Cuando reflexionamos sobre quién o quienes ejercen la política en nuestro país, es útil remitirnos a los comienzos del pensamiento político con Maquiavelo y su obra El Príncipe. Maquiavelo, a través del realismo político, ilustró la dinámica del poder, mostrando cómo los actores políticos pueden obtener y mantener el poder mediante el ejercicio de la fuerza y la manipulación de la política a su favor. Su enfoque en la capacidad de influir y controlar se basa en la premisa de que el poder se alcanza no solo por mérito, sino por una estrategia hábil y adaptativa.
En el último tiempo, la obtención del poder a través del voto popular y mediante el procedimiento de las elecciones periódicas en Chile ha generado ruido con respecto a la representatividad y la ética de los candidatos que han sido electos. En primer lugar, se deben observar con cuidado los conflictos entre los actores políticos y la poca capacidad de llegar a acuerdos para Chile, en segundo lugar, la relación entre fuerzas que se ha desbalanceado producto de la fragmentación partidaria, surgiendo como salvadores los candidatos independientes y, en tercer lugar, la desafección ciudadana con respecto a los representantes debido el escaso control y fiscalización que existe hacia las instituciones políticas y los actos políticos-administrativos.
Desglosemos un poco, cuando hablamos de realismo político hoy en día, y queremos observar como se relacionan las fuerzas políticas en el escenario debemos tener en cuenta que Chile ha pasado por cambios políticos importantes, Pepe Auth lo señala en su Columna “¿Nuevo eje en la política chilena? en el diario digital Ex Ante , en donde nos muestra que el clivaje dictadura-democracia de 1988 ha decaído para dar paso a un nuevo clivaje constituyente. El contexto de esta discusión se generó en octubre de 2019 en una ciudadanía enardecida por la inacción política de los representantes, con las ansias de lograr un cambio de rumbo a un Chile, además de poner en agenda temas tan relevantes como la dignidad humana y el descontento por la corrupción.
Este remezón logró mostrar a la élite política el nivel de desconexión de la ciudadanía con respecto al sistema político de nuestro país, generando un momento de inflexión en la administración del expresidente Sebastián Piñera, esto permitió un proceso constituyente, que ratifica a través del voto popular el triunfo de la opción Apruebo con un 78,27% de los votos el 25 de octubre de 2020, abriéndose las puertas a escribir una nueva constitución para Chile. Sin embargo, el proceso no fue fácil, luego de elegir a los representantes que redactarían la nueva constitución el 11 de abril de 2021. éstos tendrían como misión tener un borrador en un plazo de nueve meses. Este documento fue sometido a referéndum el 4 de septiembre de 2022 y fue denominado como “plebiscito de salida”, el cual, tuvo como triunfador a la opción de Rechazo con un 61,89%. Este texto no logró adecuarse a las necesidades de los ciudadanos, además estuvo caracterizado por constantes conflictos entre los constituyentes, la ideologización extrema, la inflexibilidad a la hora de llegar a acuerdos y el caso Vade.
Sin embargo, un nuevo proceso Constituyente en 2023 con iniciativa del presidente Gabriel Boric en conjunto con los presidentes de la Cámara de Diputados (Raúl Soto) y senadores (Álvaro Elizalde) genera una nueva esperanza constitucional para Chile. El 12 de septiembre se reunieron en el palacio del ex Congreso Nacional en Santiago para continuar las negociaciones sobre el proceso constituyente; se acordó elegir una nueva Convención que estaría acompañada por un comité de expertos y se realizaría un plebiscito de salida para ratificar o rechazar el nuevo texto propuesto que será con voto obligatorio. El mecanismo de redacción de esta nueva constitución sería de 50 miembros electos por votación popular y una comisión experta de 24 integrantes designados por el Congreso Nacional. Nuevamente, un referéndum el 17 de diciembre de 2023 dio como ganador a la opción en contra con un 55,76% de los votos, cerrando el capítulo de una nueva constitución para Chile.
¿Cuál es la respuesta después de dos procesos constituyentes fracasados? ¿Qué nos deparan en las próximas elecciones de octubre 2024? ¿Por qué candidatos se inclinarán los ciudadanos? Para comprender mejor el realismo político y aplicarlo a la situación actual, es útil analizar cómo la estructura política se ajusta a las demandas y expectativas cambiantes de la ciudadanía.
Por ejemplo, la introducción de candidaturas independientes en las elecciones, a partir del año 2000, ha sido una respuesta al fraccionamiento del sistema electoral y a la desconfianza hacia los partidos tradicionales. Sin embargo, el surgimiento de candidatos a independientes también ha traído consigo nuevos desafíos, como la necesidad de claridad sobre a quién responden estos candidatos y cómo mantienen la transparencia y la integridad en el ejercicio del poder. Porque una cosa es la obtención del poder y la otra es el trabajo realizado con ese poder, es sabido para Maquiavelo que gobernar con el pueblo, por medio de un gobierno fuerte, con un control real y que además se haga el trabajo esperado por las personas, garantiza una estabilidad en su gobierno.
Por ejemplo, un estudio reciente de la consultora Imaginacción , que llevó a cabo un segundo Observatorio de Corrupción Municipal, reveló que un 37% de los municipios dirigidos por independientes están siendo investigados por irregularidades graves, entre algunos delitos esta la malversación de caudales públicos, falsificación del instrumento público y lavado de activos. Esta situación pone de manifiesto que ser independiente no exime a los candidatos de enfrentar problemas de corrupción, de un mal manejo de los recursos públicos o la posibilidad de ligar a los narcotraficantes con licitaciones públicas, un narco Estado. La experiencia chilena demuestra que la independencia en la política debe ir acompañada de un control exhaustivo y una fuerte fiscalización hacia quienes gobiernan para evitar prácticas perjudiciales como la corrupción.
Por consiguiente, cuáles son los criterios para entregar valor a la estructura política, si bien la valoración de legitimidad en un estado puede entregarse desde las ideas y valores, llevándonos a modelos utópicos, también debemos pensar la legitimidad de acuerdo con objetivos realistas. Maquiavelo tiene un pensamiento negativo del estado de naturaleza humano y por medio de su pensamiento busca mantener un estado central que genere un control fuerte en la sociedad. Para este autor cuando las personas están involucradas en los asuntos del Estado se puede gobernar de una manera más estable. Son estas razones las que creo que, mantener un objetivo claro es entender que en este modelo de filosofía política debe existir una conservación, consolidación y un aumento del poder, consiguiéndolo por medio de un, municipio, gobierno regional o el mismo Estado. Con líderes fuertes que representen y logren entregar estabilidad política para que los actores políticos en Chile y tal vez en otras democracias modernas puedan ejercer el poder de manera efectiva y legítima, es fundamental que comprendan el estado de naturaleza de su sociedad, desplieguen una fuerza política adecuada y mantengan un compromiso con la participación ciudadana.
Ricardo Quintanilla Osses, Cientista Político de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Felipe Duarte, Cientista Político, Universidad Central de Chile.