Cuando en el año 1978 Françoise d’Eaubonne (1) acuñó el neologismo “ecofeminismo” en su libro “Écologie/Féminisme, révolution ou moutation” nadie podía imaginar que iniciaba así la confluencia de dos ideologías que no pueden ir por separado.
La cuestión no es parcializar el pensamiento feminista. Se ha intentado de muchas maneras atomizarlo hasta llegar a la expresión de reivindicar actos y conductas circunstanciales que parecen que engloben un todo: “Divide y vencerás”.
No nos engañemos; parece ser que actualmente cualquier acto machista tiene su respuesta de parte de las mujeres, y cuando se parcializa el machismo, se minimiza, y se minimiza aún más cuando se refiere a un individuo o varios individuos. No se cuestiona el sistema patriarcal. Es un intento fallido al que se entregan los medios de comunicación.
¿Creemos las mujeres que señalando a un individuo o a varios, cómo se ve en el movimiento “Me too” cambiaremos algo de la sociedad patriarcal, o seremos víctimas de su propio “lavado”?
Sé que muchas levantarán la voz y dirán: “¡Que dice! ¡Vale más esto que nada!”.
A veces tengo mis propias dudas. ¿Estaré viendo el problema de manera demasiado crítica? ¿Seré censurada por “pesimista”?
Luego, surge mi espíritu de los años 70 en los que la crítica no era considerada negativa, sino constructiva. Era casi una moda en las tertulias universitarias poner en cuestión todo lo cuestionable.
D’Eaubonne dice:
"Hoy por la fuerza, asustado por las consecuencias catastróficas de su gestión, el patriarcado (del cual el Capital es sólo la última etapa) comienza a preocuparse y se vuelve hacia los "valores" que denomina femeninos; paz, diversión, gratitud, etc. Esto no es hipocresía, es miedo. Este miedo es razonable".
Actualmente, con el resurgimiento del “New Age” y la búsqueda de la felicidad, me cuesta rememorar aquellos años que han dejado una huella profunda en el pensamiento actual, pero que han sido borrados de sus inicios.
¿Quién recuerda a Iván Illich(2) con su crítica a la medicina institucionalizada y del desarrollismo? ¿Quién recuerda a Françoise d’Eaubonne? ¿Quién recuerda a Kate Millet)3) ?
Parece que cuestionar todo el sistema en sí no es bien visto. Tenemos que referirnos a acciones concretas, evidentes, a veces triviales (perdón si ofendo), que nos distraen de lo evidente y real.
¿Pero qué es lo real? Etimológicamente, es “cosa”, “realidad, “naturaleza”. En este contexto, hay voces que cuestionan lo que es real y lo que no lo es.
¿Es cierto que no avanzamos en las reivindicaciones feministas? ¿Es cierto que el planeta sufre el cambio climático? ¿Es cierto que las desigualdades son cada vez más evidentes? ¿Es cierto que la pobreza y la hambruna sigue creciendo? En el 2040 tendremos aún una dependencia del 56% de los recursos fósiles y la pobreza más extrema afectará a 575 millones de personas.
Por mucho que queramos mirar hacia otro lado, creo, y estoy segura de que todo eso existe. Y no tengo muchas ganas de debatirlo con nadie.
El sistema patriarcal está presente, aunque no se hable mucho de él. Se habla del capitalismo, de los grupos económicos que dominan los estados, cierto, pero el capitalismo es hijo del patriarcado.
Si se combate el patriarcado, se combate el capitalismo.
Por eso si se relaciona el feminismo con el ecologismo se está incidiendo en cuestionar el patriarcado/capitalismo.
Las luchas de las mujeres iniciadas en los años 70, relacionadas con la defensa del medio ambiente, han sido un revulsivo hasta nuestros días. Las mujeres se movilizan para defender su territorio por varias causas que afectan a su salud y a su territorio. Estas mujeres se sienten capaces de reformar lo que está a su alcance, aunque pretendan ir contra empresas contaminantes, oligopolios y gestoras del agua…
Estos movimientos no se basan en acciones estéticas, sino en temas éticos. Temas que afectan a toda la humanidad.
El hecho es que la conscienciación no llega a la mayoría. Es tratado como un tema parcial de lucha local que pronto llegará a su fin. Creo que no es así. Estas luchas, por pequeñas que sean, indican el problema y la cuestión de raíz. Deben ser valoradas y apoyadas como temas cruciales para cambios más generales. No se pueden minimizar. No se pueden dejar de lado, pensando que son grupos de mujeres a las que no hay que dar importancia.
¿Cómo luchar contra una “Major”? ¡Es imposible!
Llegando a este punto, sé que muchas/muchos no estarán de acuerdo con lo que he expuesto. Pero es la realidad que veo a través de mi prisma, un prisma personal y quizás transferible.
El hecho es que las mujeres padecemos mucho más el cambio climático. ¿Por qué? Es evidente: porque somos portadoras/guardadoras de vida. La vida no quiere ser maltratada, violada, utilizada o prostituida. La vida quiere vivir de la mejor manera posible.
Por mucho que nos quieran convencer de que “el desarrollo es algo inherente a la humanidad” y el “crecimiento económico” es necesario, no podemos creerlo. ¿A cambio de qué? ¿De la destrucción de nuestro hábitat? No, gracias. ¿De la contaminación de “nuestras aguas” (si, nuestras)? No. gracias. ¿De la creciente pobreza? No, gracias.
Somos la mitad de la humanidad. El respeto que merecen las mujeres que luchan por defender lo que consideran “su vida” debe ser respetado y apoyado.
¡Cuántas han sufrido el menosprecio, la persecución e incluso la muerte! Cada año son asesinadas en Latinoamérica muchas mujeres activistas en la defensa de su tierra y sus recursos, víctimas de la intolerancia y la acción criminal de grandes grupos energéticos, mineros, forestales o agroquímicos.
Escribo desde mi experiencia y podría tener tendencia a decir, y a veces lo pienso (¡muchas veces!): no hay nada que hacer, la humanidad no tiene remedio, todo está perdido
Pero ¿cómo puedo transmitir esos pensamientos en este escrito? Poder escribir me da la oportunidad de declarar que no todo está perdido.
Quiero creer que en el presente y en el futuro, las mujeres tendremos la palabra.
Pilar Sentís
Barcelona, 30 de setiembre de 2023
1) Françoise d’Eaubonne (París, 12 de marzo de 1920 – Íbidem, 3 de agosto de 2005) fue una escritora y feminista francesa.
2) Iván Illich, escritor pedagogo, filósofo, (4 de setiembre de 1926, Viena, Austria-2 de diciembre de 2002, Bremen, Alemania). Obras completas (volumen 1 y 2), Fondo de Cultura Económica, 2005, México.
3) Kate Millet, St. Paul, Minnesota, USA, 14 de setiembre de 1934-6 de setiembre de 2017, Paris, Francia. Escritora, feminista y educadora.