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Contragolpe absoluto a la derecha política. Por Nicol A. Barria-Asenjo

“Hoy la voz de la ciudadanía se escuchó (…) La ciudadanía nos ha enviado un fuerte mensaje, al gobierno y a las fuerzas políticas tradicionales, no estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y lo anhelos de la ciudadanía (…) es nuestro deber como gobierno escuchar con humildad y hacer todo lo que sea necesario para responder mejor a las necesidades, los anhelos y las esperanzas de la gente” con esas palabras iniciaba su discurso el Presidente de la República de Chile Sebastian Piñera, discurso emitido en el marco del cierre del recuento de las votaciones de los Constituyentes. Con voz débil y nerviosa, salió el tirano de terno y corbata a entregar un discurso de derrota.

Lo cierto es que sus palabras son certeras, hoy, se escuchó a viva voz el mensaje que desde el 18 de octubre del 2019 se escuchó con más fuerza en Chile y el mundo entero, porque este mensaje lleva recorriendo el país de extremo a extremo por más de 30 años e incluso antes. Este 16 de mayo la Derecha política recibió el mensaje que no esperaban, el pueblo enviaba a las fuerzas políticas, a la élite económica y a los líderes de Estado de vuelta a su obscuro y antiguo cajón fúnebre. Pese a lo esperado por la clase política el pueblo con lápiz en mano nuevamente les demostró que en Chile seguimos despiertos.

Este acontecimiento histórico vivido, este proceso político que aún no concluye, comienza a demostrar la potencia de la unidad, la historia de un país, y en especifico los vuelcos que pueden producirse en la historia de un país dependen del movimiento del pueblo. Los resultados importantes, los pasos importantes comienzan en la calle, pero terminan asistiendo a los locales de votación.

En este sentido, no es solo salir a las calles, por supuesto que, esa parte es vital y fundamental, es innegable que los estallidos sociales imponen presión a las lógicas dominantes, los movimientos de ciertas lógicas que parecer estar establecidas y ser inamovibles quedan en jaque mediante el despertar social, empero, la parte más importante es la de tomar el lápiz. En suma, es necesario poner en práctica y hacer uso de las herramientas de la democracia.

Luego de los resultados de estas Elecciones convencionales constituyentes de Chile, queda evidenciado que el voto es un elemento que el pueblo aprendió a utilizar, el 2020 lo dejo claro tras el referéndum histórico donde la opción Apruebo tuvo un triunfo abismal por sobre la opción “Rechazo”.

El 15 y 16 de mayo del presente 2021 fue la fecha elegida para brindar un contragolpe absoluto al legado de Augusto Pinochet. Esta fecha fue un día de disolver certezas, fragmentar un modelo y hacer temblar a la clase política dominante.

La ciudadanía, el pueblo chileno, nuevamente -tal como ocurrió el 20 de octubre del pasado 2020-, dijo ¡No! a una repetición en la historia obscura y sucia del país.

Mediante el proceso de elección de integrantes de la Convención La perpetuación de la Constitución Política de la República, creada entre 4 paredes y la cual aseguraba un modelo que hasta el día de hoy amenaza la vida y libertades quedaría disuelto.

El camino por delante es complejo, vienen procesos, negociaciones y acuerdos que definirán la dirección del país. Ahora, quedará en manos de unos pocos el futuro de los muchos.

No es momento de cantar victoria, pero si de celebrar el triunfo momentáneo y trascendental en la historia del país, y no solo del país, Chile con este proceso político se posiciona como el primer Pais del mundo que llega con paridad de género (68 mujeres y 70 hombres)

Las lecciones y miradas en retrospectiva nos pueden dejar mucho, incluso, el proceso mismo nos demuestra la potencia de 1 voto, uno puede y es el que marca la diferencia, ese 1 + 1 que se continua, que ese expande y que termina por demostrar algo. En medio de la complejidad de los tiempos entre los cuales tiene lugar el devenir político, no es menor lo acontecido, no es solo un día es un movimiento en el tablero que es definitivo, que a su vez, manipula a nuestro favor -o eso es lo que esperamos- el porvenir.

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