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Desempleo y habilitación laboral frente a la pandemia. Por Guido Asencio

Sabiendo que el desempleo se ha vuelto una constante en estos tiempos de pandemia, resulta legítimo analizar desde una mirada más profunda algunas de las causas que lo provocan, en esto la habilitación laboral ofrece una oportunidad mucho más permanente a la hora de preparar a los trabajadores para enfrentar su situación, debido a que la adquisición de competencias laborales pueden tenerse presente en todo momento, ya sea para conocer las implicancias de un trabajo en particular, así como también para preparase hacer frente a la inserción laboral estableciendo a nuevos desafíos que se presenten en el camino de la búsqueda de una genuina estabilidad, más aún en un periodo tan difícil como ocurre con esta pandemia mundial.

Frente a este desempleo surgen varias oportunidades para los trabajadores respecto a recurrir a nuevas formas de poder perfeccionar habilidades que se encontraban dormidas, por diferentes motivos tales como el tiempo y concentración que dedicaban al trabajo no les permitía acceder a capacitarse y descubrir nuevas formas de reconvertirse en el campo laboral, un ejemplo concreto lo constituye el teletrabajo que hoy en día se ha vuelto una necesidad. Por tal motivo que el gobierno ha impulsado políticas de capacitación por intermedios de organismos públicos tales como el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE), las Oficinas de Intermediación Laboral (OMIL) de las Municipalidades, instancias que buscan habilitar a los trabajadores, para ostentar un mayor número de herramientas que les permitan desarrollar otros trabajos que puedan servir de ayuda en tiempos de crisis, con el fin de solventar el sustento familiar, lo importante es presentar la disposición para aprender.

La habitabilidad laboral es entendida como la forma que tienen los trabajadores de adquirir competencias en el plano laboral, por intermedio de la participación activa en programas que incentivan el acoplamiento, vinculación e identificación con una empresa (Lucía Pardo, 1995). En tiempos de crisis son muchas las ideas que ofrecen la oportunidad de insertar a los trabajadores de manera integral a la esencia de la empresa, de manera de fomentar un compromiso real recíproco en la relación entre las empresas y los trabajadores.

Sin embargo, son muy escasos los ejemplos concretos que se pueden apreciar respecto a las prácticas señaladas en el párrafo precedente, debido fundamentalmente a que el sentido economicista de las empresas, está muy arraigado a la maximización de las utilidades en desmedro a la atención que se presta a los trabajadores, donde resulta fundamental reemplazar el afán por la competencia por uno de colaboración, pues hoy más que nunca es posible comprender que el trabajo en cualquiera de sus dimensiones requiere de los demás, por otro lado, el establecimiento de una crisis tan severa genera en las personas un estado de incertidumbre que paraliza muchas veces la forma de enfrentarlas.

Pero no se puede desconocer que en los últimos tiempos y para enfrentar la crisis actual han surgido algunos incentivos, que provienen esencialmente del gobierno, por intermedio de la promulgación de leyes que benefician a los trabajadores, con el fin de propiciar las retenciones de los éstos en las empresas o la utilización del mecanismo de transferencias directas ayudan en el corto plazo. Sin embargo, para una mayor profundización se requiere de otros mecanismos que ayuden a estimular la economía, por medio de incentivos tributarios a empresas que contraten a personas, así como también promuevan la generación de competencias y habilidades de éstos.

En el caso de las transferencias directas, es preciso señalar que al corto plazo pueden resultar efectivas para cubrir necesidades directas, pero también se debe pensar en el largo plazo estableciendo planes concretos que incentiven la reactivación económica, más que por el lado del crecimiento, por el del desarrollo que resulta de un esfuerzo mucho más complejo, debido a que la mirada debe ser interdisciplinaria, reconociendo que el origen del desempleo no es solamente la crisis actual, sino que es algo que se arrastra desde un tiempo mucho más largo.

Por su parte la empresa privada hasta antes de la crisis social primero y sanitaria después, también presentaba algunos avances respecto a la preocupación por empoderar a sus trabajadores. En éste plano las empresas persisten en la creación de los llamados indicadores de gestión que miden, entre otros elementos vinculados a la empresa, las capacidades de los individuos, en cuanto a sus aptitudes frente a la vida laboral, considerando aspectos tales como, el nivel de adaptabilidad, compromiso, permitiendo establecer un equilibrio entre los resultados arrojados en los indicadores diseñados por la empresa, y la medición del aporte productivo que el trabajador entrega a la entidad, a lo cual hoy se le deben agregar los aspectos cualitativos que construirán elementos centrales en la habilitación real de los trabajadores.

En este sentido como lo señalaba Lucía Pardo (1995) “la valorización o desvalorización social por el trabajo puede resultar progresivo, justificándolo con el hecho de que las personas pueden mejorar su habitabilidad laboral mediante el paradigma de la educación, pero no constituye la única forma”, para lo cual, será necesario abrir el paradigma sobre los niveles educacionales, puesto que como la autora menciona, será necesario capitalizar las herramientas de la educación formal, pero resulta fundamental pensar en los complementos que ayudan a ampliar el rango de habilidades de las personas para aspirar a una reconversión sobre sus capacidades, teniendo presente que frente a una crisis nacen otras habilidades que muchas veces no se sabía que existían, pero esas son justamente las que deben visualizar cuáles son los caminos a seguir.

Para entrelazar la habilitación laboral, en el plano del desempleo, podemos evocar las aspiraciones que tienen los trabajadores de ostentar un bienestar en el ámbito personal, familiar y social, no perdiendo de vista la posibilidad de insertarse nuevamente en el mercado laboral, aprovechando las oportunidades que le ofrecen las políticas públicas así como también las empresas privadas. Sin el ánimo de generalizar, en la mayoría de los trabajos es posible tener una tendencia a la búsqueda de estabilidad para entablar metas concretas, que permitan demostrarle a la sociedad que se ha ganado un espacio, a manos de su esfuerzo. Por lo tanto, la habilitación laboral serviría de puente hacia la representación de una nueva actitud frente al trabajo, que se traduce a interpretar lo que genuinamente cualquier persona aspira frente a determinadas situaciones complejas, en este caso en el plano laboral.

Guido Asencio Gallardo
Académico

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