
De manera reiterada el gobierno y su sector no tiene comprensión histórica cuando habla de violencia. En sus palabras se aprecia algo como que fueran los artífices de lo pacífico y no lo son. Considerando que estas prácticas son repudiables, no pueden pasar desapercibidos los elementos que la causan, percibiendo que son parte de una reacción por algo que reside en la parte interna del ser, no como conductas generalizadas, pero sí son originadas desde problemáticas sociales agudas y verdaderas, las desigualdades tienen efectos ciertamente no deseados. Es necesario seguir las pistas de una cadena de eslabones, férreamente relacionados unos con otros, donde existe una metodología que dio resultado y esa fue la acción cruenta de violencia y atropello a los derechos humanos, que dio paso a una estructura económica desigual, presente por largos años y establecida exprofeso. Desde otro punto de vista, fue una metodología comprobadamente exitosa, porque consiguieron que el modelo perdurara hasta el día de hoy. Es decir, es un modelo apuntalado desde la violencia, con uso a destajo de la institucionalidad armada del país y la práctica cotidiana como forma de instalación, se trata de la violencia política, siempre contra un “enemigo poderoso”. El año 1990, era crucial en esto, ya que estaba la expectativa del inicio de una gran transformación que no ocurrió. Sería un desgaste examinar otros escenarios posibles que hubieran ayudado a ser paliativos de la herencia de dictadura, ya que la realidad es la que vivimos de manera efectiva y que se incrusto con el correr del tiempo. El efecto de la ejecución de un modelo, que deja intacto al poder económico. Lo anterior, es lo que provoca un país que despierta, por descontento, con rabia acumulada, por desigualdad. La consecuencia de un modelo que produce un daño transversal en educación, en salud, en previsión; elementos que impiden una sana convivencia y algo importante que afecta a no ser feliz, lo cual es un aspecto altamente positivo para una sociedad sana, de la cual estamos alejados. Se trata del contexto en que debe construirse dignidad rodeado de igualdad de oportunidades. Por supuesto, con deberes y derechos, que se pueden llevar a la práctica condicionados a una justicia social integral, que determina transformaciones. Lo descrito, se instala con tanta fuerza, que en su esencia a través de los años no alcanza a desaparecer, y la figura del diálogo no es fructífera, ya que se limita a aquello que no transgrede el modelo, conversaciones condicionadas. Es la disparidad que se produce cuando el interlocutor es el poder económico, de aquel que manda, a veces desde el rol de “primer mandatario” y otras veces desde un lugar de mando que tiene control. En ocasiones, cuando se instala en el poder la derecha a cargo de los servicios públicos, en apariencia como algo figurativo se dice que han “llegado los patrones de fundo”, pero la comprobación de su actuar le quitan lo figurativo y lo transforman en una realidad objetiva. Es la gran contradicción entre el multimillonario que se hace cargo de un país y de quienes son parte de un país diferente. La desigualdad significa brechas no menores, pasando por un espectro desde el más vulnerado y carente, hasta los que negocian con millones de dólares, de propiedad personal. En situaciones de este tipo, cabría preguntarse cómo la derecha tenía en el imaginario la idea de las condiciones y el tiempo, en que su propuesta diseñada al alero de un gobierno militar, produjera en el país un estado de cosas que no dieran para más, y se llegará al momento del inicio de un quiebre e incertidumbre por el hecho de haber actuado con intransigencia. Tal vez lo anterior, nunca lo tuvieron como pregunta, ya que internalizaban en su pensamiento que luego de “superada” la dictadura, vendría un acatamiento incondicional y diálogos, garantes de la invariabilidad el modelo, a la aceptación del conjunto de las reglas del juego, y que el olvido estaría a su favor. Cuando la autoridad gubernamental, habla del daño a la propiedad pública, se viene a la mente el bombardeo a La Moneda, si en la actualidad hay violaciones a los derechos humanos, se rememora las prácticas utilizadas en dictadura. Se trata de muertes y daños irreparables a la vista. Entonces, planteado de otra forma, la violencia política que utiliza la derecha y que traza directriz, es de dominio exclusivo de ellos, esto nuevamente expuesto como interrogante. Así las cosas, es una materia que queda instalada como un ciclo histórico que no había sido resuelto, un horizonte de tiempo en la historia más moderna del país de a lo menos 50 años, por parte baja. Haciendo un recuento de las acciones del 18 de octubre de 2019, una arista a considerar es esa reacción contenida y política, que se traduce en una disputa con la policía que actúa como muro de contención y de resguardo del poder. Por cierto, no todos tienen la capacidad y naturaleza para ser violentos, pero es una condición inherente a un grupo de seres humanos. Una expresión de rabia que desde una perspectiva histórica resulta entendible, hasta ciertos límites que están muy por debajo de un estilo de sociedad instalado con metralleta. Además, que nunca va a existir un poder de reacción tan grande, en las condiciones actuales que le hagan el peso a ese poder que ha aplicado la justificación de los medios para el logro de los fines. Estamos en un período concreto con avance del 20% del siglo XXI, en el cual no sólo se ha consolidado el modelo, sino que se han hecho notar los efectos. En forma mayoritaria, los pensionados actuales son del sistema AFP y tienen los efectos de pensiones bajas estructura de 40 años de existencia; las intromisiones en educación a comienzo de los años 80 eran de previsibles resultados, pero se estimaba que cuando los militares dejaran el poder las cosas cambiaría en forma sustancial. Son tiempos en que el negocio privado de gran escala se sirve de lo público, avalado por un gobierno en que se tiene al “gato cuidando la carnicería”, solicitando las disculpas correspondientes al gato, por haberlo incorporado en este artículo. La colusión bajo distintas facetas se va abriendo paso y reinventando, todo en perjuicio de las personas. Es la forma de hacer negocio en que el poder económico siempre y bajo cualquier circunstancia, en un círculo estrecho juega a ganador. Se va sembrando en esto, un manto de dudas con hechos de violencia de gran magnitud, como la quema de las estaciones del metro. Cuando hay un sector que ha recurrido al extremo para imponer y mantener sus doctrinas, se les puede reconocer como instigadores de métodos de permanencia que los beneficie, y sobre los cuales no tienen dudas para usarlos en forma reiterada, siempre amparándose en un discurso con el cual se eximen de responsabilidades, y se las atribuyen a otros. Olvidan que somos parte de un sistema bastante relacional. La desigualdad, tiene más efectos que actúan como catalizadores. El perfil del delincuente y su entorno, es altamente probable no sea de lo mejor. Se encontrarán en ellos quienes saquean y saben que se les permite hacerlo, les resulta natural al ser habitantes de espacios territoriales constituidos como guetos del punto más bajo de lo piramidal. Producen daño y en ese sentido tienen elementos comunes con los que delinquen con cuello y corbata, diferenciados en que unos pasan por clases de éticas y otros pueden llegar a la cárcel. El efecto del saqueo es dejar desprovista a parte de la población de la posibilidad de adquirir productos básicos para su subsistencia. Comparable con la metodología de la derecha utilizada para imponerse, el golpe de estado fue precedido por el acaparamiento y cuando los negocios se abrieron en los días siguientes al 11 de septiembre del 73, los productos vuelven a los lugares de abastecimiento, ya había una práctica de saqueo intencionado. Hay claridad sobre los que pueden dar catedra de violencia política, y que actúan negando u omitiendo, aquellos a los que más les agradaría que algunas partes de la historia no se escriban y lo medular siga igual. Es necesario y urgente los cambios, para los cuales el requisito es idear, pensar, aprender y enseñar. Es tiempo que cada uno asuma el rol de la responsabilidad que le compete, en hechos que no surgen por generación espontánea.
21 de octubre de 2021