Cálculo Salvaje, Arte Actual de Rapa Nui de Macarena Oñate, es un texto bilingüe (Castellano-inglés) Impreso en los talleres gráficos Impresores SpA, julio 2024, Ocho libros Editores. Director editorial/Gonzalo Badal,Editora/ Florencia Velasco,Director de Arte y Diseño/Carlos Altamirano, Diseño editorial y portada/ Marisol Abarca, Traducción al inglés/ José Miguel Trujillo, Foto portada/ Cristian Gutierrez @polgutifoto. 71 páginas.
Encontrar claves para la comprensión del arte indígena, sin caer en las nociones colonialistas basadas en la cultura occidental, es siempre un desafío para quienes se acercan a la gestión cultural con otros códigos, en donde ya no es posible examinar las producciones desde la miopía antropológica o arqueológica que no esté descolonializada, los objetos son la expresión de una muestra profunda que aporta sentidos a la filosofía social de los pueblos nación, por ello es más que una pieza de artesanos, el concepto de artista y de objetos artísticos va más allá de su funcionalidad o de la relación que las personas generan con ellos, hay una concentración de energías, presentes también en objetos inanimados que en muchos casos operan como elementos de protección, las figuras y las piezas poseen también elementos divinos o sobrenaturales, en donde los más puristas (Hoy bajo la consulta indígena, por nuevas leyes del deporte, no faltaran quienes se opongan a que el palín, por ejemplo, se ingrese a los deportes nacionales, sin medir que con ello se verá más cercana su extinción -es claro que no se pueden considerar las reglas de juego occidentales de ganadores y perdedores, el palín termina con un acercamiento entre las distintas generaciones que juegan en los equipos y que finalizan comiendo y conversando sobre las tradiciones, entre otros temas) y se niegan a su divulgación y acercamiento secular, preferentemente sólo a través de la tradición oral, sin embargo, cabe reconocer que el concepto de sabiduría mutó ya no es sólo concebido como la experiencia de los ancianos, las nuevas tecnologías pusieron en juego nuevos saberes, y los más jóvenes durante la pandemia proporcionaron avances en la alfabetización digital y acercamiento directo a nuevos conocimientos de diversa índole, incluyendo las largas conversaciones familiares por WhatsApp a pesar de las distancias y los territorios. Y en materia de creatividad comienzan a aparecer grados de fusión entre rituales y ceremonias con acciones performativas y se generaron nuevos giros en el trabajo “artesanal”, o bien, gracias a los estudios en disciplinas occidentales, les permitieron levantan nuevas propuestas desde lo audiovisual, la fotografía, la pintura, la música, la escultura, entre otras manifestaciones se acercan cada vez más a códigos universales en el desarrollo de las artes con variantes propias e identitarias, aunque siempre ha sido así, hoy adquieren otro valor, ligado también a movimientos ambientales, de género, de dignidad civil, de solidaridad ante las masacres en las actuales genocidios y guerras, en este punto las comunidades indígenas tienen mucho que decir, púes gran parte de su pasado y tradición fue y esta siendo de supervivencia, de modo que en el plano existencial, sus temáticas se conectan con las temáticas del horror, y del escaso recuerdo del pasado, la nebulosa es tan grande como la perdida de diversos lenguajes, idiomas y otras instancias, productos de la aculturación o de los momentos de esclavitud, despojos y otras patrañas bajo la permanente escases de derechos ciudadanos, recordemos que recién en la década del 1960 se les dio la nacionalidad chilena a las comunidades indígenas, y los Rapa Nui no fueron la excepción.
Macarena Oñate, tiene razón al establecer que la memoria es una construcción política, en especial si se trata de un colectivo , dado que desde allí se genera cohesión social al tratarse de elementos constitutivos de un pueblo nación, con la cita a Paul Ricoueur (2004,p.161) , “dotar a cada conciencia del poder de situarse en el punto de vista del Grupo”, establece la búsqueda y validación de aquellos elementos que hacen alusión a la historia reciente y dolorosa de los habitantes de Rapa Nui, leprosario y arriendo de tierras y “personas” a la compañía Williamson & Balfour, la hambruna y el mal trato de los lunes fiscales, en donde la República de Chile a través de la Armada, dejaba ver su despotismo e ignorancia, algo similar al período de la dictadura cívico-militar, que ya casi nadie quiere recordar, porque durante ése período se prohibió incluso el uso de los idiomas de los pueblos originarios. Sin embargo, los relatos sobre el pasado ancestral cobran nuevas resignificaciones, y eso es equivalente a todos los pueblos nación vigentes en Chile. El que las culturas vivas puedan gestionar sus escenarios naturales (Como sucede en algunas comunidades del norte andino) es un punto complejo si sólo el pasado se convierte en mercancía y se instrumentaliza cualquier soporte, en especial lo relacionado con aquello que entendemos por “artes” desde la cultura occidental o bien, cómo el Ministerio de las Culturas las artes y el patrimonio influye en el devenir del arte indígena y en especial en el arte Rapa Nui, qué sucede con la música, los audiovisuales, la pintura, la fotografía, entre otros. Los artistas que menciona Oñate son autodidactas , en su mayoría, y sus obras estarían bajo los cánones de obras contemporáneas de carácter performático, dejando en forma patente los conflictos de identidad relacionados, sin renunciar a poner temas como; la discriminación y la migración forzada de los artistas Rapa Nui, no sólo para nutrirse de nuevas técnicas para abordar los imaginarios , complementando con nuevos conocimientos el trabajo artístico en diversas aéreas como lo desarrollan; Gustavo Bórquez (rapa Nui 1977), Diseñador, reconocido por su trabajo en las artes visuales, realizador de las escenografías del festival Tapati Rapa Nui (es el festival más importante de la Polinesia, que año a año celebra las manifestaciones de la cultura tradicional) Te Pou Huke (Rapa Nui ,1975), Escultor, pintor e ilustrador, su trabajo está relacionado con la preservación y trasmisión de la historia y cultura Rapa Nui, una de sus obras características es el Supermestizo cuya visión al modo de cómic, deja ver la ironía y crítica social ,entre quienes tienen sangre “pura” y los “sangre mezclada” -Champurria dirían los mapuches- , pero también da cuenta del doloroso pasado, que incluye, subyugación del Estado de Chile con prácticas aberrantes, al igual que el maltrato de la iglesia como arrojar ácido en la cara de las personas que se negaban a la evangelización, argumentando que era agua bendita y que el demonio los cegaba. Cristian Rapu Edmunds (Rapa Nui, 1982), Fotógrafo y documentalista de vida submarina en Rapa Nui. Sebastián Pakarati Tregove (Rapa Nui, 1993) Dibujante y tallador en nuevos soportes como huesos y cabezas de ganado. Juan Carlos Araki (Rapa Nui, 1981)Escultor, tallador y performance con madera y ramas, preocupado por el rol simbólico de sus trabajos ,Sandra Atan Chávez (Rapa Nui 1971), cabe destacar sus muestras quien gracias al sueño de su madre, quien Soñó con los Paina Koro, y se vio en la necesidad de replicarlos, las imágenes estaban casi extinguidas en las memorias del colectivo, hoy en cambio gracias su confección con materiales naturales como madera, totora y mahute (un cierto tipo de papiro que cuya corteza se expande casi como un textil, antiguamente usado para vestimentas) recopiladas de publicaciones antiguas en francés e inglés, las piezas mencionadas, y dibujadas especialmente por antropólogos , quienes destacaban su carácter ritual, y que han sido revitalizados por Sandra Atan , los Paina Koro son figuras antropomorfas, cuyas caras y cuerpos se ven tatuados, y representan a un personaje fallecido y homenajeado algún tiempo después de su muerte. Es una suerte de “muñeco” o “Títere de grandes dimensiones”, también llamado Nari-nari (cuya representación grotesca, casi como un payaso puede llegar a medir 3 o 4 metros de altura y es ahuecado por dentro para dar cabida al Heva, (o doliente). Se transportaba en una angarilla, y se establecía frente a un Ahu, es decir en un círculo de 3 a 4 metros, levemente excavado y empedrado). La ceremonia del Paina Koro se solía organizar en épocas de verano, dependiendo de la posición estelar de las tres estrellas centrales de Orión, también era una forma de terminar un luto, con un gran curanto y la figura de Paina Koro. Figuras que se conservaban por generaciones, si los tatuajes de la cara eran perpendiculares al cuello, era la representación de un varón, si eran tatuajes de puntos en diversos lugares de la cara, era una mujer. Según se dice el último Paina Koro es del año 1939. Y el último artista mencionado en el libro bilingüe de Macarena Oñate es; Mokomae Araki (Rapa Nui,1976). Destacado tallador, bailarín y tatuador, su trabajo en pinturas de cuerpos desnudos, en fotografías de blanco y negro va más allá del erotismo y del imaginario estereotipado polinésico, su preocupación por los detalles, dejan ver el ritual. Por otra parte, si bien, “Cálculo salvaje”, es un concepto que se contrapone al “buen salvaje” noción propuesta por Jean-Jacques Rousseau y que sostenía que la sociedad corrompe al ser humano y que la posesión de objetos o tierra lo lleva a la degeneración, al egoísmo y la competencia. Como ya sabemos, el arte no requiere de ningún permiso y siempre tiene algo más que decir, y su cálculo, salvaje-mente occidental no está dispuesto a que el pasado de los pueblos originarios sea instrumentalizados, y/o transformado en meras mercancías, el arte y/o artesanía, forman parte de las ceremonias de la vida y del buen vivir de los/las ceremoniantes.
Hans Schuster, escritor.