierno que estuvo furiosamente desafiado por más de un mes. Esto sugiere que la estrategia del desgaste funcionó apoyada por el acuerdo de los partidos políticos que invitaba a una convención constitucional. Claramente que para los sectores más acomodaticios y moderados la tarea ya había sido cumplida, por lo tanto se podía volver a la normalidad.

Las manifestaciones violentas parecen haber cesado, las grandes concentraciones, los enfrentamientos con la policía, los saqueos y barricadas. Sin embargo, son innegables algunos hechos de radicalización como el aumento de ciudadanos en la conformación de la Primera Línea, el Campamento por la Dignidad en los Tribunales de Justicia, los ataques a los cuarteles policiales en los barrios periféricos, etc.

Una ganancia de las movilizaciones fue el tapabocas a la derecha que había levantado el relato de una victoria definitiva a favor del neoliberalismo, ocultando que la elección de Piñera tuvo un escaso apoyo ciudadano y que no era, por ningún motivo un presidente legítimo en un sentido contundente. Los sucesos acontecidos dejan ver que Piñera no es un demócrata honesto, esta vez dejó ver, sin recato, al déspota. La represión con la violación sistemática a los Derechos Humanos se encuentra ampliamente testimoniada, pero además sus pretensiones de crear una estructura represiva mayor ocupó la prioridad de su agenda y la de sus secuaces. Por cierto, que su cuestionado oportunismo para los negocios financieros se vio exacerbado una vez más, mostrándonos otra vez el peligro de la vinculación entre el mundo financiero y lo político. La astucia que lo sostiene, gobernando para una minoría y no para todos, está en su plena conciencia en torno a la existencia de esa clase política corrupta que ha seguido aceptando su Gobierno y colaborando en la protección de los capitalistas. Fuera de este reducido ámbito, se puede sostener que el Gobierno fracasó y que ya no vuelve a recuperarse,. La historia será el mejor testimonio de este ignominioso momento al que asistimos en estos días.

Antes de esta primavera estábamos anclados en el escepticismo y el relativismo político, cada vez menos personas acudían a las urnas a seguir el juego del duopolio político a favor del capitalismo salvaje. Las múltiples manifestaciones de protestas nos sitúan frente a un nuevo escenario, en el cual proliferaron los cabildos y las actividades culturales como lugares de encuentro ciudadanos que concientizaron sobre la urgencia de una Asamblea Constituyente para la creación de una Nueva Constitución. El aplazamiento de esta demanda, llevada a cabo por la clase política, ya deja ver las estrategias discursivas y comunicacionales a favor del poder que no renuncia a la defensa del sistema político actual.

El arte sustentado en una sensibilidad estética revolucionaria y solidaria se ha convertido en un fundamento espiritual que da forma a las nuevas creaciones, millones han cantado EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO. Por estos días, el refugio ciudadano ha estado en diferentes producciones culturales. Esta producción viene a ser una contribución pertinente, más allá de las estadísticas financieras y de las encuestas, actuando sigilosa y profundamente, ocupando su lugar de referencia en el centro de lo humano. Hay aquí el fruto más palpable del nuevo imaginario. Aún no hemos corrido los cercos, pero hemos recuperado los parques y hemos ganados muros ocupados por pinturas y grafitis. Las calles se han convertido en un Museo de la Memoria viva, es necesario no borrar las voces.

Por lo visto, el Gobierno a pesar de su fracaso seguirá en el poder junto al Congreso. Los años que vienen serán ocupados en el fortalecimiento a las ganancias de los capitalistas desvergonzados. El saqueo de estos genocidas y sus cómplices será incesante, tal vez más oculto, pero feroz. Que nos hayan quitado el miedo, no significa que no nos seguirán quitando lo que puedan.

La vía democrática de la Nueva Constitución sólo será efectiva, entre menos políticos traidores participen, de hecho hay que insistir en que no participen. Debemos estar claro, hasta el momento lo único que puede ser considerado como relevante es la creación de la Nueva Constitución, pero ésta sólo será relevante si es que la lleva a cabo la Fuerza Constituyente, es decir ese pueblo soberano que se manifestó en este hito revolucionario.

La revolución ha comenzado, y como siempre, aparece como la posibilidad para un nuevo orden, aún no hemos renunciado a la felicidad que nos han negado. Es una tarea pendiente, cuál será nuestra nueva constitución con una democracia que reporte beneficios para todos y no sólo para ellos, los privilegiados. La posibilidad histórica sigue intacta no podemos renunciar a lo iniciado, mientras ellos siguen votando por la impunidad y las garantías obscenas a los capitalistas genocidas tenemos que seguir fortaleciendo nuestra lucha, que es nuestra y no de ellos.

Alex Ibarra Peña.
Dr Estudios Americanos.

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