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De futbol, futbolizamiento, memoria histórica y demandas sociales. Por Marco SIlva

“A los Compañeros Socialistas de Pucón”

Marco Silva Cornejo Mg. Ciencias Sociales Aplicadas © Mg. Ps. Comunitaria UFRO.

Campeoooooon, Campeooon!, decía el mensaje sistemático de un gran amigo, ex militante comunista, el sábado pasado a las 21:00 horas, cuando todo Chile se transformaba en un festival y una fiesta gracias al regalo ofrendado por un grupo de jóvenes provenientes de las más humildes familias de nuestra sociedad y que nos han entregado sin duda una de las mayores alegrías que ha tenido el pueblo de Chile en los últimos 25 años, luego que se fuera el Dictador.

Los hitos y las señales de esta generación de futbolistas son esperanzadoras en lo estrictamente deportivo, pero ellas logran desbordar el espacio pelotero y se inscriben de manera directa en sintonía con las demandas de un conjunto de actores y movimientos sociales, que reclaman mayor justicia social y económica.

Nuestra selección, la mejor de América, tiene dentro de sus futbolistas jóvenes de extracción humilde la sensibilidad para recuperar la memoria histórica y social de este país, en medio del circo de millones que rodean su carrera y de los flashes vertiginosos de la gloria deportiva.

Beausejeaur fue tajante al reconocer la belleza de dar a Chile una alegría inmensa en un lugar (Estadio Nacional) donde ha habido tanto dolor y muerte. Pues fue en este recinto deportivo donde la oficialidad golpista violara sistemáticamente los derechos humanos, torturando y asesinando compatriotas.

Complementariamente, nuestro Capitán, Claudio Bravo, devolvía la pregunta en una conferencia de prensa, reconociendo que la presión la tenían las miles de familias chilenas que llegan a fin de mes sin dinero suficiente para satisfacer las necesidades básicas. Devolviendo la realidad y confrontando al periodismo criollo su tan sensible vocación por la alienación de prensa rosa y facilista.

Se suman a los gestos descritos, la actitud del cuerpo técnico y el equipo al tomar posiciones y cerrar filas con la movilización de los docentes, apoyando en medio de la concentración de la Copa América el paro de la educación.

El grupo humano que conforma esta selección y su cuerpo técnico, han logrado sintonizar con el lugar desde donde vienen, siendo portadores, protagonistas y actores de ese mundo social y de esa memoria histórica.

Sin duda Bielsa, Bonini y Sampaoli han aportado parte importante del influjo y la subjetividad del nuevo futbolista chileno, un proceso interesante en lo sociológico y que tendrá sin duda efectos políticos, pues devela la pertinencia indisociable con un campo social y con una memoria política específica.

El futbol deja de ser instrumento de alienación y cierra filas con los padeceres, sufrimientos e injusticias que sufren las personas de los entornos de donde vienen los futbolistas, el futbol deja de ser el opio predilecto de los poderosos y se constituye en navaja y memoria, en fuerza de transformación.

Estamos felices porque Chile ganó la Copa América, pero estamos más felices porque nuestros futbolistas entienden que este triunfo no debe tapar lo que ocurre en el cotidiano de nuestras vidas, sino muy por el contrario, debe ser utilizado como otra plataforma más de denuncia y memoria.

El futbol y nuestros futbolistas son hoy por hoy lo más bello de lo nuestro, por que han vuelto lo popular y la consciencia social parte y orgullo de toda la nación.

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