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Cuando los horizontes de justicia social e igualdad se colonizan. Por Carlos Miranda Carvajal

Hablemos de la asignatura de Lengua y Cultura Indígena. Esta "nueva" asignatura, impartida en las escuelas chilenas, no es una casualidad, sino el resultado de años de lucha identitaria, procesos políticos nacionales e internacionales y, sobre todo, de la voz indígena que clama ser válida en un sistema educativo y social orientado a la productividad y la reproducción social.

La implementación de esta asignatura se fundamenta en el Decreto N.º 97 del Ministerio de Educación, promulgado en 2020 durante el gobierno de Sebastián Piñera, el cual establece bases curriculares de 1.º a 6.º básico. Dichas bases responden al cumplimiento de consulta y participación indígena formalizada en el Decreto N.º 66 del Ministerio de Desarrollo Social (2019), alineado con el Convenio 169 de la OIT, ratificado en Chile en 2008. Además de considerar que a nivel educativo, el Consejo Nacional de Educación aprobó estas bases mediante el Acuerdo N.º 155 del mismo año 2019.

Si analizamos la trayectoria de esta asignatura, debemos prestar especial atención a la figura del Educador Tradicional, actor clave en su correcta implementación. La Ley N.º 19.253 (1993) define a este educador como una persona validada por las comunidades, hablante de la lengua indígena de su pueblo y con un conocimiento vivencial de su cultura. Sin embargo, la actual normativa educativa exige que estos educadores pasean la validación por medio de una evaluación del MINEDUC que incluye competencias pedagógicas, didácticas y evaluativas, aspectos que tradicionalmente han estado fuera del conocimiento, control y ejercicio socio-cultural de las comunidades indígenas.

Como antecedente a esta implementación, hay que mencionar que La Historia de la Educación en Chile (2013) documenta cómo las escuelas chilenas han enseñado una sola lengua, la consignada como "la lengua del imperio", y asimismo, el Informe de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas(2003) expone cómo la enseñanza del español, la historia de Chile y la religión católica se utilizaron como herramientas de asimilación indígena. Lo que se complementa con las numerosas investigaciones recientes sobre los efectos de la escolarización en la identidad indígena.

Y es en relación a esto último que se hace muy importante exponer que hoy, en 2025, tras múltiples consultas, instancias de participación y el esfuerzo de los educadores tradicionales que cursaron el proceso de validación, nos enfrentamos a una preocupante realidad: muchas escuelas en Chile proponen que la asignatura sea impartida por docentes de Lenguaje o Historia, áreas que históricamente han sido utilizadas para borrar el legado indígena. No es que estas asignaturas no sean esenciales, sino que quienes las imparten generalmente carecen de formación en lengua y cultura indígena, salvo contadas excepciones de docentes indígenas. Y desde acá emergen algunas interrogantes ¿Por qué se sigue delegando a los profesores la responsabilidad de inclusión sin brindarles la preparación adecuada? ¿Es realmente necesario escolarizar un modelo de aprendizaje social que se basa en la identidad y la cultura? Y, lo más importante, ¿es legítimo imponer un modelo de discriminación y re-colonización que invalida los esfuerzos de las comunidades y de los educadores tradicionales?

Si aspiramos a un país donde la diáspora indígena, lingüística y cultural sea efectivamente considerada en el marco de la interculturalidad, debemos apostar por un modelo que promueva la simetría entre culturas. De lo contrario, perpetuaremos un modelo multicultural fragmentado que refuerza la emergencia de una sociedad hipercolonizada y nos impide avanzar a lo que plantea la profesora Belmar (2003), sobre la calidad de la educación, donde expone que esta radica en "ser capaces de crear un mundo mejor, basado en una cultura de la confianza y no de la desconfianza" y, desde ahí, construir una sociedad más inclusiva, que realmente se movilice hacia la justicia educativa y social.

Tupananchiskama.
Carlos Miranda Carvajal,
Simma Lickanantay, Docente, Doctor en Psicología
Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

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