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De Aysén a Chiloé. Por Ángel Saldomando

Inevitablemente surge la comparación del conflicto de Chiloé y de Aysén, los problemas apenas diferenciados por condiciones de lugar y causa, siguen el mismo itinerario. Un factor de crisis desata el conflicto y las reivindicaciones se integran rápidamente. El diagnóstico para Aysén es recuperable nuevamente, en relación a ello escribí en “Aysén lo posible de lo imposible”.

“Las reivindicaciones de la movilización de Aysén, como la de Magallanes y de Calama tienen un doble sentido y esto se advirtió desde el movimiento estudiantil. Por un lado plantean demandas sectoriales pero inevitablemente hay otras que tocan la estructura del modelo económico y los intereses que pesan en las decisiones.

Esto es así por dos razones, el alto nivel de concentración de la economía y la alta integración de los grupos empresariales y políticos en el gobierno.

Esto revela dos aspectos que se articulan frente a los conflictos: el modelo en su conjunto no tiene flexibilidad política y el gobierno aparece como parte, árbitro y juez.

Toda reivindicación sectorial o mínima choca así rápidamente no con un obstáculo a la medida del problema que la desató, choca con todo el muro. El modelo está articulado en torno a su núcleo duro y como reparte poco y el sector público no tiene la densidad necesaria para interponerse entre los grandes intereses privados y las demandas ciudadana, esta última rápidamente los confronta no por que quiera necesariamente, es que no tiene otra posibilidad.” Es difícil agregar un elemento nuevo que no sea fruto solo de la particularidad de cada conflicto, en lo general tienen la misma estructura.

Los dirigentes del movimiento han afirmado que el conflicto no es sólo por la situación del mar, sino que actualmente se trata de un conflicto político: “acá hay un frustración que se arrastra por décadas de temas que no han sido resueltos por las autoridades”, afirmó el vocero del Movimiento Defendamos Chiloé, Juan Carlos Viveros.

Las demandas son las siguientes también tienen la misma articulación entre coyuntura y modelo. Particularmente la 7, la 12 y la 15.

1. Exigimos la declaración de Zona de catástrofe ambiental a todo el Archipiélago de Chiloé.

2. Que se fije pronto una acuciosa investigación que analice en profundidad las reales causas de la crisis medioambiental y que determine si existe responsabilidad directa o indirecta de las empresas salmoneras que vertieron sus desechos en el mar de Chiloé.

3. Solicitamos que se investigue y sancione a las autoridades políticas de las diferentes instituciones que autorizaron arrojar al mar los salmones con avanzado estado de descomposición; conocer el estado actual de la real contaminación en todo el Archipiélago y que se informe cuantas toneladas fueron realmente las que se vertieron, donde las depositaron, con que productos químicos fueron diluidos y quienes son los responsables de esta acción.

4. Hacer un estudio sobre el daño ambiental que ha provocado la industria salmonera en sus treinta años de existencia en las costas del archipiélago, para determinar las condiciones de su futuro funcionamiento y además determinar una indemnización al Archipiélago por el desastre ecológico y medioambiental en el que nos han dejado.

5. Regular la biomasa de la piscicultura, centros de cultivos de salmón, miticultura y cultivo de abalones a fin de preveer una futura catástrofe.

6. Solicitamos la inmediata eliminación de los partes cursados a todos los pescadores artesanales de Chiloé y el congelamiento de los créditos adquiridos por los pescadores artesanales.

7. No al traspaso de merluza del sur al sector industrial.

8. Autorización para la extracción de salmón chynook a fin de paliar la grave crisis que hoy viven los pescadores artesanales.

9. Solicitamos la apertura o corrida de lista de la pesquería bentónica y de mersales.

10. Exigimos indemnizaciones y bonos permanentes para los afectados por esta grave crisis, entre los que se incluyen pescadores artesanales, recolectores de orilla, algueros, mitilicultores, feriantes, macheros y ramas afines.

11. Solicitamos apoyo técnico para la reconversión de todos los afectados que lo soliciten.

12. El Estado debe establecer en sus políticas públicas un permanente apoyo al sector pesquero artesanal por el riesgo de un nuevo florecimiento tóxico, el que siempre estará presente en nuestro archipiélago desde ahora en adelante.

13. Solicitamos y apoyamos la creación de un comité técnico-científico basado en Chiloé y que de sustento y apoyo a la clarificación de las causas que originaron este desastre medioambiental.

14. Exigimos que el representante que nombre el gobierno, venga a entregar su propuesta a Castro, capital provincial del archipiélago de Chiloé.

15. Y por último sabemos que todos estos temas están vinculados con la corrupta ley de pesca y por lo tanto exigimos su derogación inmediata.

Otro fallo gubernamental: de Piñera a Bachelet

Otro aspecto que se reproduce, y esto es igualmente dramático, es el comportamiento gubernamental. Por ahora una sola diferencia es apreciable, una reacción más prudente en materia de represión.

En lo esencial las posiciones son las mismas: intentar dividir en vez de comprender, separar lo coyuntural del cuestionamiento del modelo, proponer poco, tarde y mal. Una evidente chapucería política, técnica y científica en materias que son de fondo.

Como si fuera poco nuevamente las señales de para quien se gobierna son escandalosas, mientras la colusión empresarial y política campea, la exhibición grotesca con millonarios y en otras cenas empresariales se despliega y la rapidez con se le conceden favores y protección se mantiene; el dialogo con los ciudadanos de a pie se esquiva sistemáticamente, salvo por obligación. Obligación que para imponerse debe necesariamente desarrollar una escala de conflicto que los sectores conservadores inmediatamente califica de atentado al orden.

Detrás de este nuevo episodio de conflicto regional aparecen también nuevamente las líneas de fractura que están remeciendo el modelo socioeconómico, la legitimidad política de la autoridad coludida con él y la siempre ausente descentralización en un marco en que el centralismo no es más que el instrumento de la desigualdad y la concentración de la riqueza. Cuestión igualmente tan antigua como el país. Las luchas regionales y territoriales han pasado a ser el instrumento no solo de reivindicaciones, mas dramáticamente es el principal recurso para sobrevivir y defenderse, hasta que se cambie de rumbo.

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