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El entendimiento de la historia desde polos opuestos: libertad para los presos políticos. Por Luis Osorio

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El 11 de marzo de 1990, se comienza a vivir la historia cuyo desarrollo en ese momento, por cierto, no se conocía, sólo era un supuesto que venía un tiempo significativamente mejor, al cual había que otorgarle un plazo para ver los resultados.

No sólo estaba en juego, el término de un gobierno militar, sino que la finalización de una estructura modelada en dictadura con muchos componentes que eran de largo alcance.

La dictadura se inicia en condiciones de gran violencia, destrucción, violación de los derechos humanos, hechos utilizados por la derecha como medios para justificar un fin muy bien pensado por ellos, con proyección y marcación por largos años.

La derecha política, con su estrategia que la caracteriza, realizó una imposición de sociedad en una lógica de mercado con estilo neoliberal, bajo una clara lógica de negocio de grandes beneficios para los grupos de poder. Esa forma de sociedad impuesta e inconsulta, fue promovida e intencionada por la derecha y la acción desde los Estados Unidos, incluso desde antes que asumiera el presidente Salvador Allende, de forma muy bien planeada. Ese sector impositor de cambios, no tuvo ninguna duda en recurrir a una violencia extrema proveniente de sus aliados incondicionales, las Fuerzas Armadas y Carabineros. Las armas al servicio de un sector político.

Para sus propósitos, el apoyo en términos de violencia, se materializaba con agentes del Estado y recursos proporcionados por el Estado, otorgándoles posiciones de privilegio.

Dejan así un precedente, de partida, la violencia extrema con asesinatos, torturas, etc. le otorgan las bases de todo lo que fue la historia hasta el presente. La credibilidad en los gobiernos concertacionistas, hacían pensar que se iniciaba un período de reversa entre la lógica impuesta y lo que podría haber sido un cambio significativo de naturaleza humana y social. Nada de eso ocurrió, se siguió una línea del modelo que partió principalmente en la década de los 80, con arrastre hasta el presente. Escenario perfecto para las proyecciones trazadas por la derecha con un amplio horizonte. En esa trayectoria, no sólo hubo presos políticos, también se tuvieron ejecutados, degollados, torturados y detenidos desaparecidos. En lo material, y haciendo relación con los bienes públicos, se encuentra el bombardeo a La Moneda como acción de violencia extrema. Toda esta relación, no es antojadiza, estamos en un tiempo histórico al cual nunca deberíamos haber llegado. Se depositaron confianzas en quienes no se la merecían e hicieron la trayectoria perfecta de treinta años, forjando su bienestar.

Un ex presidente de la República, condenaba el martes 15 de diciembre de 2020, la iniciativa de indultar a los presos políticos del año 2019, haciendo referencia a la destrucción de los bienes públicos y poniendo el acento, en que estamos en un momento crucial que puede fijar destinos hacia los próximos treinta años con el proceso constituyente, ya por todos lados se empieza a mirar a futuro que nos lleva al 2050.

Sin embargo, cuando estalla la revuelta el año 2019, quienes tenían una demanda de magnitud, afectados también por la opción de continuidad de la visión de ese gobernante que opinaba, y que tiene una responsabilidad muy significativa en una problemática prolongada e intencionada, se expresaban con una carga inmensa de varios años. Algunos emergieron, pocos, y los más han sido afectados por la injusticia social.

Se expresa rabia por una situación sostenida a través de períodos gubernamentales post año 90, con nulas posibilidades de cambio y cuya reacción no se podía hacer esperar. Hubo violencia en respuesta a una suma de hechos engendrados desde un movimiento político que desembocó en el golpe de Estado, con la diferencia que ahora se trata de un Estado contenido por una fuerza policial, proclive a los gobiernos de turno. Todo inserto en una partida con fecha 11 de septiembre del 73, y que no ha terminado, de lo contrario hace bastante tiempo que ya no tendríamos una Constitución protectora del poder económico, con el recuerdo latente de la entrega de recursos naturales a los privados, de aquel gobernante que emite declaraciones.

Apoyo el indulto, porque en un país no pueden coexistir quienes tienen libre disposición de las fuerzas para sus intereses y los que tienen los problemas sociales, pero están impedidos a impulsar cambios en beneficios de la mayoría. Es un período histórico realizado con política, si ha prevalecido el modelo heredado en los últimos 6 gobiernos, es signo de algo no resuelto y eso pasa la cuenta. Tenemos presos políticos, cuyo grado de violencia no tiene comparación con el terrorismo de Estado, reaccionaron ante una situación histórica-política que se inició el año 1973 y nadie le dio el paralé.

La nula comprensión en lo expresado, es signo de entendimientos de la historia diametralmente opuestos y hacer caso omiso a responsabilidades, un lavado de manos y distanciamiento con la sociedad, que antecede a la pandemia.

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