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“Dinkenesh” honrando al chocolate: pioneros en buenas prácticas alimentarias. Por Alex Ibarra Peña

“Toma ya tu cacao, el cacao floreciente
que se ha bebido allí; ¡Que se haga el baile,
que se canten unos a otros!”
(“Amigos míos, poneos de pie”)

“El cacao floreciente, embriaga mi corazón,
embriaga mi corazón, con él ande yo adornado
y de igual modo también pueda ir mi corazón”
(“Canto del festín”)

Partamos del hecho de que el chocolate es un producto que cautiva y que proviene del cacao, planta misteriosa que se le consideraba como regalo de los dioses en las culturas prehispánicas, principalmente en las culturas aztecas que suelen tomarse como originarias en el consumo en forma de bebida mezclada con frutas de los bosques, existencia testimoniada en la literatura precolombina que usamos al comienzo de la nota. Este exquisito producto es conocido en todo el mundo siendo un alimento de los más cautivantes, incluso asociados al placer.

“Dinkenesh” la emblemática chocolatería de La Reina tiene una profunda inspiración latinoamericana dada la visión que Renate Dockendorf Aguilera asumió desde su conocimiento sobre del cacao y por su conciencia ecológica que le dotó de un saber territorial de nuestros pueblos. Parte de lo maravilloso del cacao, sin duda se comprende con una concepción cosmológica situada vinculada a la historia de nuestra américa, esto se advierte en el sello particular de las creaciones que se vienen realizando hace veinte años sin perder la vocación amorosa y comunitaria.

Estos reconocidos bombones reflejan también la identidad latinoamericana con frutas que representan sabores, aromas y colores de nuestro territorio, como es el caso del maracuyá, mango, coco, o la chirimoya, lúcuma, frambuesa, etc. Destacan la experiencia nutritiva con los sabores del cacao amargo mezclado con frutas, aportando un intenso aroma que cautiva invitándonos a paladear con delicadeza lo exquisito, llamativas las formas y los colores. Cada uno de los bombones expresan el respeto que da relevancia a lo estético.

El sello de la empresa se destaca por las buenas prácticas que se fueron consolidando desde la decisión de asumir un proyecto con identidad de género femenino en busca de establecer relaciones de trabajo armoniosas, honestas y colaborativas. La ética ambientalista es otra de las características diferenciadoras dado el estricto cumplimiento de un manejo orgánico y ecológico que se emprende rigurosamente desde la convicción a favor de un “buen vivir” con la comunidad y con la naturaleza.

Noble es el arte de hacer buenos chocolates alimento sagrado que involucra una práctica amorosa que no es sólo deleite individual, este producto es de aquellos que aporta al misterio ritual siendo un estímulo sensorial para nuestra existencia, donándonos esa experiencia que sirve de soporte vital en esos momentos cotidianos necesarios en función de colocar nuestro ser en su condición elevada buscando lo sublime que nos pertenece.

Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra

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