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¿Dónde están los constituyentes?: ¿Otro Chile es posible? Por Nicol A. Barria-Asenjo.

¿Qué es lo que realmente saben y conocen los constituyentes y la ciudadanía de la labor que se debe realizar y las reales opciones con las que se cuentan en la construcción de la nueva Carta Magna? Quizás, es muy poco o casi nada. Lo cierto, es que la clase política sigue moviendo los hilos para mantener su modelo político-económico.

El marco ideológico imperante en Chile fue instaurado en 1980, momento en que se construyó la Constitución Política de la República de Chile, este modelo político-económico que se introdujo en las entrañas del país es conocido como “Capitalismo-Neoliberal” y tristemente ha logrado mantenerse hasta el presente 2021.

A propósito de la Carta magna, es necesario rememorar que estamos como país, atravesando por un proceso inminentemente político, en el cual hay una posibilidad de generar una apertura diferente. Sin embargo, el hecho de que haya una oportunidad que previamente era inexistente, no es motivo suficiente para asegurar que el país tomará una dirección antagónica a la que ha dominado y prevalecido de extremo a extremo en el país.

Ordenemos un poco la información…

Desde el 18 de octubre del 2019, las masas populares exigieron a viva voz que los significantes neoliberales y todas las estructuras y supraestructuras dominantes dejarán de exterminar los simbolismos del pueblo, reprimirlo, asesinarlo y exprimir todo signo de vida que en el pueblo existía, porque lo cierto, es que las clases populares llevaban más de 40 años tolerando la indiferencia de clase política, la vulneración de derechos sistemática, y una represión violenta que hacia que la periferia no tuviera más opciones que moverse silenciosamente en la misma periferia.

Posteriormente, el momento decisivo, fue el 25 de Octubre del 2020, en este día la historia del país dio un giro radical, el pueblo decidió, en el Plebiscito realizado este día la ciudadanía voto por la opción “Apruebo” (con un 78,3% de los votos) y de esta forma se aseguraba el cambio de la Constitución existente por una nueva, además, ganó la opción “Asamblea Constituyente” (con un 79% de las votaciones nacionales), lo que expulsaba a la clase política de la construcción de esta nueva Constitución y decidiendo que debía ser construida desde voces ciudadanas e independientes.

Nuevamente el cinismo político de entregar una ilusión a las clases populares, de entregar una suerte de libertad, que no es más que una nueva forma de sentimiento de libertad que sirve para restablecer otras formas de dominación. En palabras de Felipe Portales encontramos una aproximación a lo que sucede en Chile y en especifico en este proceso que tiene muchas cartas bajo la manga para intentar mantener y salvar su modelo economico-politico: “el elemento crucial del proceso de definiciones se mantuvo virtualmente oculto y en el engaño. Este es, que tanto la Convención Mixta, como la íntegramente electa, tendrían una igual característica que, por cierto, no se explicó en sus funestos alcances a los ciudadanos electores. Esta es, de que ¡en ambos casos! se establecía un quórum antidemocrático de dos tercios para que el texto de nueva Constitución no pudiese ser aprobado por la mayoría de los convencionales electos. Es decir, ¡no se estipuló la regla democrática de la mayoría para estipular la decisión de qué Constitución se va a aprobar!”[1]

Entonces, esta aparente construcción, donde hay opciones de elaborar una carta magna desde la soberanía, democracia, pluralismo, equidad y justicia social no es más que una propuesta vacía, donde los constituyentes están solo siendo un objeto de manipulación y que de ante mano se encuentran limitados respecto de las decisiones.

Los engaños de la derecha política siguen, y, aunque no se espera nada de ellos, siempre logran sorprender, su capacidad de engaño es ofuscante, frustrante y aberrante. El virus de la ilegitimidad encripto en el presidente, infecto no solo a su gobierno, sino, cada proceso, movimiento, esfera. En Chile, todo lo que se respira esta contaminado por las artimañas de una clase política aterrada, que no quiere perder sus “privilegios” y que por eso mismo, ha sido veloz en generar otros movimientos capaces de bloquear cualquier opción diferente o antagónica a los planes que tienen para el país.

La votación del 25 de octubre fue solo el inicio de un proceso, si bien, se creía que el momento mismo de las votaciones era el paso más importante, no era así, o quizás si, la cuestión es que todo el proceso que se desplegaba a partir de esas votaciones era incluso peor y más complejo que los mismos 40 años donde la clase política y la Elite social gobernaba sin cuestionamiento alguno.

En este sentido, se espera que las voces que se han levantado como “Constituyentes” y en especifico las elegidas, estén informadas respecto de estos dilemas que el proceso tiene consigo, ¿tienen estrategias para lograr posicionarse? ¿Están inclinados a una Constitución del pueblo y para el pueblo o son más elementos cínicos que logran posicionarse para mantener las lógicas dominantes? ¿Qué nos queda por delante? ¿Cuál es el verdadero valor de las votaciones próximas? ¿Cómo pensar en un porvenir chileno en el cual se abrirá una nueva Constitución Política que puede estar construida desde el total dominio de la Derecha política? ¿Es posible pensar en un Chile más justo o solo nos queda aceptar que una gran mayoría eligió solamente el aumentar las brechas existentes y en un futuro próximo tener un Chile peor del conocido? ¿Es momento de seguir luchando para poder dar vuelta la mano a las artimañas y juegos sucios de la clase política? ¿Qué rol tienen los constituyentes y donde están?

REFERENCIAS

Portales, Felipe (2021) “Convención Constitucional: Exitoso engaño de las dos derechas”, ‘El Clarín”.

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