Fueron dos noches seguidas a sala llena en las que los fans de la música de Fulano tuvimos el privilegio de volver a escuchar estas composiciones que desde la década de los ochenta impactaron a la música nacional con el fruto de esa búsqueda experimental que comenzaron los fundadores de la banda que en más de treinta años tuvo distintas conformaciones.
Durante el verano Jorge Campos recibió una invitación para presentarse en un festival de jazz en Zapallar, antes había tenido dos presentaciones en otros festivales en Santiago, en estos mantuvo la agrupación "Animal en extinción" con Chino Vásquez como invitado. En la presentación playera cambió la conformación manteniendo a Paquita Rivera y Guillermo Atria, sumando a Willy Valenzuela, Cuti Aste y Andrés Pérez, esto dio el impulso inicial para la formación de Full.
Meses de conversaciones fueron dando curso al deseo de seguir tocando parte del repertorio de Fulano, Jorge Campos y Willy Valenzuela dos de sus referentes comienzan los ensayos, sumando a la conformación que tocó en aquella presentación del verano con la sorpresiva integración de Cristóbal Dahm que viene retornando a Chile.
El lugar elegido para el recital que prepararon fue la Sala Master, agotando las entradas teniendo que programar una segunda noche que también se llenó totalmente. Ambas noches estuvieron llenas de intensidad, ya habían pasado años de ausencia de una cita especial para escuchar la música de la emblemática banda que se convirtió en símbolo de genialidad sonora acompañada de metáforas de una cultura de la resistencia frente a la dictadura y a la indecisa transición política del país.
Estas dos noches reflejaron que la madurez musical no inhibe al talento ni a la fuerza expresiva. Los clásicos de Fulano fueron visitados con una intensidad sonora diferente sin perder la estructura original, las interpretaciones de los músicos se mostraron notables en su calidad. La puesta en escena expresó con un ánimo desbordante de delirio a la expresión artística liberando su contención.
Las improvisaciones sorpredieron a los fans desde el inicio con Campos y Valenzuela ejecutando un rito de purificación para dejar espacio a las vibraciones sonoras más elementales que fueron conectando con el público, mostrando la importancia de la libertad creativa, así se dio pie a la incorporación de Cuti Aste que se unió al rito. Así fueron los primeros minutos con esa introducción para que la banda en pleno se entregara al espectáculo. Cada músico fue participando con sus improvisaciones haciendo que cada noche tuviera su particularidad con la base de un mismo repertorio. Paquita Rivera, mostrando su talento que le permitió ser parte de la última conformación de Fulano. La línea de vientos con maestría transitando entre saxos, clarinete y flauta, dando formas expresivas propias. Todo esto lució con el sólido trabajo del sonidista y el equipo técnico que supieron aprovechar las condiciones de la sala.
"Full y la música de Fulano", fue una presentación contundente de un repertorio que nos hace pensar que la contracultura es una posibilidad para la creación que se permite apelar a la fuerza propia de un espíritu rebelde, siendo capaz de generar una experiencia única, en donde lo profesional se convierte en una clase magistral que dignifica el trabajo de quienes hacen posible esta muestra categórica de virtuosismo.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra
